Un círculo vicioso
Estoy convencido que la República Dominicana está atrapada en un círculo vicioso.
La posición actual del Gobierno Dominicano es que se debe aumentar la presión tributaria para poder mejorar la calidad de los servicios que se ofrecen a la población. Por ejemplo, destinar mayores recursos a la educación, luchar efectivamente contra la delincuencia, etc.
Antes de continuar, es importante aclarar que la presión tributaria es simplemente la relación entre las recaudaciones de impuestos y el Producto Interno Bruto (PIB), o sea, los ingresos tributarios expresados como porcentaje del PIB.
Esto implica que, ante las crecientes exigencias de los ciudadanos, la respuesta del Gobierno es que, si deseamos recibir servicios de mejor calidad, primero debemos pagar más impuestos.
En efecto, en la prensa local se publicó recientemente que el Ministro de Economía, Planificación y Desarrollo dijo que "el grave problema de la República Dominicana es que aquí, por un desbordamiento de las expectativas, todo el mundo quiere vivir como se vive en Estados Unidos o Europa, pero pagando impuestos de países de tercera".
Por su parte, la posición de una gran mayoría de empresarios y de ciudadanos consiste en que no están dispuestos a pagar mayores impuestos debido justamente a que no reciben servicios de calidad.
Si bien es cierto que el país tiene niveles de presión tributaria que se pudieran considerar “bajos” a nivel regional y mundial, no se puede negar que la incapacidad del Gobierno de proveer ciertos servicios básicos con niveles mínimos de calidad y de confiabilidad ha conllevado a que los empresarios y ciudadanos tengan que incurrir en altos costos para asegurar estos servicios. Se pudiera decir que existe una presión tributaria “adicional” o “indirecta”.
Existen muchos ejemplos fáciles de identificar para justificar este planteamiento.
Uno de los primeros que viene a la mente sería el alto costo asociado con el funcionamiento y mantenimiento de las plantas de generación de electricidad e inversores que casi todos los negocios y hogares deben tener para suplir deficiencias en el sector eléctrico. Otro ejemplo sería la alta tarifa que muchos ciudadanos pagan en colegios privados debido a la baja calidad de la educación pública. También pudiéramos mencionar el costo que el empresario debe incluir en el precio de su bien o servicio relacionado con mantenimiento y reparación de vehículos que se deterioran rápidamente por las malas condiciones de las calles.
Todos estos factores (y muchos más) afectan la calidad de vida del dominicano y deterioran la capacidad de nuestras empresas de ofrecer bienes y servicios a precios competitivos.
Por tanto, cuando el Gobierno plantea que debe aumentar impuestos, tanto el empresario como el ciudadano exigen que primero sea mejorada la calidad de los servicios que el Gobierno suple con las recaudaciones actuales.
¿Pueden ver el problema?
¿Cómo salimos de esta situación?
¿Cómo rompemos este círculo vicioso?
Desde que yo comencé a escribir esta columna semanal, he tratado de compartir con ustedes informaciones que sean de su interés y que le brinden algo de utilidad.
Hoy les invito a que hagamos un pequeño experimento que entiendo nos puede beneficiar a todos y. por ende, al país.
Primero, te pido que tomes unos minutos y pienses seriamente sobre esta situación y sus posibles soluciones.
Me interesa mucho tener la opinión de todos ustedes.
¿Qué solución se te ocurre?
Lo más recomendable sería que me escribas tus sugerencias en la sección de comentarios que aparece más abajo. También, si lo prefieres, me la puedes enviar a info@economi-k.com.
Quiero que me digas qué tú entiendes debemos hacer como empresarios y como ciudadanos.
Te prometo que voy a revisar cada comentario y cada correo electrónico que reciba sobre este tema.
Yo creo que podemos romper este círculo antes de que sea muy tarde pero todos tenemos que aportar nuestra parte.
Mi opinión
Para comenzar la discusión, les voy a comentar cuál es mi posición personal sobre el tema.
Sinceramente, yo creo que todos debemos honrar nuestros compromisos de impuestos. Yo soy cristiano y entiendo que la Biblia establece una posición muy clara sobre este tema. Tenemos que pagar los impuestos que nos corresponden, independientemente de lo que el Gobierno haga con esos recursos.
De hecho, debemos recordar que, cuando Jesús le habló al pueblo de Israel, ellos estaban sometidos completamente al imperio Romano. ¡Ya se pueden imaginar la calidad de los servicios que recibían a cambio de sus impuestos!
No me malinterpreten. No creo que sea cuestión simplemente de pagar los impuestos. Creo que también debemos exigirle al Gobierno que mejore sustancialmente su manejo de dichos recursos. Lo que pasa es que no veo manera alguna de reclamarle seriamente al Gobierno si yo no estoy cumpliendo con mis obligaciones primero.
¿Qué opinas tú?
¿Cómo rompemos el círculo?