Hubiese querido hoy amanecer con la agradable noticia de que habían disminuido el número de contagios y de muertes en el país, pero lamentablemente no es así y por lo visto no será así durante un buen tiempo pues, la desesperación de la gente le está llevando a cometer hechos que rayan en la imprudencia.
Ante las situaciones de calamidad que viva una sociedad es normal que la gente procure encontrar una respuesta en la religión u otra manera de interpretar lo que esté sucediendo. Desde las siete plagas de Egipto hasta hoy Dios ha estado en el centro del pensamiento de los pueblos ya sea para castigar o liberar.
La religión juega en esto un papel fundamental por eso cada vez que se ha tocado el tema de la Biblia hemos visto las reacciones de la sociedad ante cualquier hecho que amenace la estabilidad de la fe, eso nos deja claro que el pueblo dominicano es un pueblo creyente.
Ya hemos visto otros episodios anteriores como lo del pelo en la Biblia que quien lo encontrase debía hervirlo y tomarse el agua para curarse del coronavirus, o la predicción de una niña donde decía que quien saliera a la calle un determinado día podía morir y eso se lo había revelado Dios.
Ahora nos encontramos ante un nuevo fenómeno. Un señor, acostumbrado a hacer peregrinaciones hacia Higüey los 21 de enero, decidió empezar un peregrinaje por todo el país desde el día 20 de este mes con una cruz que simboliza la pasión de Cristo y que además pretende con dicha acción llevar el mensaje a la gente de que deben humillarse ante Dios para acabar con este virus.
Hasta ahí no veo nada de malo en lo que el peregrino realiza pues, hasta cierto punto es una acción noble, aunque no lleva protección de mascarillas ni nada de eso. Reitero que no le veo nada de malo, ahora bien, lo que sí es un problema lo sucedido ayer en Puerto Plata. El peregrino, que se llama Midolmio Maldonado, llegó a dicha provincia el sábado en la noche pasando por los municipios de Imbert, Altamira y durmió en la parroquia Nuestra Señora de la Milagrosa en Maimón.
Ayer domingo empezó su camino hacia el malecón de Puerto Plata porque, de acuerdo al peregrino, cuando él introduzca la madera de cruz en las aguas del océano Atlántico de Puerto Plata, el avance del COVID-19 en el país comenzará a disminuir.
A él se unió una muchedumbre que parecía un mar embravecido, la gente siguió sus pasos sin guardar las normas de distanciamiento y muy pocos con mascarillas. Entre la multitud también iba un altoparlante con la foto del nuevo Alcalde de Puerto Plata que llevaba una música cristiana.
Este evento, sin ánimo de cuestionar la fe de la gente, es sumamente delicado porque reunir tantas personas sin guardar el debido protocolo es un riesgo que en peligro de contagio a toda una población.
El obispado de Puerto Plata emitió un comunicado donde decía que la Iglesia no había apoyado esa actividad, que la catedral estaba cerrada y que la gente irrumpió en el templo violentando una de las puertas donde permanecieron por unos diez minutos y luego siguieron hacia el malecón.
Mi sugerencia es que las autoridades de salud pública aíslen a Puerto Plata, que nadie entre ni salga, que las personas que fueron de otras comunidades tampoco las dejen salir hasta que hayan pasado los 15 días reglamentarios pues, si bien se debe tener fe, tampoco se puede tentar a Dios.
También se debe tomar medidas porque de Puerto Plata, el peregrino continuará para San Francisco de Macorís, principal zona de contagio, y hacia Cotuí. Si él quiere seguir en esa acción que no se le limite, que use lo establecido en el protocolo, pero hay que evitar que se le unan personas y mucho más que la Alcaldía y otras autoridades apoyen ese tipo de cosas. En Puerto Plata ya se han registrado 13 muertes ¿qué más estamos esperando? Hay que aislar a Puerto Plata.