En el 1907 regresó a su país donde fue aclamado en Managua con orgullo y admiración y música por la muchedumbre y en León se brindó con champaña y fue llevado en andas. En 1911 se encuentra enfermo y sin recursos económicos, a causa de su alcoholismo extremado fue operado en Nicaragua de cirrosis aguda donde muere en 1912.
Supo como nadie, modernizar el verso español dotándolo de una increíble perfección verbal. Fue genial su capacidad de innovación y su manejo del verso logrando amalgamar armoniosamente las influencias más diversas y opuestas, por ejemplo cuando adapta temas y formas de la literatura francesa al español con gran manejo de la técnica y del ritmo, poseía un increíble sentido musical, aportó nuevas combinaciones métricas, mezclas originales de asonancias y consonancias.
Veamos las características fundamentales del movimiento en varios textos de Darío. En primer lugar digamos que es muy notoria la musicalidad tan bien lograda en el verso, ya que manejó como nadie el ritmo, además del fuerte colorismo, el equilibrio y la armonía de la forma y un lenguaje exquisito, siempre bello y fantástico. Haremos alusión a diversos fragmentos de algunos de sus textos que mostrarán los aspectos recién mencionados y otros así como también las diferentes fases del poeta.
En texto que sigue a continuación encontramos referencias a diosas y a la mitología griega: "musa Delicia", „Diana", así como también a objetos propios de esa antigua civilización:"ánfora griega", de Versalles y del Oriente. O encontramos referencias a la escultura clásica:"desnudez divina" o a sus materiales "cincelada en alabastro". Los modernistas manifestaron también una predilección por las piedras preciosas o alusiones a objetos que sugerían brillantez, lujo, color, suntuosidad, esplendor, luz: "copa de oro", „henchida de perlas". Y se inspiraban con frecuencia en países lejanos: „Naxos".
Mi dulce musa Delicia
me trajo un ánfora griega
cincelada en alabastro,
de vino de Naxos llena;
y una hermosa copa de oro,
la base henchida de perlas,
para que bebiese el vino
que es propicio a los poetas.
En la ánfora está Diana,
real, orgullosa y esbelta,
con su desnudez divina,
y en su actitud cinegética.
Quiero beber del amor
sólo en tu boca bermeja,
¡oh, amada mía, en el dulce
tiempo de la primavera!
„Primaveral"
Veamos otros aspectos de la poética del vate nicaragüense en su célebre poema „Sonatina".
„Sonatina"
La princesa está triste…, ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa
que han perdido la risa, que han perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de sonoro,
y en su vaso, olvidaba, se desmaya una flor.
(…)
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?,
¿o en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
(…)
Ya no quiere el palacio ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
Los Jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!,
está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosa.
-Calla, calla, Princesa – dice el hada madrina-
En caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y llega de lejos, vencedor de la Muerte
a encenderte los labios con su beso de amor.
Es una composición muy regular y equilibrada formada por 8 estrofas de seis versos o sextetos con rimas consonantes cuya disposición es isométrica AABCCB con versos de 14 sílabas. El tema central es aquí la libertad añorada por la princesa que se siente como „prisionera" en su esplendoroso castillo que, sin embargo, no le aseguran la felicidad. Ella está enamorada y por ello es doblemente prisionera. Por una parte, es presa de las convenciones y las reglas que implican su status de hija de un rey, la vida en la corte y la vigilancia extrema a la que tiene que estar sometida. Por otro lado, al estar enamorada es presa también en el sentido de que estar enamorado implica muchas veces ser cautivo de la obsesión del amor, de un sentimiento que a veces nos inmoviliza, en el caso de que una de las partes no se sienta correspondido o la ausencia del amado que nos impide actuar de manera emancipada o suelta. Cuando se ama, con frecuencia, se depende del objeto amado y depender es de alguna manera no ser libre. El amado no está y por ello encontramos a la doncella sumida en honda melancolía:"está triste", „suspiros".
La joven noble no tiene ninguna brecha de escape, todo intento resulta inútil, de ahí lo desesperante y angustioso del cuadro descrito:"está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio real/ que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal".
El autor nos describe con lujo de detalles una atmósfera delicada, sutil, llena de luz y color que nos transportan como por encanto al mundo mítico, irreal o fantástico de los cuentos. Y a ello contribuye la sonoridad y el carácter „alado", „versátil", „ágil" del ritmo como si se tratara de una composición apta para ser hasta cantada.
Además busca marcar el contraste entre el color, el brillo y el esplendor del palacio, de los reinos lejanos y exóticos de los objetos del palacio con la palidez de la princesa cuya angustia o tristeza le hace perder la fuerza, el color, el bienestar. Veamos, por un lado: „silla de oro", „claros diamantes", „perlas de Ormuz", „plata", „escarlata", „azur" y por otro lado: „han perdido la risa, „han perdido el color", „está pálida". Hay otras oposiciones sugeridas en el texto:"mudo/sonoro". El autor logra restituir el cuadro con fidelidad gracias a la minuciosidad del detalle y de los matices cuya multiplicidad de tonos claros y oscuros o apagados y vivos imprimen a la escena la habilidad propia de un maestro colorista. De todas maneras hay un interés marcado de pintarnos un cuadro con palabras, de ahí todo el léxico que se ha tomado prestado al mundo pintura además del ya mencionados añadimos: "boca de fresa", „vestido de rojo", „dulzura de luz", „claros diamantes", „escala luminosa de un rayo", „bufón escarlata", „rueca de plata", „lago de azur", „ojos azules", „más brillante que el alba".