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Estas son las típicas tareas que se asignan a los estudiantes actualmente, muy parecidas a las que se asignaban en el pasado. Las mismas no necesariamente promueven un aprendizaje significativo ni la comprensión. No son actividades que despiertan amor por aprender. En muchos casos promueven la necesidad de repetir y cumplir sin sentido.

Las tareas escolares han provocado  por mucho tiempo  preocupación y controversia  entre  padres, profesores y directores de centros educativos, y se han convertido  en un tema que afecta a los propios estudiantes, responsables de cumplir con las mismas.

El autor Alfie Kohn plantea en su libro The Homework Myth (El mito de la tarea) que en la actualidad hay una tendencia a asignar cantidades mayores de tarea y se inicia cada vez más temprano, incluso desde que los niños están en el Nivel Inicial. Esto es reflejo de la exigencia y presión por mayores logros académicos que se evidencia en las aulas. Sin embargo, los logros que deseamos que nuestros hijos y estudiantes alcancen para desempeñarse adecuadamente en la vida no siempre son de tipo académico. Entonces debemos preguntarnos:

  • ¿Cuales son los beneficios de asignar tareas?
  • ¿Por qué y para qué asignar tareas?

Las tareas pueden convertirse en una carga para padres y estudiantes sobre todo cuando las mismas no son comprendidas o no pueden ser realizadas sin ayuda. Los padres trabajan, no tienen tiempo, están cansados y no pueden asumir las tareas, cada vez más complicadas, que asignan a sus hijos. Muchas veces la tarea es una actividad aburrida y obligatoria que

genera estrés y que ocupa mucho tiempo que no es utilizado para otras actividades importantes.

Muchas veces el tener que completar la tarea lleva a los padres y a sus hijos a la desesperación por la presión que tienen de cumplir con las asignaciones. Los padres amenazan o castigan, sacrificando los momentos familiares de placer, comunicación y entretenimiento. En ocasiones hacen la tarea de sus hijos ya sea por salir del paso, por el nivel de dificultad o por la competencia para lograr un mejor resultado que los compañeros, haciendo más daño que bien.

Lamentablemente en muchas aulas no importa “cómo” el estudiante realiza la tarea siempre y cuando entregue a tiempo y cumpla con lo solicitado. Esto puede generar competencia entre los compañeros y presión por lograr la calificación deseada sin real esfuerzo o aprendizaje.

En su artículo sobre as tareas, la autora Cathy Vatterott (2011) plantea que las mejores tareas cumplen con 5 características:

Tienen un propósito académico claro:

Las tareas deben tener propósitos claros para los estudiantes con métodos que respondan a sus estilos de aprendizaje, dando oportunidad de que diseñen o elijan sus propias estrategias o formas de resolver o hacer lo solicitado.

Evidencian el aprendizaje:

Muchas tareas son ineficientes ya que no promueven ni demuestran el aprendizaje o los logros que se esperan de los estudiantes. Se asignan sin una intencionalidad clara por lo que los resultados no son los deseados. A través de las tareas se debe evidenciar el desarrollo de competencias y los aprendizajes previamente establecidos por el docente.

Son relevantes y promueven autonomía:

La conexión del estudiante con el contenido facilita que se apropie de la tarea, haciéndola suya. Para que sea relevante es necesario dejar de limitar o forzar y dejar cierta libertad para elegir o realizar las tareas a través de diversas estrategias.

Desarrollan sentido de competencia y de logro:

Para que cada estudiante tenga sentido de logro y de desarrollo de competencia, la tarea no puede ser la misma para todos. La tarea que el estudiante no puede hacer por si solo, no es una buena tarea. Cada tarea debe tener el grado de dificultad apropiado a cada estudiante y la cantidad asignada también debe ser adecuada. Se debe explicar claramente lo que se espera de manera que el estudiante pueda alcanzar las expectativas.

Son divertidas e interesantes para los estudiantes:

Mientras más atractivas y bien diseñadas las tareas, más motivados estarán los estudiantes a realizarlas. La presentación y primera impresión son importantes, siempre tomando en cuenta que no se debe comprometer el aprendizaje.

No hay una conclusión definitiva de las investigaciones sobre el impacto de las tareas en el aprendizaje. Sabemos que hay otros aspectos más importantes que influyen tales como calidad de la instrucción, proceso enseñanza-aprendizaje, la motivación, entre otros.

La preocupación no debe ser ¨cuanta¨ tarea se asigna, sino ¨qué¨ tarea asignamos, ¨qué¨ hacen los estudiantes, ¨cómo¨ lo hacen y “para qué”.