Nada logra interesar o conmover a la doncella sumida en la tristeza, no tiene inspiración ni motivos, nada consigue conmoverla ni entusiasmarla: „Ya no quiere el palacio, ni la rueca…ni el halcón…ni el bufón." La Naturaleza misma, a través de los cuatros puntos cardinales, percibe este pesar, nótese de paso las referencias a tierras y continentes lejanos tan buscada y apreciada por los modernistas. De Norte a Sur y de Este a Oeste, todos se unen o se solidarizan de alguna manera con el estado de ánimo de la princesa cuando se nos dice: "están triste las flores por la flor de la corte/ los Jazmines de Oriente/los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur".  Percibimos además que al ser asociada la mujer a la flor, en varias ocasiones, hay una visión tradicional y conservadora de la misma como ser débil, decaído, impotente y dependiente en la forma de amar: „la flor de la corte", „la boca de rosa", „se desmaya una flor" que no sólo alude a una flor que en el cuadro se marchita sino a la princesa que se desvanece de amor.

Otro aspecto de la composición es que a pesar de estar escrito con la  la estructura de un poema sin embargo realmente hay todo un cuento que percibimos desde el principio, con sus descripciones, su problemática y con un desenlace feliz como si se tratara de una historia dirigida para niños. La presencia del hada y del „caballo con alas" al final de la historia nos sumergen de plano en el mundo fantástico del mito y del cuento. Y como lo propio en este tipo de narración el objeto amado es un hombre salido de la Edad Media, un personaje de la nobleza:"en el cinto la espada caballero y en la mano el azor …caballero"  quien es además un héroe: „llega de lejos, vencedor de la Muerte" y por lo tanto merecedor de la princesa y de „su boca de fresa". El final de la composición está muy bien logrado ya que llega el enamorado tan esperado y  como por arte de magia al darle un beso a la princesa ella recobra el color, el entusiasmo, la vida. Si al principio de la historia el tono de la faz de  la princesa era pálido, al final se destaca la luz que viene a encenderle los labios por los rayos certeros y seguros del ardiente amor.

Luego en su segunda fase el modernismo se interesó por la historia y los temas de América, nuestra gente, nuestro futuro, a nuestra raza, el destino del continente, nuestro paisaje y tocando temas donde deja entrever sus ideas sociales y políticas. Este aspecto también podemos encontrarlo en Rubén Darío  sobre todo después de „Cantos de vida y esperanza" en el poema titulado:

En „Caupolicán" el poeta evoca nuestra historia y cultura… En Rubén Darío encontramos en su segunda fase como escritor, temas propio de nuestra historia y de América, un cierto interés por referirse también a nuestra gente, nuestro futuro, el destino del continente, nuestro paisaje. Este aspecto podemos encontrarlo sobre todo después de „Cantos de vida y esperanza" en el poema titulado. Sin embargo nos referiremos a un poema anterior „Caupolicán", del que transcribimos sólo una estrofa, que era el nombre de un cacique araucano, que se distinguió por su valentía y temple y que venció a Valdivia, conquistador español, en Tucapel. Cuando el poeta evoca nuestra cultura y nuestra raza se llena de orgullo y admiración, poniendo de relieve sobre todo la asombrosas fuerzas del indio indomable:

Es algo formidable que vio la raza:

robusto tronco de árbol al hombro de un campeón

salvaje y aguerrido, cuya fornida maza

blandiera el brazo de Hércules,  o el brazo de Sansón.

En  „A Roosevelt" (1905) lanza su oposición y protesta frente a la amenaza del imperialismo yanqui.

„Oda a Roosevelt" (Fragmentos)

Eres los Estados Unidos,

eres el futuro invasor

de la América ingenua que tiene sangre indígena,

que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.

(…)

Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;

eres culto, eres hábil; te opones a Tolstoy.

y domando caballos, o asesinando tigres,

eres un Alejandro- Nabucodonosor.

(Eres un profesor de Energía,

como dicen los locos de hoy.)

Crees que la vida es incendio,

que el progreso es erupción,

que en donde pones la bala

el porvenir pones.

No.

Los Estados Unidos son potentes y grandes.

Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor

que pasa por las vértebras enormes de los Andes.

(…)

…Sois ricos

Juntáis al culto de Hércules el culto de Mammón;

y alumbrando el camino de la fácil conquista,

la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.

