Es muy común, para no decir que es la regla, que en períodos preelectorales la gente comience a manifestar de una u otra forma su sentir. Desde un simple comentario de quién lo está haciendo mejor o no en la campaña, hasta la conformación de gabinetes y las designaciones que hará el futuro presidente.

Viene la algarabía o la descalificación, cuando se publican los resultados de una encuesta u otra y las expectativas crecen por parte de los seguidores de la facción o partido que resulte, en ese momento, en la delantera.

Todo esto es permitido para el electorado, excepto para los principales actores políticos, quienes deben trabajar hasta el último día y no creer que se está ganado, a pesar de los números que tengan.

Si es cierto que el candidato del PRM, el Lic. Luis Abinader, ha estado siempre por encima de sus contrincantes y desde mediados del mes de marzo de este año rebasó el 50% en la intención del voto, no es menos cierto que la verdadera competencia es el próximo 5 de julio y hay muchas variables a tomar en cuenta, para una eventual victoria.

Es por eso, que si realmente se quiere que haya y venga “El Cambio”, es hora de que cada líder social, religioso, académico o las personas responsables de un grupo o movimiento determinado, comience a asegurar votos. No es tiempo de buscar posiciones o de suponer ni mucho menos de afirmar que soy yo quien debo ser o el mejor para x puesto. Dejar de estar dando entrevistas, que en muchos casos dan datos y estadísticas incorrectos, alejados de la realidad, que no ayudan para nada.

Es el tiempo de tomar un teléfono o utilizar las diferentes plataformas de vídeos llamadas y contactarse con cada persona de su entorno laboral, académico, familiar o del oficio que se ejerza, para comprometer y responsabilizar a cada uno con su voto el próximo 5 de julio, explicándole el protocolo que se debe cumplir para garantizar su salud y alcanzar el triunfo. Con esto se cumple con el distanciamiento físico, mas no el distanciamiento total que es lo que ha estado presente en muchos casos.

Se debe dejar el triunfalismo, primero buscar los votos y ganar, porque de lo contrario, todo aquel que dice, piensa o sueña que debe, puede y va a ser u ocupar una función en el gobierno, le puede pasar como lo que ocurre en las elecciones papales, muchos entran al Cónclave siendo Papas y salen como cardenales.