El suscrito, el 7 de mayo de 2003, pronunció su discurso de orden para su ingreso formal para la incorporación como Miembro Correspondiente Nacional, a la Academia Dominicana de la Historia, bajo el título de Rufino Martínez: vida y obra de un puertoplateño ilustre. Vamos a reproducir inextenso el mismo:

Quisiéramos agradecer a los Académicos de Número de la Academia Dominicana de la Historia, por nuestra elección como Miembro Correspondiente Nacional, en la sesión celebrada el 13 de junio del año 2002. Gracias a todos.

Para dar cumplimiento al artículo 22 del Reglamento Orgánico de esta respetable y benemérita institución académica, hemos elegido como tema de nuestra conferencia de esta noche, Rufino Martínez: vida y obra de un puertoplateño ilustre.

Este meritorio hombre dedicó 23 años de su vida al magisterio, siendo profesor y director de la Escuela Normal de su ciudad natal de Puerto Plata, y fue autodidacta, prolífico escritor, biógrafo, historiador, filosofo, radical antitrujillista, nunca se inscribió en el Partido Dominicano y mucho menos ocupó cargos públicos, a tal extremo que  se negó a ser Miembro de Número de la Academia Dominicana de la Historia.

Al día de hoy, no existe una monografía y mucho menos un trabajo académico, sobre la labor bibliográfica que realizó Rufino Martínez; algunos connotados escritores han tratado de ignorar su labor de historiador y biógrafo del profesor Martínez y en sus  estudios ni lo mencionan (1); fue un auténtico maestro en todo el sentido de la palabra. Como biógrafo no ha sido superado hasta ahora. Escritor de prosa limpia y depurada. Un connotado intelectual de fuste; magnifico y original ensayista. Un consagrado y acucioso investigador de la historia nacional.

Su producción como escritor fue prolífica y dejó varios libros inéditos. (2)

No transigió con sus principios durante la dictadura de Trujillo. De una conducta insobornable y  vertical. No ocupó cargo alguno en la administración pública.

Fue un hombre de ideas liberales. Después del ajusticiamiento del dictador Trujillo tampoco sirvió en cargos públicos a los diferentes gobiernos que existieron en el país.

Su vida estuvo dedicada única y exclusivamente al cultivo de las letras y de la historia nacional.

Rufino Martínez fue el máximo representante del género de la biografía en nuestro país. (3)

Dictó conferencias y charlas en varias provincias del país sobre diferentes tópicos de nuestra historia  y determinados personajes señeros de la vida nacional.

Ganó algunos concursos de historia y fue reconocido como Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en 1971.

Sufrió del mal de la sordera, que lo hizo más hosco, distante y remiso al trato humano, como dice el doctor Sebastián Rodríguez Lora. (4)

El reputado historiador y uno de los más prolíficos escritores dominicanos, licenciado Emilio Rodríguez Demorizi (1904—1986) le solicitó a Rufino Martínez una media página biográfica de su persona para ser incluirla en un libro sobre Puerto Plata, a quien le respondió así:

“El amigo Emilio Rodríguez Demorizi me acaba de poner en tamaño aprieto, solicitándome una media página biográfica de mi persona para incluirla en un trabajo suyo acerca de Puerto Plata, el lugar de mi nacimiento y modelación mental. Le respondí con franqueza que yo no tengo biografía, y que por lo mismo carezco de material para complacerle”. (5) 