Mas la América nuestra, que tenía poetas

desde los viejos tiempos de Netzahualcoyotl,

(…)

que desde los remotos momentos de su vida

vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,

la América del grande Moctezuma, del Inca,

la América fragante de Cristóbal Colón,

la América católica, la América española,

(…)

Esa América que tiembla de huracanes y que vive de Amor;

y  sueña. y ama. y vibra; y es la hija del sol.

Tened cuidado. ¡Vive la América española!"

(…)

Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo,

el Riflero terrible y el fuerte Cazador,

para poder tenernos en vuestras férreas garras.

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!

De manera profética el vate anuncia lo que sobrevendrá, nuestras tierras serán agredidas por el usurpador del norte. Al aludirse explícitamente al tiempo futuro se busca oponer o hacernos pensar en ese tiempo que llegará con lo ya acaecido osea con el pasado, con nuestra historia. Me refiero a que siempre hemos sido asaltados, invadidos. En el pasado por España que le „cede ahora el turno" al imperio norteño: „eres los Estados Unidos el futuro invasor".

Cuando se alude a nuestra estirpe se señala de ella sus creencias, su fe, su religión, su carácter cándido o inofensivo que es lo que justamente se opone al país en cuestión que es astuto, malicioso, bien armado y dispuesto siempre a defender primero sus intereses y al ataque: „de la América ingenua que tiene sangre indígena, / que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.". Apuntemos también que el poeta cuando se refiere a nuestra lengua muestra un cierto temor a que ella sea sustituída por otra, esto lo percibimos gracias al adverbio „aún" que quiere decir hasta un momento determinado, ya que en el caso de una invasión o dominio norteamericano sacrificaríamos entre otras cosas nuestro idioma y hablaríamos entonces inglés.

El escritor se refiere al „coloso del norte" con gran ironismo „Eres un profesor de Energía,/ como dicen los locos de hoy". Cuando menciona la energía nos habla de un tema muy actual, pero en este caso se refiere a las malas energías, las que destruyen, las que incendian, las que acaban con el Hombre y hacen la guerra.

Por otra parte, opone la naturaleza del latinoamericano llena de poesía, de bondad, de fe, dulce y virtuosa a la fiera indomable norteña que sólo ansía destrucción y dominio. La nación anglosajona tiene una filosofía que se apoya en el exterminio y entienden o buscan el progreso a través de la  conflagración:

„Crees que la vida es incendio

que el progreso es erupción,

que en donde pones la bala

el porvenir pones."

Los Estados Unidos son, en definitiva, un mal ejemplo debido a su violencia, a su arrogancia y sus excesivas ansias de poder y control, lo que se pone de manifiesto al hacer alusión a personajes de la historia – al rey de Macedonia y al de Babilonia – que se distinguieron precisamente por una sed insaciable de conquista, de tierras, de mando y poder:

„Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza (…) asesinando tigres,

eres un Alejandro- Nabucodonosor."

El formidable vate nicaragüense es considerado como el poeta, del idioma español, que más ha aportado en lo relativo a las innovaciones en la versificación y en las más variadas formas de expresión artísticas. Por ello es que Pedro Henríquez Ureña, célebre ensayista dominicano, afirmó:

"Darío puso de nuevo en circulación multitud de formas métricas, y les dió vida permanente, ya versos que se empleaban poco, como el eneasílabo y el dodecasílabo (de tres tipos); ya versos cuya acentuación libertó y cuya virtud musical enriqueció, como el alejandrino. Aún el endecasílabo ganó en flexibilidad, al devolverle Darío las formas de acentuación que usaron los poetas del siglo XVI, pero que estaban olvidadas desde 1800 (…) finalmente introdujo el verso libre, ya el de medida variable con pie fijo, como el la „Marcha triunfal", ya el de medidas y ritmos variables, como en „Heraldos[1]" „.

Concluyamos la composición haciendo de nuevo alusión a Pedro Henríquez Ureña cuando, haciendo referencia al reconocido maestro del verso y prodigioso poeta nicaragüense, declaró:

„Al morir Rubén Darío, pierde la lengua castellana su mayor poeta de hoy, en valor absoluto y en significación. Ninguno, desde la época de Góngora y Quevedo, ejerció influencia comparable, en poder renovador, a la de Darío." [2]

Otras obras de Rubén Darío son:

En Prosa: Los raros, España contemporánea, Peregrinaciones, La caravana pasa,Tierras solares, Opiniones, Historia de mis libros y Vida de Rubén Darío.

Otras obras poéticas: Oda a Mitre(1906), El canto errante(1907), Canto a la Argentina(1910), Poemas de otoño y otros poemas(1910).