El 16 de agosto de 1963, ganó el segundo lugar en el Certamen Literario, organizado por la Comisión del Centenario de la Restauración de la República, por su trabajo intitulado “Luperón en la historia dominicana”, publicado en la revista Clío, órgano de la Academia Dominicana de la Historia, en el No. 120, enero—diciembre, 1963, páginas 67 hasta 112. El primer lugar fue ganado por el Dr. Hugo Tolentino Dipp, por su trabajo: “Perfil nacionalista de Luperón”.

Después de la Revolución de Abril de 1965, logró publicar Hombres Dominicanos: Rafael Leonidas Trujillo Molina. Trujillo y Heureaux, tomo III (69), cuyos originales de éste libro fueron guardados por muchos años por el connotado jurista y antitujillista puertoplateño, licenciado Amiro Pérez Torres, en la ciudad de Puerto Plata. (70)

En el trabajo “Dos bibliografías sobre la historia dominicana”, comentada se dice sobre éste libro: ’Hombres dominicanos. Heureaux y Trujillo. Libro apasionado de denuncia contra las dictaduras de Ulises Heureaux (1866—1899) y Rafael Trujillo (1930—1961)”. (71)

En 1969, viajó a la ciudad de Puerto Plata a dictar una serie de cinco conferencias en la Sociedad Cultural Renovación, era a la sazón su presidente el doctor Félix Ramón Castillo Plácido. Las cinco conferencias fueron intituladas: 1) Lo supersticioso, 2) Las lecturas, 3) Enseñanzas de la vida, 4) Dos obras relacionadas con la libertad, y 5) Puerto Plata.

El 31 de julio de 1971, la Universidad Autónoma de Santo Domingo publicó su Diccionario biográfico—histórico Dominicano. 1821—1930 (72), con presentación del doctor Emilio Cordero Michel. Duró veintisiete años escribiendo este libro. Es su mejor obra y el mismo no ha sido superado por nadie en el país. En el mismo demuestra erudición e investigación.

El acucioso historiador y Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia, doctor Emilio Cordero Michel emitió el juicio crítico sobre dicha obra: ”Aunque dicho análisis se aborda desde una perspectiva más bien narrativa y folklórica que apegada a un método científico estricto, por no descansar en el estudio de las contradicciones y luchas de clases, la obra constituye un encomiable esfuerzo intelectual que podrá servir de punto de partida a todos los que se preocupan por la interpretación de nuestro pasado”. (73)

El 17 de noviembre de 1971, la Universidad Autónoma de Santo Domingo le confiere al escritor e historiador puertoplataeño, Rufino Martínez el título de Profesor Honorario.

El doctor Emilio Cordero Michel ha expresado sobre Rufino Martínez:

“Hijo humilde del pueblo, nació en Puerto Plata, el 30 de julio de 1893, educándose en las Escuelas Normales de su ciudad natal y de Santiago de los Caballeros. Dedicó veintitrés años de su vida al magisterio, siendo Profesor y Director de la Escuela Normal de Puerto Plata. Autodidacta y consagrado investigador, tardó veintisiete años en escribir el DICCIONARIO. Su antitrujillismo –manifestado por la vertical actitud de no inscribirse en el partido oficial del régimen y rechazar la designación de Miembro de la Academia Dominicana de la Historia—le acarreó tantas dificultades de todo orden que le impulsó a no incluir en él a los responsables del encumbramiento del tirano al poder o del fortalecimiento y sostenimiento de la Era de Trujillo. De conformidad con sus palabras, cuando concomitantemente con el inicio del DICCIONARIO en 1931 Trujillo creaba bases de su régimen, se le presentó un obstáculo para seguir adelante, y fue el sentimiento de aversión hacia determinados personajes, algunos vivos, otros fenecidos, de quienes irremisiblemente tenía que tratar. Esta confesión y su honestidad de escribir con independencia de espíritu e imparcialidad explican porque no figuran en su obra “los que a partir del año 1930 renunciaron  la condición de representativos o campeones de nuestra escasa cultura, y se hicieron fogosos políticos, produciendo nada más que para la política, o a influjo de ella, con tendencia a deprimir el escenario a donde ellos se habían formado…”