Rufino Martínez publicó un libro intitulado Páginas de mi vida y  volvió a repetir de que: “No tengo biografía en el sentido que yo la cultivo. Quiero decir que en mi no hay una sucesión de actuaciones y hechos nacidos del roce con la corriente de la vida, merecedores de ser presentados como reacción y desarrollo de las energías del individuo dentro de la realidad en que cumpliera el destino de su existencia. Por mi constitución natural, como tipo cerebral que soy, con la circunstancia a ello favorable de haberme mantenido en ocupación de actividad mental a lo largo de mi existencia, me ha tocado permanecer casi al margen de la vida, no para verla pasar, rehuyendo sus asperezas, sino internándome en ella para observar y captar modalidades suyas que a mi parecer merecían ser fijadas y ofrecidas a la sociedad como de su pertenencia. Sé muy bien, lo mismo que cualquiera otro situado en igual o semejante circunstancia, la gran lucha que se debate en el mundo interior del individuo, para mantenerse asomado a la corriente de la vida, y pulsarle y ser sensible a sus manifestaciones en el ser colectivo, siguiendo los cambios de éste, resueltos en alegrías y pesares. En esa lucha interior de pasiones, para que quede enhiesta la personalidad, tienen que salir triunfantes lo más nobles de aquellas, pues de lo contrario ocurre el caso que por estos últimos tiempos se ha hecho corriente entre nosotros, de que el individuo de quien se prometía la sociedad un valor de la intelectualidad, mirado como reserva apropiada para manifestaciones de elevada espiritualidad, da el lamentable espectáculo de no poseer lo esperado de él”. (6)

Aunque  nos dice que no tiene biografía en el sentido como la cultivó él, pero en cambio el licenciado Emilio Rodríguez Demorizi considera: “Su expresión de que no tiene biografía, ya es parte de su biografía”. (7)

Rufino Martínez ha dicho: “Soy poco comunicativo, y por mi manera de conducta privada me he dado cuenta de que sólo yo la conozco. He visto achacarme cosas que no están en mí ni corresponden a lo que yo persigo. A ello he sonreído y seguido en mi manera, sin ocuparme de explicar nada ni de convencer a nadie”. (8)

Nació en la calle El Fuerte, barrio El Pie del Fuerte (9), próximo a La Poza del Castillo y Fortaleza San Felipe, de la ciudad de Puerto Plata, el 30 de julio de 1893, hijo de los señores Richard  Mckinney (10) y de Juana Ramona Castaños Martínez (11). Esta última era hermana del destacado tañedor José Ramón Castaños. (12)

Al declarar al recién nacido como hijo de la señora Juana Romana Martínez, cuando el apellido Martínez era secundario, se cometió un error material. El apellido que le correspondía era Castaños. El propio Rufino Martínez nos ha aclarado sobre el apellido Martínez: “El apellido Martínez, que en mi madre era secundario, pasó a ser el mío definitivo, sin intervenir en ello un calculado propósito. Se me bautizó como hijo de Juana Ramona Castaños, y cuando mi padre me dio el suyo ya era tarde, pues hasta poseía un primer diploma, el de Institutor, y por eso no lo usé. Andando el tiempo y venido a ser yo cultivador de la historia nacional, he creído que el Martínez era el acordado, por muchas razones, con mi preponderante vena de escritor”. (13)

Cuando nacía Rufino Martínez, el país se encontraba gobernado por el dictador puertoplateño Ulises Heureaux (1845—1899) (14) y el Distrito Marítimo de Puerto Plata, tenía como gobernador al general Federico Lithgow y Pelegrín (1842—1910). (15)

La pareja Mckinney—Martínez, a los casi dos años de unión libres, se separaron definitivamente y su madre se fue a vivir a Sánchez junto con su hijo.

En el año 1897, después de la muerte del general Gregorio Luperón (16), le pide Rufino Martínez a su madre, que desea ir a vivir a Puerto Plata, ésta se lo entrega a su padre.

Al siguiente año fue inscrito en la Escuela Primaria Mixta de Varones de Puerto Plata (Asilo Viejo), teniendo como profesores a los señores Luis Pecunia (17) y Armando Rodríguez Victoria (1879—1972. (18)

