Se activa cada vez más el escenario político, se descubren nuevas intenciones o se cubren las verdaderas, no lo podemos saber. De repente todos quieren ser presidente, las caras tradicionales, las mismas de siempre, los que eran fieles seguidores y creen que ya es tiempo de surgir por sí mismos y liderar, los que tal vez muchos no habíamos siquiera escuchado mencionar y que hoy conocemos por sus actos de lanzamiento de precandidatura y sus muchas notas de prensa sobre todo tema que aparezca cada semana.

De confundirse, ¿verdad? ¿Cuáles serán finalmente los candidatos? ¿El escenario pudiera estar siendo dirigido cual obra de teatro con un guion que no nos permite predecir el final? ¿O son todas estas precandidaturas reales, de voluntad propia? No puedo decir que no me interesa la política, al contrario, como ciudadana creo que es una excelente oportunidad de aportar nuestro conocimiento y mejor esfuerzo en pro del bien común, del bien de nuestro país. Hasta el momento, no me he inscrito en ningún partido, si he asistido a movimientos de apoyo, tengo simpatías por diferentes caras en varias organizaciones partidistas y estoy considerando dónde me involucro o por cual corriente debo ir y de manera firme. Me detengo a pensar, ¿por qué no damos la oportunidad a un rostro presidencial diferente? Ojo, con esto no quiero decir que no valoro a uno u otro de los precandidatos que ya fueron presidentes y que hoy demuestran su disposición de volver a ocupar el cargo. Pero, por qué no abrir camino a alguien que no haya sido presidente, aunque haya sido coprotagonista o actor estelar en los gabinetes de gobierno. ¿Por qué no una mujer? Margarita, Carolina. ¿Por qué no un joven? Paliza, Faride, Collado. ¿Por qué no ceder protagonismo a otro liderazgo? Abinader, Domínguez Brito, Castillo, Ito, y otros varios que tienen voluntad y capacidad.

Reitero, no se trata de no valorar a los líderes tradicionales, son sólo preguntas que podemos hacernos, opciones que podemos plantearnos. Darle un pequeño giro a lo que tiende a ser, los expresidentes quieren volver a ser presidentes. Por ahí leí, que nada se extraña y anhela más que recuperar el poder después de haberlo saboreado por años y perderlo. ¿Pero por qué no podemos confiar y ceder a otros el espacio? Muchos dirán que cualquiera que esté cerca de los candidatos expresidentes son más de lo mismo, puede ser, pero no lo sabremos si no le damos la oportunidad. Qué tal si refrescamos el rostro, si escuchamos otro nombre, si nos llevamos una grata sorpresa de una nueva y mejor gestión, indistintamente de cómo queramos juzgar a los partidos, a los anteriores candidatos o jefes de estado.

Por qué tenemos que volver a lo mismo, o es que no hay opción, no hay otras propuestas, no hay capacidad de planteamientos diferentes, ¿o entre ellos mismos se cierran el paso? ¿Hay que agotar etapas políticas? ¿Hay que esperar que desaparezcan figuras para que otras tengan oportunidad? (Eje: Balaguer, Bosh, Peña…los protagonistas de siempre de antes). ¿Cuáles rostros serán apoyados por la juventud que hoy vota? ¿Con cuáles se realmente se identificarían?

Unas cuantas preguntas, que le seguiré buscando respuesta o esperemos a ver cuál será el desenlace de la historia luego de las primarias de cada organización de cara al 2020.

Un nuevo rostro presidencial, ojalá.