Después de su muerte, la desaparecida Universidad Centro de Estudios Técnicos (CETEC) publicó varios libros de él que permanecía inédito, como fueron:

1. Gregorio Luperón, la misma forma parte de su obra Hombres Dominicanos. Deschamps, Heureaux y Luperón, tomo I.

  2. De Sosúa a Matanzas, y que en su introducción J. Alfonso Lockward dice que: “La obra De Sosúa a Matanzas no se circunscribe a una mera descripción de lugares, pues tiene carácter autobiográfico y toca las raíces de la genealogía de las principales familias de todo el litoral que bordea la costa que va desde Puerto Plata hasta la población de Samaná”.

3. Glosas y apreciaciones, en dicha obra ponen una vez más de manifiesto sus conocimientos de filosofía; así como también de la historia nacional y universal.

4. Puerto Plata, que viene siendo una continuación al otro libro suyo publicado en 1963, bajo el título Del Puerto Plata de ayer. El acucioso y connotado bibliógrafo Miguel Collado ha opinado al respecto: “Describe lugares, barrios, calles, deseca la idiosincrasia del puertoplateño y –con su pluma maestra de biógrafo—nos ofrece pinceladas sobre figuras de tanta relevancia para la cultura y la historia nacional como José Ramón López, Virginia Elena Ortea, Gregorio Luperón y el Padre Castellanos”.

5. Disertaciones, contiene las cinco conferencias dictadas por Rufino Martínez en el año 1969 en la Sociedad Cultural Renovación de Puerto Plata. Las cinco conferencias fueron intituladas: 1) Lo supersticioso, 2) Las lecturas, 3) Enseñanzas de la vida, 4) Dos obras relacionadas con la libertad, y 5) Puerto Plata.

6. Hombres dominicanos, publicado por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, Inc., En solo volumen los dos tomos publicados en los años 1936 y 1943.

Los editores de dicha obra dicen sobre la misma: “Hombres dominicanos ofrecen un amplio repertorio biográfico de cinco de nuestros más destacados hombres públicos: Eugenio Deschamps, Ulises Heureaux, Gregorio Luperón, Pedro Santana y Buenaventura Báez.

“El autor realiza un retrato de cada uno de estos personajes que actuaron en el convulso escenario histórico, político y social dominicano del siglo XIX desde una perspectiva más bien folklórica, haciendo resaltar sus rasgos caudillistas. Las contribuciones anónimas que Rufino Martínez obtuvo directamente de testigos de los hechos más significativos ocurridos durante los años de la Primera República, le permitieron salvar importantes datos para el estudio de la historia política dominicana”.

7. De las letras dominicanas, libro que permaneció inédito durante 35 años y el autor le dejó una copia del mismo al licenciado Amiro Pérez Torres, después de la muerte de éste dicho libro pasó a las manos del doctor Carlos Manuel Finke. A diligencias de los doctores Finke González y Juan Ventura dicha obra fue costeada y publicada por una conocida compañía puertoplateña.

La misma, escrita antes del ajusticiamiento del dictador Trujillo en 1961, es el estudio más ponderado y exhaustivo que se ha escrito sobre las letras dominicanas en la República Dominicana hasta el día de hoy.

En ese trabajo aparece explicado  cómo han sido las letras en nuestro país.

El autor comenta y analiza la trayectoria de los escritores dominicanos, en una clasificación que ha hecho de tres generaciones y al respecto nos dice: La primera de las tres generaciones del siglo de la República la formaron los nacidos entre el segundo decenio del siglo XIX y el año 1954. La segunda fueron los comprendidos entre el  último y el 1880; la tercera los venidos al mundo dentro del 80 y el 1910 y la cuarta del 1920 al 1930.

Rufino Martínez a todos los lugares del país en los cuales residió por corto o largo tiempo le escribió.