Continua     

Citas

  1. Véase al doctor Mariano Lebrón Saviñón. Historia de la cultura dominicana, segunda edición, tres tomos. Santo Domingo. Editora Taller, 1994. Así como también José Alcántara Almánzar: Selección, prólogo y notas de Antología mayor de la literatura dominicana (siglos XIX—XX), dos tomos de prosas, segunda edición. Santo Domingo. Editora Corripio, 2001.
  2. Permanecen inéditos: 1) Ensayos; 2) Del Puerto Plata de ayer, tomo II; 3) Al margen de la historia; 4) Luperón en la historia dominicana; y, 5) Hombres dominicanos: Morales, Cáceres y Arias, tomo IV.
  3. También están: José Gabriel García (1834—1910), Dr. Max Henriquez Urena (1885—1969), Lic. Emilio Rodríguez Demorizi (1904—1986), Lic. Joaquín Balaguer Ricardo (1906—2002), Dr. Vetilio Alfau Durán (1909—1985), Lic. Néstor Contín Aybar (1909—1999), Julio Jaime Julia G. (1922—1993),  Dr. Euclides Gutiérrez Félix (1936),  Margarita Vallejos de Paredes, Pedro R. Vasquez, Dr. Roberto Cassá (1948), Lic. Cándido Gerón (1950), Dr. Franklin Gutiérrez (1951), Dr. Bruno Rosario Candelier (1941),  Carlos T. Martínez  (1945), Miguel D. Mena (1961), Belarminio Ramírez Morillo (1964), Miguel Collado (1954), Ramón Saba,  Pablo Clase hijo, Juan Ventura (1953),  y otros tantos.
  4. Estampas de mi pueblo, 3ra. edición, aumentada. Santo Domingo. Editora Corripio, 1992, página 262.
  5. Emilio Rodríguez Demorizi. Noticias de Puerto Plata. Santo Domingo,  Editora Educativa Dominicana, C. Por A., 1975, página 224.
  6. Rufino Martínez. Páginas de mi  vida. Santo Domingo, Editora Cultural Dominicana, 1975, páginas 7 y 8.
  7. Emilio Rodríguez Demorizi. Noticias de Puerto Plata. Santo Domingo, Editora Educativa Dominicana, C. Por A., 1975, página 224.
  8. Rufino Martínez. Páginas de mi vida. Santo Domingo, Editora Cultural Dominicana, 1975, página 8.
  9. Desapareció después de la construcción de la Avenida Malecón a principios de la década del 70.
  10. Vino a Puerto Plata en 1866, siendo un infante, procedente de Nassau, Islas Bahamas, traído por su madre que emigró a nuestro país con él y dos hembras más. Fue criado y educado por el restaurador y pequeño comerciante puertoplateño José Agustín Escarramán. Recibió una educación metodista, aprendió el oficio de sastre, que fue su definitivo medio de vida y también aprendió música, tocando el instrumento Bombardino. Tuvo una pequeña pulpería en su casa.
  11. Nativa de Puerto Plata. Vivió en Sánchez, luego en Matanzas. Quedó huérfana de padre y madre, todavía en la infancia. Apenas cumplidos los ocho años de edad, se encargó de criarla su tío Manuel Jorán.
  12. Descrito por Rufino Martínez en su Diccionario Biográfico—Histórico Dominicano. 1821—1930, página 104—5.
  13. Rufino Martínez. Páginas de mi vida. Santo Domingo, Editora Cultural Dominicana, 1975, página 13.
  14. Véase al licenciado Emilio Rodríguez Demorizi, en su libro Cancionero de Lilís. Poesía, dictadura y libertad. Santo Domingo, Editora del Caribe, C. por A.,  1962,  páginas 321—328, en donde  nos hace una patética descripción de cómo se desenvolvía el país en ese año 1893.
  15. Allí se convirtió en un verdadero cacique. Trató muy mal a los hombres que se encontraban bajo su subordinación. Personaje temible y abusador. Daba bastonazos o con lo que tenía en las manos. Véase nuestro libro Figuras puertoplateñas (biografías), tomo II. Santo Domingo, Editora Cántera Gráfica, 1997, páginas 122—123.
  16. Acaecida en Puerto Plata, el 21 de mayo de 1897.
  17. Hijo de Luis Pecunia, fusilado por el dictador Lilís Heureaux, en 1881 y quien  era su cuñado.
  18. Este último, abandonó posteriormente las aulas y empuñó la pluma y se graduó de abogado, siendo juez por muchos años. Combatió la dictadura de Trujillo. Publicó tres libros: 1) Alma adentro, 2) Ratos perdidos y 3) Cómo está el país. Dejó inédito un libro sobre la Era de Trujillo, con prólogo de Freddy Prestol Castillo.