En el mes de noviembre coinciden dos celebraciones en el país. Es el mes de la familia y de lucha contra la violencia de género. La coincidencia de ambas celebraciones no es casual.
¿Dónde ocurre la violencia de género, cuál es su escenario principal?
La familia es el principal escenario de la violencia de género, sobre todo la familia nuclear (hombre-mujer-hijos) catalogada por algunos sectores como “familia tradicional”.
¿Por qué se produce violencia de género al interior de “familias consideradas como las tradicionales”?
Muchas familias nucleares (consideradas como tradicionales) en distintos estratos sociales (pobres, medios y altos) reproducen patrones culturales basados en el machismo-patriarcado que son generadores de violencia de género como los siguientes:
- “El hombre es el que manda”. Las pautas que predominan en nuestra sociedad alrededor de la relación hombre-mujer supone una relación que responda al sometimiento de la mujer al poder del hombre sobre ella. Este sometimiento se promueve desde la niñez en ambos sexos tanto en: familias, centros educativos como en muchas instituciones religiosas protestantes y católicas. Este ejercicio de poder masculino o “machismo” toca distintos ámbitos como son:
- Proveedor económico. “El hombre es el que lleva el dinero a la casa”. En el momento en que la mujer se inserta en el mercado laboral formal o informal y genera ingresos el hombre entra en crisis con su rol de proveedor y manifiesta su crisis con maltrato físico y/o verbal. Esta inserción laboral de la mujer tiende a ser sancionada socialmente tanto por instituciones religiosas como educativas en las que se entiende que la mujer “por el trabajo, descuida la familia”. Entendiéndose así que está asumiendo un rol que no le corresponde.
- Control de las “salidas” y diversión de la mujer. Culturalmente se sanciona que la mujer “salga” sin su “marido”, sin embargo el “marido” tiene permiso para salir y regresar a la hora que le plazca. Esta lógica sancionadora y desigual de la diversión se convierte en un factor de conflicto y generador de violencia continua. La violencia de género tiende a justificarse en el entorno familiar y vecinal cuando está vinculada a que la mujer estaba “andando en vez de atender al marido”.
- El hogar es de responsabilidad exclusiva de la mujer. El hombre es educado para la calle no para el hogar, esta segregación genera desigualdad al interior del mismo. La lógica masculina-machista supone que la mujer “debe siempre estar en el hogar esperando a que llegue el marido” para “atenderlo”. Si esta pauta se quiebra genera conflictos y violencia que tiende a ser legitimada socialmente.
Esta exclusión del hombre de los roles domésticos es promovida por los entornos familiares, vecinales, educativos y religiosos. La alimentación, limpieza e higiene, cuidado de niños/niñas, cuidado de envejecientes, lavado-planchado, todas estas actividades están relegadas a la mujer y su omisión por parte de ella genera sanción y justificación de la violencia.
Definitivamente el escenario familiar nuclear es uno de los principales espacios donde se genera la violencia de género por el predominio del patriarcado y el machismo en el imaginario cultural que rodea las relaciones de pareja y la formación de familia.
Se necesita que las instancias del Estado con incidencia en las familias, el sistema educativo, las instituciones religiosas y sector privado dediquen esfuerzos hacia procesos educativos que promuevan cambios culturales que desmonten el imaginario machista y desigual en la familia hacia la equidad de género, nueva masculinidad y cultura de paz. De esa forma disminuir la violencia de género que afecta a una proporción significativa de familias en los distintos estratos sociales de nuestra sociedad.