En el mundo se presentan cuatro tipos de epidemias de Covid-19: 1) Epidemia Covid-19 de alta incidencia y alta letalidad; 2) epidemia contraria a la anterior de baja incidencia y baja letalidad; 3) epidemia de alta incidencia y baja letalidad y 4) finalmente epidemia de baja incidencia y alta letalidad. La mejor sería una epidemia tipo 2, con pocos casos mínima cantidad de fallecidos.
El Covid-19 parecía una epidemia resumida y delimitada a no más de tres ciudades dominicanas que inició el primero de marzo 2020 y el día 31 de ese mismo mes, tenía apenas 901 casos de enfermos diagnosticados, 320 enfermos nuevos de ese día, 42 fallecidos acumulados y 22 nuevas letalidades.
Al 31 de julio, la epidemia dominicana se ha transformado en un peligroso fenómeno de masas, un volcán que amenaza vida, empleo y economía de los dominicanos con 69,949 casos acumulados, 1,734 enfermos nuevos de ese día, 1,160 fallecidos acumulados con 14 muertos en ese día. Más de 700,000 mil empleos se perdieron y 11,164 empresas dejaron de cotizar al sistema de información y recaudo de la tesorería.
El nuevo gobierno debe hacer una evaluación imparcial del manejo de pandemia Covid-19. Para tales fines antes que nada, asegurarse si la cantidad de casos y muertes es la que se reporta a diario; o si por el contrario los números son otros. Considero que si expertos independientes, Organización Panamericana de la Salud (OPS), Centros para Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos de América y los sistemas de pronósticos de agencias y universidades reputadas, aceptan estos números, nosotros no tenemos por qué dudar de ellos.
Podemos cuestionar la exactitud y precisión de los datos, así como la sensibilidad y especificidad de las pruebas utilizadas, pero los datos duros son los que se presentan a diario. Si se acepta que esos números son confiables, entonces sugerimos evaluar 4 componentes: i) Medir manejo y control de la incidencia; ii) calibrar la gestión de la atención al interior de los hospitales y clínicas; iii) establecer la eficiencia y transparencia de la inversión financiera pública y privada efectuada en la epidemia y iv) saber cuál es la calidad del aparato organizativo del Estado y la educación comunitaria contra la pandemia Covid-19.
Igualmente el foro nacional de epidemiólogos y salubristas, varias organizaciones sociales y diversas entidades científicas, solicitan que el nuevo gobierno realice una evaluación imparcial, objetiva e independiente del manejo de la pandemia Covid-19. La OPS tiene parte de los insumos necesarios para esta medición rápida. Se tienen los datos estadísticos; resultados institucionales y financieros del Estado y del Ministerio de Salud Pública, reportes de las dos comisiones presidenciales y la cronología de la toma de decisiones desde marzo 2020 hasta hoy.
El gobierno que culmina tomó sus riesgos administrativos que fueron presentados como alternos ante las sugerencias de ejecutivos y técnicos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en República Dominicana. Vale decir que en materia de mortalidad y letalidad se ha pasado la prueba porque la República Dominicana exhibe valores bajos de +/- 1.5% en relación a las tasas de letalidad de México (10.9%), Canadá (7.6%), Ecuador (6.6%), Perú (4.5%), Bolivia (4%), Guatemala (3.9%), Trinidad-Tobago (3.9%), Nicaragua (3.8%), Brasil (3.4%) y Colombia (3.4%).
El punto crítico central de la República, está en la cantidad de casos nuevos que se generan día tras día. La alta incidencia de casos y la morbilidad en esta nación depende del tipo de sistema de salud, del programa de atención primaria que se tiene organizado y la capacidad de la vigilancia epidemiológica. Si ocurrieran pocos casos pero se generara una alta mortalidad, entonces el estupor social sería todavía mayor. Por lo anterior, se impone que el nuevo gobierno ordene una evaluación imparcial, objetiva e independiente del manejo de la pandemia Covid-19.