Durante años y años, muchos amantes de las bicicletas hemos estado abogando para que la utilización de las mismas sea un elemento a considerar en la planificación urbana y el tema de la circulación vehicular en nuestra ciudad.
Se va avanzando y vemos cómo se va apuntando maneras hacia ese objetivo, es decir, el de incluir a la bicicleta en las ecuaciones sobre el sistema vehicular capitaleño. Nos gustaría ver esa misma intencionalidad en otras ciudades de nuestro país con las condiciones, incluso mejor que en la capital, para fomentar el uso de este medio de transporte tan sostenible, y esto último nunca mejor dicho.
Por un reciente artículo publicado en prensa nacional dominicana, nos llegaba un relato sobre la experiencia del escritor, en su recorrido por la Avda. Bolívar de Santo Domingo, en un día especial en el que se ponía en funcionamiento la bici-ruta en la referida vía. En el artículo se señalaba la extrañeza con que algunos ciclistas vivieron el hecho de que el carril para bicicletas discurriera por el lado izquierdo de la vía. La respuesta de alguien que parecía formar parte del equipo de planificación de la bici-ruta fue que esto obedecía al hecho de querer evitar la incomodidad que podría generarse entre los ciclistas y los carros públicos al interactuar en el mismo carril.
En este último párrafo se nos asoman dos o tres situaciones (por no hablar de problemas) en cuanto a la circulación vehicular, vista a futuro y con la incorporación ciclística como elemento positivo; problemas que podrán surgir tanto a nivel de la capital, como potencialmente a nivel de las cabeceras de provincias, pero que con buen tino podrán tener solución a mediano o largo plazo.
Uno estas situaciones será la coexistencia de una red de transporte urbano, público y colectivo (¿colectivo?) como son los carros públicos, con las nuevas bicicletas que los amantes de la circulación sostenible queremos ver circular por nuestras ciudades, subiendo, bajando; cruzando, frenando…. Otro de los potenciales problemas será el de la educación vial de los conductores de vehículos de motor privados, que tendrían que lidiar con un elemento nuevo para nuestra ciudad (la bicicleta y sus carriles), aun sea en las intersecciones de las vías, y esto, toda vez que los carriles estés bien señalizados y separados físicamente de la circulación de esos vehículos de motor. Otra potencial situación interesante para resolver, sería la posible reducción de las secciones de vía en ciertos tramos de las bici-rutas en los que la densidad vehicular demande todo el ancho original.
Para la mayoría de estas situaciones (no hemos querido hablar de problemas), incluyendo las que no hemos mencionado y que potencialmente se nos presentarían con la –también- potencial incorporación de bici-rutas en nuestras vías, existe una solución universal: transporte público colectivo y eficiente, lo suficientemente eficiente y útil, para que le valga tanto al que vive en los Guaricanos como al que vive en Piantini. Nos gusta el tema, seguiremos sobre él.