“La austeridad no puede seguir siendo una fatalidad”

– François Hollande, Presidente electo Francés

A principios de semana la República Francesa celebró la segunda vuelta de las elecciones nacionales, donde los resultados oficiales del Ministerio de Interior dieron la victoria al socialdemócrata François Hollande con el 51.7%, frente al 48.3% del candidato de la reelección y conservador Nicolás Sarkozy. Los votantes franceses han elegido un político capaz de darle un giro a las medidas europeas de austeridad, que tantos dolores de cabeza han dado a los agentes económicos. El traspaso oficial de funciones será llevado a cabo el próximo martes 15 de mayo.

Las razones por cual perdió la reelección el actual presidente Sarkozy son diversas; una de ellas es la reducción del poder adquisitivo producto del aumento sostenido de los precios, desempleo en aumento que ronda el 10% de la población económicamente activa y un país cada vez menos competitivo. Muchas de estas dolencias fueran impulsadas por la acérrima austeridad que implementó Sarkozy promovida por la canciller alemana Ángela Merkel, cosa que el candidato socialista Hollande sacó punta política hasta herirlo de muerte con ésta.

Tendremos que esperar el efecto del nuevo poder ejecutivo francés sobre el eje Berlín-Paris que habían forjado durante la crisis los líderes políticos de ambas naciones

Luego de la celebración de las elecciones el presidente saliente Nicolás Sarkozy, se reunió con sus principales asesores y miembros de su gabinete donde les explicó que luego de la derrota en estas elecciones concluye su periodo como político. De esta forma se cierra un capítulo de la política francesa, dándolo paso luego de 17 años fuera del gobierno al socialismo, donde con renovados bríos promete acometer las reformas necesarias para retornar al camino del crecimiento y la estabilidad de precios.

A nivel continental, Hollande está frente a más de 25 millones de desempleados en Europa, el consumo está detenido, falta de confianza de los agentes económicos, crisis fiscal y fuertes problemas financieros.

Desde la quiebra de Lehman Brothers, punto que se toma como el inicio de la crisis financiera en EEUU y que luego generó en el ciclón económico en el viejo mundo, ha llevado a la destrucción de centenares de miles de puestos de trabajo, de riqueza y de bienestar; pero éstos no han sido los únicos factores perjudicados por la crisis, también los gobiernos han cargado pesado y han tenido que pagar con su puesto en el ejecutivo los desaciertos y malas políticas que han tomado para enfrentar la crisis, convirtiéndose Nicolás Sarkozy en la victima numero 19 de esta matanza política.

“Mi misión es dar a la construcción europea una dimensión de crecimiento, de empleo, de prosperidad, de futuro y es lo que diré lo más pronto posible a nuestros socios europeos y en primer lugar a Alemania”, de esta manera se expresó el flamante nuevo presidente de Francia ante su triunfo, donde los franceses han apostado a un cambio de timón en el manejo del ejecutivo.

La situación que hereda Hollande no es sencilla, tiene fuertes desafíos que enfrentar, como son: la recuperación económica, presión sindical, falta de competitividad del país, la reducción del déficit, la preservación del modelo social, la igualdad entre el territorio, relanzar el sistema educación, transición ecológica y reenfocar a Europa hacia el camino de la creación de empleo.

Uno de los temas de agenda del nuevo presidente es darle un giro a las fuertes políticas de austeridad que rigen la Unión Europea establecidas por Alemania y Bruselas, enfrentándose a un pacto fiscal ya discutido entre veinticinco gobierno, donde los parlamentos de toda Europa están al punto de adoptarlo y la canciller alemana Ángela Merkel no está dispuesta a negociar, lo que podría traer fisuras al ya formado eje franco-alemán.

Otro de los puntos de fuerte debate será el cambio en los estatutos del Banco Central Europeo, donde Francia desea que el organismo emisor pueda prestar directamente a los Estados; al igual que la creación de los “eurobonos” para financiar proyectos de gran envergadura, junto a la reforma del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Todas estas propuestas galas van en franca discordia con lo ya establecido por Alemania y Bruselas.

Tendremos que esperar el efecto del nuevo poder ejecutivo francés sobre el eje Berlín-Paris que habían forjado durante la crisis los líderes políticos de ambas naciones; así como la incidencia que podría tener el nuevo inquilino del Eliseo para modificar las actuales políticas austeras llevadas a cabo en Europa.