Desde muy pequeño he sido un amante de la fauna marina, sobre todo de la que tiene vocación a terminar frente a mí en un buen plato. Pero casi nada me agrada más que un servicio de Salpicón de Mariscos. La mezcla de sabores y texturas entre las especies, ajíes dulzones, la rigidez del Lambí o del Pulpo, y los suaves camarones o almejas siempre me han apetecido. No sé si por mi espíritu de incesante cambio y búsqueda de lo idóneo, me parece que este plato combina maravillosamente estas cualidades con la acidez del vinagre y el zumo de limón, dándole un toque exquisito (cuando es bien preparado) a este manjar de los mares.
Creo que en estos días todos nos estamos cuestionando si los hacedores de política pública en la República Dominicana entienden lo delicado que es combinar sabores y texturas tan fuertes como las de un liderazgo mostrenco, una legitimidad inexistente y un historial de desempeño exageradamente desafortunado con la intensa acidez emocional que sentimos en la actualidad todos los Dominicanos.
Es indudable que la desconexión vigente entre los dirigentes del PLD, Leonel Fernández, Danilo Medina y los partidos aliados con los legítimos intereses y aspiraciones de la Nación Dominicana es una receta para el definitivo resquebrajamiento de las frágiles fibras sociales que nos mantienen en un relativo equilibrio de paz y sosiego.
En termino económicos la combinación del actual desempeño fiscal y las atropelladas soluciones legislativas que ha impulsado la actual administración sólo exacerban nuestras debilidades estructurales (falta de inversión privada, desempleo estructural, fragilidad institucional, estructura de costos de producción desfavorable, concentración del ingreso, entre otros). De tal suerte que el sostenimiento del equilibrio macroeconómico sólo apelando a las políticas monetarias ya no será posible.
Si observamos el comportamiento de las grandes empresas en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) después de la crisis financiera del 2008, vemos como todas se han convertido en ahorrantes netas. Es decir, la brutal caída en la demanda agregada como consecuencia del constreñimiento del crédito ha dado como consecuencia la acumulación de enormes reservas de liquidez por parte del sector privado, que hoy en día no encuentra como colocarlo en estos mercados y prefiere mantenerlos congelados antes de arriesgarse a reinvertir en un ambiente de bajo crecimiento. Esto a pesar de que las tasas de interés para inversión se encuentran en niveles históricamente bajos. (Ver trabajo de Lluvias Karabarbounis y Brent Lieman de la Escuela de Negocios de la Universidad de Chicago Booth).
Si analizamos este comportamiento en el exterior, y le agregamos el hecho de que en nuestro país sólo por concepto de los fondos que acumula la TSS mensualmente el sector privado dominicano genera más de RD$5,000MM en ahorro para el sistema de pensiones, entonces definitivamente nuestros legisladores y funcionarios pudieron elegir otro esquema para re-encauzar nuestros destinos. Este es sólo un ejemplo de cómo nosotros no hemos sabido aprovechar las oportunidades coyunturales y estructurales que tenemos en la actualidad como consecuencia de las decisiones apresuradas, desmedidas y poco efectivas que hoy pretenden vendernos los miembros del PLD.
Dios quiera y esta sopa de pescado que nos han servido, cuando lo que pedimos fue un rico salpicón, no termine en tremenda indigestión por ciguatera.