La puesta en libertad para que se someta a un tratamiento siquiátrico del joven de La Romana, Ángel Ciprián Ramírez, acusado de lanzar dos bombas molotov al local del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), me produce alegría y tristeza. Contento porque, con la anuencia del PLD y su abogado, una corte ordenó la prisión domiciliaria para que se someta a tratamiento. Triste por qué me hice la pregunta de cuántos presidiarios, como él, están enfermos con demencia u otras enfermedades terminales y nadie se preocupa por ellos para que estén donde deben estar, en un hospital o con sus familiares bajo tratamiento médico.
Este diario publicó (http://acento.com.do/2016/opinion/8338590-8338590/) una carta abierta al presidente del PLD, Leonel Fernández; al secretario general, Reinaldo Pared Pérez, para que desestimaran la querella “por atentado terrorista” contra Ciprián Ramírez. Explicamos que según las certificaciones médicas, recibe tratamiento psiquiátrico desde el año 2011; y que sería un gesto noble-humano que un alto dirigente del PLD llame a la atribulada madre y le informe que están retirando la querella.
El joven lanzó los artefactos el 23 de marzo a las 3:00 de la tarde y cuando fue apresado dijo que lo hizo inconforme “porque los peledeístas tienen a la gente harta”, pero decía cosas incoherentes, propias de una gente que necesita tratamiento siquiátrico.
Igualmente, mediante una comunicación dirigida a Radhamés Jiménez Peña, secretario de asuntos jurídicos del PLD, Orbito Rodríguez Méndez y María Teresa Acevedo Sánchez, padres del imputado, solicitaron ayuda al Partido para que su hijo “tenga una mejor solución en el caso”.
De igual forma, hay que aplaudir que la Junta Central Electoral (JCE), en un trabajo con la Procuraduría General de la República, estableciesen que los internos pudiesen votar en estas elecciones. Así se comienza a humanizar el sistema carcelario dominicano y se respetan los Derechos Humanos de los presos que todavía no tienen una sentencia definitiva.
No abarca todas las cárceles, sino las 17 que pertenecen al Nuevo Modelo Penitenciario. Únicamente pueden votar los presos preventivos. Es un paso de avance, debemos seguir trabajando para que nuestras cárceles no sean un almacén de hombres vivos: un lugar para aprender el oficio de delinquir y organizar desde la cárcel los actos más atroces.