República Dominicana es un archipiélago conformado por la parte occidental de la isla de Santo Domingo o La Española, así como por un conjunto de 150 islas menores, islotes, cayos, un elevado número de arrecifes, emersiones en bajamar, bancos y estrechos marinos y las aguas que interconectan todas estas formaciones (1). El país tiene 1.576 km de costa (2) y una “Zona económica exclusiva[1]”, espacio marino, de 238.250 km2 (3). Es decir, un área casi cinco veces mayor que nuestra extensión territorial (4).

A pesar de ello, existen pocos especialistas locales dedicados a la investigación y al estudio de los océanos. El sistema educativo nacional no desempeña un papel relevante y, por ende, existe un vacío en el proceso de enseñanza y desarrollo del conocimiento sobre nuestros recursos marinos.

Los océanos hacen que el planeta sea vivible; regulan el clima y la temperatura y nos protegen del calentamiento global al absorber el 80% del calor generado por los gases de efecto invernadero y cerca del 30% de las emisiones totales de dióxido de carbono (CO2) (5). Son fuente de alimento para millones de personas y nos proporcionan una gran cantidad de recursos; el fitoplancton marino produce el 50% del oxígeno que respiramos (6).

Aunque los océanos ocupan más del 70% de la superficie terrestre, confrontan serios problemas como:

  • La acidificación, proviene de la absorción progresiva de CO2 que, al reaccionar con el agua, cambia su composición química poniendo en peligro el ciclo de vida de los corales, las almejas y los cangrejos, limitando su capacidad de crear caparazones y esqueletos(5). A medida que los océanos absorben el calor atrapado en la atmósfera, debido a este proceso, se altera el hábitat de las poblaciones submarinas que no tienen donde refugiarse, provocando su colapso. Un estudio reciente determinó que las especies marinas están desapareciendo al doble de velocidad que las especies terrestres (7).
  • La contaminación; la deforestación y otras malas prácticas agrícolas, como el uso excesivo de fertilizantes y agroquímicos, generan escorrentía de sedimentos y nutrientes que, eventualmente, terminan en la costa. Al acumularse, los desechos pueden matar los corales al lixiviar (diluir) toxinas en las aguas costeras.

Igualmente, la descarga y acumulación de aguas servidas y residuos orgánicos puede llevar a i) la eutrofización, causando la proliferación de algas que bloquean la luz solar e impiden el crecimiento y desarrollo de los corales; ii) la hipoxia, descomposición de las algas y otros organismos que consumen todo el oxígeno del agua, generan "zonas muertas" y conducen a un colapso del ecosistema costero (8).

  • La sobreexplotación pesquera[2], amenaza la supervivencia de muchas especies e incluso la de los ecosistemas donde viven, lo que podría derivar en una catástrofe de consecuencias inimaginables para los seres humanos (9).
  • La contaminación por plásticos proviene, principalmente, de los diferentes implementos utilizados por las artes de pesca, que cuando se rompen quedan a la deriva. A esto se suman los desechos domésticos arrastrados desde tierra o vertidos al mar por las embarcaciones. Esta contaminación, si bien no es la más relevante, es la más visible.

Todos son problemas de proporciones épicas, se necesitan cambios sistémicos a gran escala y de ahí la urgencia de enfocarse en buscar soluciones que involucren a los tomadores de decisiones políticos, económicos y sociales. Como sabemos, la quema de combustibles fósiles, causante de las emisiones de CO2, constituye un peligro para nuestros océanos.

Así, debería ser prioritario promover la investigación, el desarrollo y la inversión en energías renovables en la que los sectores público, privado, académico y social trabajen de forma conjunta a fin de obtener logros oportunos y eficaces.

Se hace necesario y urgente promover y reforzar el cumplimiento de la legislación nacional que incorpora acuerdos internacionales como la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y el Convenio para la Prevención de la Contaminación Marina por Vertido de Desechos y Otros Asuntos, conocido con el nombre de «Convenio de Londres».

Ante este terrible panorama, podemos concluir, que hemos estado viviendo dándole la espalda al mar al punto de ser indiferentes a su agonía.  Sin embargo, no debemos ni podemos vivir de espaldas a una de nuestras principales fuentes de vida porque estamos contemplando nuestra propia agonía.

Bibliografía

  1. Congreso Nacional. Ley Nº 66-07 que declara la República Dominicana como Estado Archipielágico. Santo Domingo : Gaceta Oficial, 2007.
  2. Marcano, José. Costas Dominicanas: El litoral Dominicano. Santo Domingo : s.n., 2021.
  3. Wikipedia. [En línea] [Citado el: 18 de junio de 2021.] https://es.wikipedia.org/wiki/Zona_econ%C3%B3mica_exclusiva.
  4. Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Primera Comunicación Nacional Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Santo Domingo : Buho, 2004. pág. 163.
  5. Harrould-Kolieb, Ellycia y Jacqueline Savitz. Acidificación: ¿Cómo afecta el CO2 a los océanos? 2009. pág. 32.
  6. Fundación Aquae. https://www.fundacionaquae.org/. [En línea] [Citado el: 21 de junio de 2021.] https://www.fundacionaquae.org/los-oceanos-producen-el-50-del-oxigeno-del-planeta-cuidemoslos/.
  7. Las especies marinas desaparecen más rápido que las terrestres. Núñez, Cristina. s.l. : National Geographic, 25 de abril de 2019.
  8. Reef Resilience Network-TNC. Reef Resilience Network. [En línea] 2021. [Citado el: 21 de junio de 2021.] https://reefresilience.org/es/stressors/local-stressors/pollution/.
  9. Fundación Aquae. Sobrepesca, un expolio que no cesa. n/d.

[1] El espacio marino que se extiende desde la línea de base hasta una distancia máxima de 200 millas náuticas (370,4 km) en las que el estado tiene jurisdicción y derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación, conservación y administración de los recursos naturales.

[2] la captura de una cantidad desmedida de ejemplares de una misma especie que hace imposible su repoblación.