Lo que se hizo

Para enfrentar la crisis financiera y económica de 2008 y 2009, los gobiernos de la mayoría de los países del mundo optaron por asumir medidas "contracíclicas". En otras palabras, tanto la política fiscal como monetaria fueron expansivas para tratar de contrarrestar los efectos negativos de la crisis.

En el caso de la política fiscal, la mayoría de los gobiernos incrementaron significativamente su nivel de gasto y, en algunos casos, también se aprobaron reducciones de impuestos. Como resultado de lo anterior, se generaron importantes déficits fiscales que fueron financiados con incrementos en la deuda pública.

A modo de ejemplo, les puedo comentar que la deuda pública como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) en los Estados Unidos pasó de 62% al cierre de 2007 hasta 93.5% al cierre de 2010 y, en el presente mes de agosto, superó el 100%.

Por su parte, la política monetaria expansiva logró reducir de manera rápida y significativa el nivel de tasas de interés en los mercados internacionales.

De hecho, en los Estados Unidos, se llegó al extremo de utilizar un mecanismo denominado "quantitative easing", que consiste básicamente en que la Reserva Federal imprime dinero nuevo para adquirir títulos de deuda del Gobierno americano. Estos recursos aumentan la liquidez del sistema y permiten financiar una política fiscal agresiva.

Porqué se hizo

Los hacederos de política en todo el mundo entendían que la combinación de una política monetaria y fiscal expansiva contribuiría a reactivar la economía, permitiendo dinamizar el crecimiento del sector privado. Esto, a su vez, aumentaría las recaudaciones de impuestos y, en el mediano plazo, permitiría disminuir gradualmente los niveles de endeudamiento de los gobiernos.

Aunque estas políticas tuvieron un efecto positivo inmediato y permitieron evadir una inminente recesión global, con el pasar del tiempo, el sector privado ha comenzado a perder confianza en la capacidad de los gobiernos de repagar su deuda pública.

En efecto, la mayoría de economistas ahora sugieren que se aplique una política fiscal balanceada o austera para tratar de recuperar la confianza del sector privado.

Sin embargo, en mi opinión, lo que se ha generado es un círculo vicioso. Las políticas expansivas (diseñadas para incentivar al sector privado) han generado una deuda tan grande que la reacción del sector privado ha sido contraria a lo deseado.

En estos momentos, hay mucha preocupación ya que, en algún momento, esa deuda se tendrá que pagar ya sea mediante nuevos impuestos o mediante fuertes disminuciones del gasto. La alternativa sería un "default" o cesación de pagos. Cualquiera de estos escenarios afectaría directamente al sector privado.

En los Estados Unidos, la falta de confianza del sector privado ha llevado a un virtual estancamiento de la economía y, obviamente, la reciente rebaja en la calificación de la deuda de Estados Unidos por parte de Standard & Poor’s ha exacerbado dramáticamente estas preocupaciones.

El caso dominicano

Aunque usted no lo crea, todo lo que les he comentado tiene mucha importancia para la economía dominicana.

En primer lugar, la desaceleración de la economía mundial, y especialmente de los Estados Unidos, limita la capacidad de nuestro país de crecer. Necesitamos remesas, turistas, exportar productos y servicios y la entrada de inversión extranjera.

En segundo lugar, las políticas antes descritas son idénticas a la estrategia acordada entre el gobierno dominicano y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a finales de 2009. En esencia, la aplicación de una política fiscal agresiva en el corto plazo para estimular el crecimiento y luego una política fiscal balanceada para gradualmente reducir los niveles de deuda.

El próximo paso

Hay mucho debate.

Muchas personas están opinando.

Ninguna alternativa parece factible.

No se ha logrado un consenso.

Hasta que no haya una solución, será difícil que se reactive el crecimiento mundial.

Así las cosas, será muy difícil para la economía dominicana lograr tasas de crecimiento económico significativas.

¿Cómo recuperar la confianza perdida cuando se acabaron las balas?