El filósofo estructuralista y semiólogo francés, Roland Barthes (1915-1980) propone que una buena caracterización para analizar la capacidad de la ciudad comunicar, hablar y conversar con su gente, impone el manejo de seis disciplinas: i) la semiología para entender los signos urbanos más significativos; ii) la geografía para considerar la ubicación territorial de cada signo; iii) la historia para valorar el surgimiento y antecedentes de las señales que genera la ciudad; iv) el urbanismo para escudriñar los signos del suelo y su expresión en la propiedad de predios y valor de uso; v) la arquitectura como arte y ciencia de diseñar edificios y espacios que generen símbolos; y vi) el sicoanálisis como método de investigación para entender signos y sensaciones que recrean el alma humana con diversas obras, muros, rutas, edificios y construcciones urbanas.
Es por eso que el reciente diálogo creativo de la consumada muralista dominicana Kilia Llano con muchos artistas participantes del premio municipal, Murales de Ciudad hechizó la estrategia de actuación de esta iniciativa del Ayuntamiento y su vanguardista Alcalde Abel Martínez. Acción respaldada por el Centro León y el Consejo para el Desarrollo Estratégico (CDES), que hace concurrir artes visuales y espacios urbanos con una visión declarada por 245 artistas, organizaciones culturales, entidades empresariales y la sociedad civil.
Todos asumimos que Santiago debe transformarse “en alma, corazón y alegría; territorio que agrega valor a sus industrias creativas, cantera de las artes escénicas y visuales. Esencia de merengues, bachatas, sones y vibrantes ritmos urbanos. Escuela de gestores culturales vanguardistas. Ciudad de patrimonios que cuentan su historia y le hablan con autenticidad a una ciudadanía que reconquista los espacios públicos para conseguir desarrollo y calidad de vida”.
Diseñar, pintar y colorear murales en la ciudad de Santiago con la temática de hechos, territorios, patrimonios y gente santiaguera, dominicana y caribeña, hará que la ciudad hable más y mejor a la ciudadanía. Que converse, manifieste y comunique expresiones y ausencias. La ciudad es un real reservorio de señales, muchas ellas descubiertas espontáneamente, otras generadoras de los más variados sentimientos y recuerdos. Para muchos santiagueros decenas de sitios expresan diversas historias y amores y también rencores.
Sin embargo, lo que expresa la ciudad de Santiago es diferente y diverso para unos y para otros. El hecho de darle vida biológica a un objeto inmaterial que tiene por definición una dinámica vida social y natural: la ciudad, condiciona las diversas señales que una ciudad puede generar. La ciudad habla de forma diferente a sus diversos ciudadanos y visitantes. Cada santiaguero tiene una historia en cada esquina, calle o barrio; y cada territorio traduce diversas sensaciones y sentimientos. Con los Murales de Ciudad, Santiago comienza a comunicar conscientemente y con fuerza sus tradiciones, leyendas, vanguardismos, virtudes y desafíos.
Santiago hablará con sus Murales de Ciudad porque los artistas que los han pintado y convertido en una expresión en el espacio tienen diversas expresiones, valoraciones y aproximaciones de sus inspiraciones en relación a las bases publicadas de este concurso. El urbanista catalán Manuel Castells conceptualiza que para crear signos urbanos de importancia cultural debemos apoyarnos en valoraciones de sobre el peso de la producción (p), el consumo (c), el intercambio (i) y la gestión (g) y cómo estos procesos se expresan en la apropiación del espacio urbano y en la creación de una trama. Si tomamos dos categorías básicas: empleados y empleadores, Santiago habla por las diversas formas de cómo cada sector se ha apropiado del espacio. Unas son las frases y las huellas que Santiago traduce a sus trabajadores y ciudadanos de a pie; otras son los mensajes que el mismo Santiago expresa a los dueños del capital productivo. Todos, empleados y empleadores son ciudadanos con diversas maneras de poseer los medios de producción y de entender los signos de su ciudad.
Otra perspectiva de las “ciudades que hablan”, la aporta el profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Mario Margulis, que toma enfoques tanto de Roland Barthes como de Italo Calvino, al caracterizar la ciudad como un texto. Margulis exige que se analice la ciudad vía sus signos y señales; la ciudad “no sólo funciona indica, sino que comunica”, y desde este ángulo se pueden interpretar en ella las huellas que dejan sus habitantes y sus sectores sociales. Sin proponérselo, ni expresarlo, Margulis toca las puertas de una acción estratégica que conceptualmente se cristaliza en la intención de crear “marcas ciudades”. Por eso, Gabriel Fernández y Sergio Paz de la Universidad de Quilmes, Argentina llaman a ir más allá del marketing urbano hacia una política de promover el diseño y gestión de los signos de identidad de una ciudad. Se requieren métodos que articulen los signos generados por los murales de ciudad con indicadores concretos de la ciudad ordenada y habitable a la que aspiramos, para mencionar dos propósitos claves del desarrollo estratégico local.
Estos aspectos conceptuales concurrirán el próximo 15 de febrero, pues la evaluación exhaustiva de un Jurado Independiente permitirá seleccionar los mejores murales para hacer que Santiago hable y genere miles de visitas guiadas de escuelas y colegios para estudiar, descubrir y fotografiar los diversos espacios públicos y sitios coloreados con murales que expresan las atractivas cualidades de un productivo territorio, de sus gentes proactivas y sus auténticas tradiciones y valores.