En 1985 el rey Olaf V de Noruega con 82 años de edad esperaba su turno en un hospital público; antes que él habían 3 personas. Un periodista extranjero, sorprendido, le inquirió sobre el hecho, dada su alta posición en el Estado. El rey respondió: “no vengo por ninguna emergencia por lo que puedo esperar mi turno”. Dos lecciones de esa historia: los servicios públicos de salud pueden ser de la más alta calidad; además de que es posible la equidad, es decir ser igual para todos.
En la República Dominicana aspirar en el presente a un servicio público de salud de alta calidad es una quimera. Muy serios reportajes periodísticos recientes y visitas sorpresas del Presidente, ponen en evidencia la gran falta de higiene, escasez de materiales y pésima hostelería que devienen en un servicio público de salud calificado de infrahumano. Lo que sí es posible cambiar en breve plazo es la gran inequidad.
En el país los funcionarios y empleados del Estado y sus familiares incluyendo a los médicos cuando son pacientes, no acuden a los servicios públicos de salud. Mientras que los pobres están obligados a ir a los hospitales. Con el Presupuesto Nacional como fondo común propiedad de todos, a una parte de la población se les pagan los servicios en las clínicas y hasta en el extranjero, mientras que otros están condenados a lo peor pues carecen de libertad de elección.
La libertad por la que tanto se ha luchado debe ser la diferencia. Primero fue la libertad económica, después y sobre todo para servir a la primera, la libertad política; más la libertad plena se alcanza cuando el ser humano tiene opciones para elegir el tipo de vida que considera valiosa. Es ese el concepto más avanzado de libertad y es precisamente un economista su principal portaestandarte, quien cuestionando los cimientos de la Economía realizó contribuciones tales hasta merecer el premio Nobel del 1998. Nos referimos al hindú Amartya Kumar Sen.
Hay que dar libertad a los pobres de optar entre los servicios de salud de las clínicas y los hospitales, introduciendo una sana y bien regulada competencia; igualando el per cápita entre el régimen contributivo y el régimen subsidiado como dispone Ley 87-01 que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social; introduciendo profundos cambios en la dirección y gestión hospitalaria y promoviendo las Pymes en salud a partir de la Atención Primaria.
La libertad de elección de los pobres en los servicios de salud ha de ser un nuevo propósito en la irrenunciable lucha por la libertad y el desarrollo humano.