La otra cara

Se olvidaron de la primera infancia

Lo que no es una opción es ignorar a este segmento del sector educativo y considerar que por ser niños pequeños no requieren de un plan que se adapte a sus necesidades.

Por Manuel Canela Contreras

No es secreto para nadie que con la llegada del COVID-19 nuestras vidas cambiaron. Son muchas las personas que se encuentran trabajando remoto desde el pasado mes de marzo, otras lamentablemente perdieron sus empleos o han visto cómo se mantienen suspendidos sus contratos. Nos pasan meses y no podemos ver a nuestros familiares y amigos. La educación ha pasado de lo presencial a lo virtual. Incluso hasta las festividades religiosas han tenido que adaptarse a las nuevas exigencias que nos presenta esta pandemia que vivimos en este inolvidable 2020. En fin, todos hemos tenido que aprender a vivir con lo que la covidianidad impone.

Ahora bien, estos cambios no conllevan el eliminar de nuestras vidas las distintas actividades que realizábamos. Lo que hemos tenido que hacer es adaptarnos de la mejor manera posible para poder sobrellevar la crisis sanitaria que vivimos, junto con las obligaciones que tenemos cada día en nuestras vidas. Es por esta razón que me causa bastante indignación ver cómo nos hemos olvidado de un sector tan importante de nuestra sociedad, como lo es la primera infancia y la educación de estos.

El gobierno, semanas atrás, anunció su plan para el inicio del año escolar, el cual se estaría llevando a cabo a partir del 2 de noviembre, de forma virtual. Con el pasar de los días han tenido que ir realizando ajustes para lograr que todos los alumnos puedan tener acceso, ya sea a través de una computadora o a través de una Tablet, y a su vez, tener internet. Sin embargo, con respecto a los infantes de manera oficial no se ha ofrecido un solo plan de acción. Aparentemente, para nuestras autoridades el trabajo que se realiza en los preescolares de nuestro país no tiene la importancia suficiente que amerite brindarles opciones que permitan a estos espacios educativos adaptarse para funcionar con todas las medidas de higiene y seguridad posible.

Ponderar lo virtual como única opción para la primera infancia es una utopía, con lo cual se consiguen pocos de los objetivos que se persiguen con los niños a temprana edad. La idea de mantener a un niño o a una niña de 2, 3 o 4 años frente a una computadora todos los días para llevar a cabo un plan es irreal. En primer, lugar porque el estadio del desarrollo en el que se encuentran les dificulta permanecer en una actividad de este tipo por tanto tiempo. En segundo lugar, porque simplemente esta modalidad no les permite responder a las necesidades de esta etapa. A esto debemos sumarle que cada día aumenta el nivel de trabajo de los padres, por lo que no todos disponen del tiempo para sentarse con su hijo o hija para darle el apoyo que puedan necesitar. Con esto no digo que lo virtual no puede ser una opción para estos preescolares, sin embargo, no puede ser la única.

Por ejemplo, a nivel mundial, en muchos países, se está utilizando la modalidad de grupos burbujas, en los cuales los niños van al colegio por un número de hora reducido e interactúan dentro de un grupo de 3 a 4 niños, con una profesora que solo está a cargo de ese grupo. De esa forma, se sigue un protocolo de control dentro de dicho grupo y con ello se disminuye el riesgo de contagio. Este es un método que perfectamente, bajo los controles estrictos tanto de las autoridades educativas, como las de salud, podría ser llevado a cabo en la República Dominicana. Así como esta opción, deben existir otras más que pudieran ser ponderadas. Lo que no es una opción es ignorar a este segmento del sector educativo y considerar que por ser niños pequeños no requieren de un plan que se adapte a sus necesidades.

Soy consciente de que las autoridades lo que procuran es preservar la salud de todos nosotros, incluyendo la de nuestros niños y niñas. Sin embargo, debemos ser coherentes, puesto que, mientras nuestros restaurantes, gimnasios, clubes, playas, piscinas, plazas comerciales (incluyendo sus espacios infantiles) se mantienen abiertos y recibiendo todo tipo de público, incluyendo niños, a los preescolares hasta este momento solo se les permite impartir clases de forma virtual, ignorando por completo lo inútil que puede llegar a ser este método en ocasiones para esta población.

Para concluir, solo me resta decir que las medidas para el sector educación deben ser tomadas dependiendo el nivel de sus estudiantes. No es lo mismo educar de forma virtual a un joven de 15 años, que a un niño de apenas 3 años. No podemos perder de vista la naturaleza de los objetivos educativos que se persiguen en cada etapa. Mucho menos debemos menospreciar las competencias que necesita adquirir cada niño o niña desde temprana edad para poder tener un correcto desarrollo tanto educativo, como social y emocional.

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