Bienaventurados los libres, porque de ellos está hecho el germen de la vida. Libertad palabra taumaturga poseedora de un poder como pocas, hizo de la historia humana una carnicería, por ella nos llevaron por caminos extraviados para una vez conquistada esclavizarnos para siempre. Que ingenuos fuimos, su paso no fue más que una riquísima carnada, en ella caímos los incautos, aun los pensadores, incluyendo a los que nos formamos en las escuelas y universidades. Sin darnos cuenta nos programaron y posteriormente nos usaron para las guerras de los tiempos. El alimento de las elites perversas de la oligocracia planetaria.

El evangelio quedo rezagado en las montañas de la conciencia del ser verdadero, no pudo recorrer el camino solo, necesitaba un cirineo. El evangelio recoge los acentos perdidos u olvidados por la grey terrenal, y los transforma en mensaje eterno de salvación, desciende de los cielos infinitos cuando precisamente se han acabado las ideologías, o cuando entran en crisis los sistemas, hoy serán las naciones quienes lo asumirán cuales apóstoles de la luz, serán los pueblos entronizándolo para la emancipación de los hombres en la tierra.

Estamos tan alejados de la vida, nos han cercenado la alegría, se nos ha escondido el gozo de existir. Un movimiento nuevo renace, para acabar con la horrorosa conspiración contra la humanidad, ha sido una conspiración bien concebida desde tiempos inmemorables, su objetivo el hombre mismo, su canal cualquier medio a su alcance, su interés destruir la casta humana.

Hemos estado viviendo en una sociedad de esclavos, nunca nos han enseñado la libertad, ni el libre ejercicio de ser, nos han inculcado sistemáticamente los conocimientos que gradualmente van modelando nuestra conducta social, todo para que respondamos conforme a como lo han concebido, pre valiéndose de los métodos más asqueantes que se pudiera uno ni imaginar. En base al dolor nos programan, con el miedo nos controlan, van dirigiendo la vida de la sociedad como si la muchedumbre no pensara (y así es) hacen con ella lo que les place.

Hasta los límites extremos de la existencia nos han llevado, ahora con los avances de la ciencia y las tecnologías producen un hombre estereotipado ausente de las cualidades divinas originales, sin pureza de espíritu, maculado de odio y miedo, lo llevan a la destrucción. Nos dividen permanentemente, nos atacan con conflictos diversos, el fin es impedirnos la suprema paz, puesto que en ese estadio de conciencia podemos entrar en contacto con quienes en verdad somos.

Diseñan una sociedad para que siempre vivamos alimentando los pensamientos holográficos de los programadores de la misma, dándoles fuerzas a la virtualidad creada por ellos al punto que olvidamos nuestro propio camino, recorriendo sendas de otros, que solo existen para negarnos nuestra auténtica libertad. En vano luchamos, se alimentan de nuestras energías de lucha, se consuelan con el conflicto constante al que estamos sometidos, todas las ideas les sirven porque todas las ideas dividen.

Lo observan todo y no subestiman nada, nos han secuestrado en nuestras propias sienes, nuestras cárceles son del tamaño de las diminutas neuronas de nuestro cerebro, aún más pequeñas que las partículas subatómicas de la que está hecha la materia. Así se comportan los tiranos, produciendo doctrinas falsas, conceptos complejos, y creando todo una escala de valores inicuos, nos someten con su cultura perversa, cualquier manifestación de la misma es interesante para ellos, los evangelistas predican la luz de la liberación del alma, rompen las programaciones del sistema, cuestionan toda verdad concebida por ellos.

La luz es un evangelio, sin ella jamás seremos libres, su fuerza es un poder desconocido para la razón humana, trasciende los umbrales de la cultura misma, es más que cultura, es más que sabiduría, no es conocimiento, es lo que es, fuerza que gravita en lo que somos y nos define tal cual somos, un evangelio rompe esquemas, su autoridad se impone sin violencia, lo reajusta todo, nos reconfigura  aportando las variables originales de nuestros seres, liberándonos de las ataduras del sistema.