Indudablemente en los últimos años, la ciudad de Santo Domingo ha cambiado su panorama urbano o "skyline" con altas y elegantes torres que se erigen como reales monumentos de la era moderna. Casas y propiedades tradicionales que veíamos en nuestras rutas cotidiana dan lugar a torres y edificios comerciales. Sin duda alguna, el paisaje ha evolucionado hacia metrópolis moderna, al menos en el casco central de la ciudad.
Aunque se puede decir que estas modernas torres que se erigen en el casco urbano se construyen con estricto apego a las normas para construcciones sismorresistentes, el incendio ocurrido la madrugada del 9 de abril del 2020 en una torre del Ensanche Naco nos invita inequívocamente a una reflexión profunda sobre los potenciales riesgos inherentes a estas infraestructuras de gran altura.
La heroica y encomiable labor del cuerpo de bomberos de Santo Domingo logro ayudar a salvar la vida de más de 50 personas, entre ellas de varios niños recatándolos a través de los balcones debido a que las escaleras se llenaron de humo, lo cual impidió que las personas pudiesen escapar del siniestro a través de estas, según reporta la prensa en los principales diarios de circulación nacional.
Tratándose de un siniestro acaecido en un edificio cuya altura está muy por debajo del promedio de la mayoría de las torres de gran altura de la ciudad, y tomando en cuenta la tendencia de construcciones de gran altura, nos viene la pregunta: ¿Cuál es la capacidad de respuesta del cuerpo de bomberos de Santo Domingo a incendios en edificaciones de gran altura?
Santo Domingo ostenta el primer lugar en edificios de gran altura de todas las Antillas, ocupando sus torres las 4 primeras posiciones en la lista de edificios de gran altura. El edificio más alto del país tiene 161 metros de altura y cuenta con 42 pisos, por lo que también nos preguntamos ¿Qué pasaría si ocurriese un incendio en piso 30 de una torre de las más altas?, ¿Tiene el cuerpo de bomberos equipos para un rescate en un piso 42?
Agunos residenciales y torres de apartamentos han tomado en serio el tema de la preparación ante eventos críticos realizando simulacros de evacuación, esperemos que no ocurra un siniestro a gran altura sin la preparación debida y que estos edificios de gran altura hayan sido diseñados tomando en cuenta estos factores que, lamentablemente solo suelen ponerse a prueba real en el momento del siniestro.
Aunque otra preocupación lo constituyen la capacidad anti ignifugas de los materiales de construcción aligerados que utilizan estas edificaciones y sus regulaciones, debemos reconocer que hemos avanzado en cuanto a la legislación sobre riesgos, incendios y demás requerimientos para construcciones de altura, aun nos falta un largo camino que recorrer hacia la seguridad idónea para estas infraestructuras.