Hasta ahora hemos hecho el comentario de su labor intelectual  y como escritor, solo nos resta describirlo físicamente:

Tenía la apariencia de un manso apóstol, mirada fija, cara algo alargada, pelo corto, color indio claro, estatura regular, delgado, sin barriga, de movimientos lentos; todo eso daba la impresión de un carácter apacible, pero el medio donde se desenvolvió, la adulación y trapisonda reinante en el mismo, a causa de la dictadura, aumentaron su rebeldía original, dando por resultado la observación de una conducta, que puede ser tenida como ejemplar frente a la embestida de la dictadura.

A mitad de junio del año 1975, la acuciosa periodista Ángela Peña hizo una serie de reportajes sobre la investigación histórica y la metodología de nuestros historiadores.

En aquella ocasión Rufino Martínez opinó así: “La interpretación histórica como yo la entiendo y práctico, considera al individuo o personalidad juzgada, no como alguien que quiso realizar su aspiración o ambición personal, sobreponiéndose a las condiciones del medio o escenario de que es parte, sino como órgano adecuado para que maneras del medio queden incorporadas a la corriente o a la realidad de la vida.

”Esto quiere decir, que si el individuo carece de dotes indispensables para ser órgano o conducto de los impulsos de que es depositaria la sociedad, no tiene derecho a triunfar.

Con la muerte de Rufino Martínez acaecida en Santo Domingo, el 27 de octubre de 1975, perdió el país a uno de sus hijos más brillantes y consagrados historiadores nacionales.

La prensa nacional se hizo ecos de su sentida muerte.

El periódico Listín Diario editorializó, el 29 de octubre de 1975, página 6, así: “Rufino Martínez, espigó uno de los campos más polémicos de esa nuestra historia: la biografía, y lo hizo acerca de las personas más debatidas de nuestra historia: Santana, Báez, Heureaux y Trujillo.

“Por cierto, sus averiguaciones históricas no fueron objeto de muchas polémicas entre los demás historiadores.

“Austero, solitario con opiniones de fuerte acento personal, Rufino Martínez fue respetado.

“Rufino Martínez fue maestro en su nativa Puerto Plata, y deja gran número de discípulos agradecidos y lleno de cariño.

“Su muerte ocurrida anteayer deja un vacío muy grande en el trabajo histórico”.

El periódico Ultima Hora, editorializó en fecha 29 de octubre de 1975, página 8, de la manera siguiente: “La muerte del historiador don Rufino Martínez es una enorme perdida, porque con él esta nación, todavía envuelta en agrios debates sobre los más importantes personajes de su historia, sufrirá la orfandad de una mente brillante, puesta al servicio del escudriñamiento intelectual serio en torno a figuras y acontecimientos de la mayor significación”.

La destacada periodista e investigadora histórica Ángela Peña se expresó así en su muy leída columna:

“Esta madrugada falleció don Rufino Martínez, uno de los historiadores nacionales que más datos aportó a la bibliografía histórica dominicana.

“Su Diccionario Histórico—Biográfico Dominicano, es la obra que lo consagró. Es un volumen al que hay que recurrir necesariamente cuando se quiere buscar la actuación de nuestros más importantes personajes.

”En lo polémico estaba la diferencia con algunos colegas que apenas publican artículos periodísticos referentes a la historia. Comentaba, rebatía, elogiaba. Hace menos de un mes salieron en Ultima Hora últimos trabajos, que fueron unos comentarios a la Sociología política dominicana de don Juan Isidro Jimenes Grullón.

“Esta mañana vi su cadáver en la funeraria. Su rostro presentaba la misma mansedumbre que lo caracterizó. Debe estar descansando en Paz”. (Periódico Ultima Hora, Columna Media Naranja, de fecha 27 de octubre de 1975, página 24).

Al enterramiento del cadáver de Rufino Martínez asistió un exiguo público al cementerio de la Máximo Gómez; tal conducta no es extraña a los hombres de su talante, porque la inasistencia del público no es la medida de la conducta del fenecido, bastase decir que el cortejo fúnebre de Juan Pablo Duarte, ocurrida en Venezuela en 1876, tenía pocos acompañantes; no recibió Rufino en su último recorrido, mejor reconocimiento.