Roberto Rodríguez Marchena es una bocina. Parcialmente, es cierto, pero lo es. El director de prensa del gobierno excede sus funciones de portavoz cuando habla en nombre del candidato presidencial oficialista y no del presidente de la república.

Los ejemplos son numerosos, pero me limitaré a uno, el más preocupante, quizás: "Rodríguez Marchena dice que aunque seria bueno un debate, Danilo no tiene contrincante para debatir". Preocupante, porque es una declaración propia de un jefe de campaña. Porque excede la razón, pintando al candidato oficialista como un superhombre o un superhéroe o un minidiós. Porque denigra a los demás candidatos. Porque niega a los dominicanos un ejercicio democrático que él mismo admite como beneficioso.

Es cierto que sus predecesores han hecho lo mismo. Y que, probable y lamentablemente, sus sucesores imitarán su mal ejemplo. Pero un mal de muchos es consuelo de tontos. Pero “confundir” al presidente con el candidato oficialista, Rodríguez Marchena se olvida de dos promesas de Danilo Medina: Hacer lo que nunca se ha hecho. No utilizar fondos públicos en la campaña electoral.

El que un portavoz del gobierno hable en nombre de su candidato es reprochable. Tanto como los repartos de cajitas y electrodomésticos. Tanto como la compra de cédulas. Tanto como la existencia de una nominilla de periodistas comprados, de bocinas.

En otros países, las fronteras entre el candidato y el presidente, entre su vida privada y su vida pública están bien delimitadas. En Francia, por ejemplo, el general De Gaulle pagaba de su propio bolsillo la parte de la factura de electricidad correspondiente a los apartamentos del palacio del Eliseo donde residía. Y en Alemania, un funcionario de la red de ferrocarriles tenía dos plumas, una para los documentos oficiales y otra para sus documentos privados. De esta manera evitaba utilizar la tinta de la primera pluma, comprada con dinero publico, en sus asuntos privados.

Es probable que la proporción del salario que el portavoz del gobierno correspondiente a declaraciones partidarias sea mínima. A lo mejor no es nada comparada con los salarios de las bocinas encargadas de difundir la propaganda del gobierno. Pero, dada su alta posición, desde la que da un mal ejemplo, me parece que el jefe de prensa del gobierno es la bocina mayor.

El señor Rodríguez Marchena debe abstenerse de hacer ese tipo de declaraciones. O pedir una licencia no pagada mientras dure la campaña. Acaso lo haga si muchos ciudadanos se lo reclaman. Invito a mis lectores que compartan mi opinión a hacerle llegar al señor Rodríguez Marchena esta petición.