El presidente Danilo Medina carece en cierta medida de condiciones básicas que deben poseer los políticos que alcanzan por medio dela elección popular el solio presidencial en República Dominicana. Su grandeza no ha girado en torno a la elocuencia de su discurso, ni en su carisma, esa fuerza enigmática que adorna al líder y que atrae inconscientemente la adhesión de los ciudadanos. No. La grandeza de Danilo sin dudas, descansa en la capacidad de maniobra mediante la utilización de los recursos del Estado, con técnicas novedosas de manipulación mediática.
Lo ha establecido desde la llegada al poder, mostrándose como hombre humilde y asequible, de pocas palabras y de mucha acción, que brinca charquitos y traspasa empalizadas. No ha tenido reparos en utilizar los recursos públicos en beneficio de su propia exaltación y venderse como el amo de decencia y dignidad. Como buen pichón de dictador, destruye toda idea que establezca distancia con el interés de la mafia que lo cobija. No le importa otra cosa que no sea mantenerse el poder.
Los hechos lo demuestran. La publicación de la lista de supuestos corruptos del partido de la oposición, los principales colaboradores de Leonel Fernández y su posterior apresamiento, son el reflejo de una estrategia política que busca a toda costa distanciar a al presidente y sus funcionarios de los sobornos de ODEBRECHT. Con ello el mago de la propaganda se presenta, como el único capaz de pasar por el aparato estatal y no mancharse las manos con el dinero de la corrupción.
La fuerza de la lógica indica que al rompecabezas le faltan piezas importantes, y que muy a pesar de que el bufón de la procuraduría ha dicho que están todos los que son, y son todos los que están, hay funcionarios que por el nivel de compromisos obtenidos con la empresa, deberían necesariamente estar entre los procesados. Siendo el único aislante entre ellos y su posible apresamiento, la cercanía que tienen con el presidente Medina. Recurso suficiente para desenmascarar al político más corrupto que ha pasado por el Estado Dominicano.
Si Medina logra demostrar que él y los suyos no han hecho uso de los recursos públicos en beneficio propio, y que no le tiembla el pulso a la hora de establecer sanciones, incluso perjudiciales para dos de sus colaboradores cercanos, serán él y sus cortesanos, los únicos a los que el pueblo deberá darles la oportunidad de seguir manejando los destinos del país. En ese sentido, el destino nueva vez obligaría al nuevo benefactor de la patria, a sacrificarse cuatro años mas por el bien de la nación.
Distanciarse de Leonel le dio resultado los dos primeros años de su primer mandato y obligo a los peledeístas, apegados al manejo de los recursos públicos a ceñirse a la estrategia de la nueva casta enquistada en palacio. Danilo posee una capacidad increíble de simulación, y con ella se ha montado en reclamo más puro que se haya concebido en toda la historia reciente e n contra de la impunidad y la corrupción para desde ahí iniciar, a nuestra manera de ver, el proyecto que busca su repostulación en el 2020.
No cabe la menor duda de que su mejor aliado en todo este proceso ha sido la distracción, tanto de opositores como de adversario internos, consiente que – “La unidad de mando idónea es la que hace lo directo parezca indirecto, y viceversa”- Sun Tzu. En tal sentido, con lo indirecto busca girar el curso de los reclamos hacia la probidad de Medina y sus colaboradores, hombres honestos y probos, incapaces de cometer un solo acto de corrupción y lo directo… la anhelada reelección de Danilo Medina.