Arribamos al fin de la campaña electoral, un período de arduo e intenso trabajo que nos ha permitido estar más cerca de la gente, conocer más a fondo sus necesidades, miedos, reclamos…sus metas.
Durante la zafra electoral, vimos como una difícil cotidianidad se transformó en una cruel y desalentadora “covidianidad”. De la noche a la mañana, la población se vio prisionera en sus hogares: unos pocos con casas hechas resorts y otros muchos, con ranchos techados de miseria.
Parece ficción, quizás un relato extraído de un universo macondiano, pero en ese impresionante estado de inequidad viven los dominicanos, mientras los del Gobierno hacen poco o nada para cambiar esa lastimosa tragedia que nubla sus sueños, golpea su cotidianidad y condena su futuro.
De esa manera, en ese desolador panorama hemos llegado al fin de la campaña electoral. Nuestro país vive un momento donde los anhelos de cambio y el deseo de construir "el país que merecemos", tienen más fuerza que las incontables promesas incumplidas de quienes gobiernan. Se avecina el fin de la era de la corrupción y la impunidad, el cuatrienio de la esperanza comienza el próximo domingo.
Con determinación y protección vayamos a votar este 5 de julio. Salgamos de la cama temprano con la alegría de saber que pronto nuestro país estará en manos que lo guiarán por caminos promisorios. Caminemos con nuestra frente erguida, con el entusiasmo y la certeza de quien sabe que el cambio se avecina.