En 1995, siendo director del proyecto comunitario de la PUCMM auspiciado por la Fundación W.K.Kellogg en Santiago, UNISUR, fui invitado especial por el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR) de la PUCMM a un encuentro sobre la problemática de la basura. Era de elevada preocupación para toda la ciudadanía santiaguera, la acumulación de miles de vertederos transitorios de basura en muchísimas calles y avenidas centrales de Santiago, así como en barrios de la ciudad. El CEUR hizo un inventario de todos los puntos donde la ciudadanía por no tener un sistema de recolección eficiente, decidía colocar la basura porque el Ayuntamiento duraba más de siete días para recolectarla.
El estado actual de la recolección de la basura ha retrocedido 20 años. Si el CEUR publicara la ayuda memoria de ese evento, estaríamos sorprendidos de las similitudes de esa problemática con la actual. Una ciudad verde y sostenible debe ser una ciudad higiénica, limpia y sana. La gestión eficiente de los residuos constituye una de las condiciones necesarias para garantizar la salud pública, hace la ciudad más atractiva para clientes, visitantes y turistas, y proporciona calidad de vida. En este siglo XXI el sistema no puede estar en manos políticas, empíricas e improvisadas, y mucho menos convertirlo en una flagrante violación de todos los derechos humanos de los humildes trabajadores de la basura.
Epidemiológicamente está demostrado que si los residuos no se gestionan armónicamente se generan amenazas y riesgos inmediatos para la población. Proliferan los insectos y roedores que transmiten enfermedades, se masifican los malos olores, se genera impacto visual, y ocurren mortales epidemias de enfermedades infecciosas. Se conoce además que el desorden de la gestión de la basura, aumenta la emisión de gases de efecto invernadero, afecta la biodiversidad y se pierden recursos materiales y energéticos contenidos en los residuos.
Una ciudad verde y sostenible debe ser una ciudad higiénica, limpia y sana. La gestión eficiente de los residuos constituye una de las condiciones necesarias para garantizar la salud pública, hace la ciudad más atractiva para clientes, visitantes y turistas, y proporciona calidad de vida
Parodiando a Juan Bosch en unos de sus magistrales “Cuentos en el Exilio” subrayamos que cuando se está confundido en la solución de un problema y no se vislumbran soluciones “debemos ir rumbo al puerto de origen”. En este orden, reconocerse que fue el técnico brasileiro residente en Lima, Perú, ingeniero Alvaro Cantahede y los especialistas del Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS), que en un acuerdo promovido y elaborado por nosotros, entre el Consejo Estratégico (CDES), Ayuntamiento y Organización Panamericana de la Salud (OPS), para la ocasión dirigida por nuestra distinguida amiga y brillante epidemióloga costarricense, Socorro Gross Galiano, pusieron a Santiago a hablar más que de basura, de residuos sólidos y asimismo en vez de “recoger” a pensar en “gestionar” de forma sistémica e integral.
En muchas ciudades y países la basura es insumo para negocios y desarrollo local, pero aquí el desorden, la polución y su caótica acumulación la convierten en un factor precipitante de grandes epidemias y gases efecto invernadero. Asimismo en un asco, grima y vergüenza para todos. Aceptar esta verdad es clave, sobre todo para una ciudad que fue valorada en su momento, como la más limpia de la República. No podemos esperar más, estamos a la mitad de la ejecución del Plan Estratégico 2020 y es hora de “agarrar el toro por los cuernos”. Las más de 1,500 toneladas de basura diarias y los cientos de vertederos improvisados, es un llamado crítico al Ayuntamiento y a la ciudadanía organizada, pues suciedad, inmundicia y abandono, además de alejar el turismo y los negocios, son cultivo para graves enfermedades como Leptospirosis, Cólera, Salmonelosis y Diarreas Agudas, Chikungunya y Dengue, entre otras.
De la mano de Alvaro Cantahede y el CEPIS-OPS, el Consejo Estratégico (CDES) con auspicio de la Corporación Zona Franca y el Ayuntamiento, formularon la propuesta más integral sobre este problema. Consultamos los programas exitosos de recolección de basura a nivel del CIDEU, Naciones Unidas y el mundo. Fuimos con el Ayuntamiento a Santiago de Compostela, España y escribimos y adaptamos, un acuerdo de gestión con el Gobierno de Galicia que hizo un significativo aporte. Atrajimos a la Agencia Japonesa (JICA) y al sector privado y creamos la Corporación de Aseo Municipal de Santiago (CASA), hoy en el real olvido institucional y de gestión.
Hoy los problemas han regresado y debemos “redirigirnos” como en el cuento de Juan Bosch. Falta visión y planeamiento estratégico del sistema de residuos. El marco institucional y jurídico está confuso en la competencia y jurisdiccionalidad, la regulación es altísimamente deficiente, sumado a un verdadero desfinanciamiento del sistema. La recolección, tratamiento y disposición es deficiente para residuos hospitalarios e industriales. La disposición final (Rafey) geográficamente mal ubicada y de escasa vida útil promedio. Un reciclaje limitado, una separación informal débil y un servicio de recolección desorganizado. Tenemos que volver al puerto de origen y replantearlo todo. En la otra seguimos.