El 2017 ha sido de triunfos para los partidos nacionalistas de extrema derecha en Europa. El de mayor éxito lo es el Partido de la Libertad en Austria. Contrario a otros partidos nacionalistas condenados al olvido por partidos liberales o centristas, el FPÖ pudo traducir en poder real su avance electoral, aliándose con el conservador Partido Popular.
En Alemania, la sorpresa de septiembre fue el auge de la ultranacionalista Alternativa por Alemania (AfD), que entró al Parlamento por primera vez, alcanzando 94 escaños. En Holanda, otro Partido de la Libertad, el PVV, quedó en segundo lugar y en Francia, Marine Le Pen, la candidata del Frente Nacional alcanzó la segunda vuelta frente a Macron.
La razón fundamental de este auge ultraconservador es la migración.
El FPÖ ha sido un actor político importante durante años, a pesar de ser un partido creado por antiguos nazis, pero que recobró ímpetu durante la crisis migratoria europea de 2015 y 2016.
En ese contexto fue que el mensaje antiinmigración del FPÖ llamó a muchos votantes, siendo adoptado también por los conservadores bajo el liderazgo de Sebastian Kurz, con 31 años, ganador de las elecciones y quien ha anunciado el endurecimiento del control de la inmigración ilegal y la reducción de ayudas a refugiados.
¿Estos movimientos neonazis en Europa, marcan el inicio de un extremismo a ultranza, capaz de alcanzar más poder real en el mundo?
Quizás los izquierdistas y liberales dominicanos no han podido verse en ese espejo, pues hay un movimiento para llevar a un nieto del sátrapa Trujillo a la presidencia y otro que, para “salvar” la patria pretende el desguace de los derechos humanos cuando los reclamen ciudadanos auténticamente dominicanos que por ser negros, pobres y “feos” no lo merecen.
¿Han visto también los regímenes populistas en la región que, bajo la prédica de la salvación nacional viven del autoritarismo y la defenestración de los derechos fundamentales y de participación política?
¿Quiénes con vocación democrática quieren verse en la encrucijada del saludo hitleriano o con la Palmita como símbolo de identidad con el partido del jefe? Los movimientos populistas y antisistema y el avance de la agenda ultraderechista, quizás le planteen un desafío a los partidos democráticos y liberales dominicanos.