“Bajo la sofocante represión trujillista Rufino Martínez tuvo la consagración, el aliento y el arte de redactar con hermoso lenguaje lleno de pureza y de una manera alfabéticamente cómoda de la A a la Z—un rico repertorio biográfico de nuestros caudillos, fenómeno histórico legendario en República Dominicana determinante, en gran medida, del presente. El análisis a veces extenso, otras somero de 1,137 personajes que desde 1821 a 1930 actuaron en el convulso escenario histórico, político y cultural dominicano, Rufino Martínez los hace con magistral visión de águila y de  hormiga, las dos maneras de contemplar el pasado que exige el tratamiento de los protagonistas de la historia. Aunque dicho análisis se aborda desde una perspectiva más bien narrativa y folklórica que apegada a un método científico estricto, por no descansar en el estudio de las contradicciones y luchas de clases, la obra constituye un encomiable esfuerzo intelectual que podrá servir de punto de partida a todos los que se preocupan por la interpretación de nuestro pasado. Hasta qué punto logra el autor interpretar la sociedad en la que actuaron los personajes históricos biografiados, es asunto que precisaría de un estudio cuyo solo planteamiento rebasa los límites de esta presentación”. (74)

El 1 de abril de 1975, publicó su libro Páginas de mi vida, que es  autobiográfica  sobre la vida de él.

El connotado historiador y actual presidente de la Academia Dominicana de la Historia, doctor Roberto Cassá lo ha ponderado así: “Un historiador notable fue Rufino Martínez, aunque toda la vida se mantuvo en posición marginada. Se especializó en biografías de personajes señeros de la segunda mitad del siglo XIX. Realizó penetrantes incursiones en la psicología individual, al tiempo que perseguía definir atributos del colectivo racional o de porciones del mismo. Hasta hoy es el máximo representante de la biografía en la historiografía  dominicana y de una variante relativamente poco elaborada de psicohistoria. Consideraba válidas, en particular, las explicaciones de procesos a partir de características psicológicas. Se nutrió del conocimiento directo de los entornos de los biografiados, dando muestra de especial erudición”. (76)

El licenciado Néstor Contín Aybarr acotó sobre Rufino Martínez: “De cuna humilde, nació en Puerto Plata, el 30 de julio de 1893. Se educó en las escuelas de su ciudad natal y de Santiago de los Caballeros. Dedicó gran parte de su vida al magisterio. Llegó a ser Director de la Escuela Normal de Puerto Plata.

“Se distinguió como incansable investigador y biógrafo de acerada y, en ocasiones, vitriólica pluma”. (77)

Citas

69. Santo Domingo. Editora del Caribe, C. Por A., 1965. 723 páginas.

70. Rufino Martínez. Páginas de mi vida. Santo Domingo. Editora Cultural Dominicana. 1975, páginas 178 y 179.

71. Por el Centro de Estudios Dominicanos. Dos bibliografías para el estudio de la Historia Dominicana. Eme—Eme. Estudios dominicanos No. 8, volumen II, septiembre—octubre 1973, página 109.

72. Santo Domingo. Editora de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1971. 541 páginas. Luego  con nota a la segunda edición del Dr. Diógenes Céspedes, se volvió a editar dicha obra, en Santo Domingo.  Editora de Colores, 1997. 584 páginas/.

73. Diccionario biográfico—histórico dominicano. 1821—1930, segunda edición corregida al cuidado del Dr. Diógenes Céspedes. Santo Domingo. Editora de Colores, 1997, presentación del doctor Emilio Cordero Michel,  página 2.

74. Rufino Martínez. Diccionario biográfico—histórico dominicano. (1821—1930), segunda edición corregida al cuidado del Dr. Diógenes Céspedes. Santo Domingo. Editora de Colores, 1997, páginas 1 y 2.

75. Santo Domingo. Editora Cultural Dominicana, 1975, 293 páginas.

76. Roberto Cassá. “Historiografía de la República Dominicana”. Ecos, año 1, No. 1, Santo Domingo, 1993, página 29.

77. Historia de la literatura dominicana, tomo IV. Santo Domingo, Editora Taller, 1986, página 84.