Casi trece años de gestión municipal frente a la Alcaldía más importante del país y parecería una eternidad. Casi trece años en los cuales no se ha producido una sola reforma de importancia en nuestro Santo Domingo, Ciudad Primada de América, Primera Calle del Nuevo Mundo, Primera Universidad, primera en muchas cosas más.

Casi trece años han pasado y han operado en el ordenamiento jurídico importantes cambios legislativos que sin lugar a dudas nos dotan de un ropaje de modernidad, pero muy distinta es la realidad.

Ese lapso de tiempo ha transcurrido y no hay legitimación alguna para decir que otras gestiones han sido peores a la actual, pues el Distrito Nacional era mucho más grande, casi más de 1500 km2 y ahora tan sólo 94 km2 y el presupuesto de aquella ocasión era tan sólo 1/6 del actual.

Y muchos munícipes quizás se pregunten: ¿Qué ha pasado?; y no encuentren respuestas certeras a lo que pudiera explicar el Alcalde del Distrito Nacional, quien en el ejercicio de sus funciones no se ha manejado como un Alcalde compromisario del desarrollo de nuestro hermoso Santo Domingo.

Mucho de nuestros munícipes quisieran explicaciones certeras sobre lo que no se ha hecho y sobre como puede justificarse un presupuesto de casi de Cuatro Mil Millones de Pesos anuales, que resulta exorbitante de cara a las ejecutorias de la Alcaldía. En este sentido, para reorientar las ejecutorias de la Alcaldía, es útil analizar lo que se ha dejado de hacer o se ha hecho deficientemente en el Distrito Nacional, por lo que resulta menester precisar algunas críticas puntuales:

1. El planeamiento urbano, como visión de desarrollo y relanzamiento de nuestra ciudad no ha sido situado en su justa dimensión; de hecho, cuando se aprueba alguna normativa se hace al vapor y en desmedro de los procedimientos participativos de los munícipes.

2. No hay un plan urbano para la protección de Gazcue y por ende se permite que el libre mercado siga trazando los destinos de ese entorno histórico desde el punto de vista arquitectónico y demoliendo edificaciones históricas para construir torres de apartamentos.

3.Nuestras aceras y contenes son un caos, cuanta lucha pasan los pobres discapacitados, peatones y ciclistas.

4. Nuestros cementerios son un desastre, prima en ellos el caos y la inseguridad.

5. No hay un sistema de clasificación de desechos y reciclaje, como una especie de sociedad primitiva seguimos lanzando los desechos en un vertedero.

6. No se ha solucionado el problema del drenaje pluvial.

7. No ha habido un amague de intento para solicitarle al Poder Ejecutivo que transfiera plenamente las competencias más consustanciales del Municipio, tales como: a) Ordenamiento del tránsito de vehículos b) Gestión plena de todos los espacios públicos de la ciudad c) Normar y gestionar la protección de la higiene y la salubridad pública d) Instalación del alumbrado público e) Ordenamiento y reglamentación del transporte público urbano; entre otras competencias.

8. Ausencia de involucramiento o involucramiento mediocre en los temas de juventud, discapacidad, envejecientes, seguridad, prestación de los servicios de atención primaria de salud, promoción de la educación y  del deporte.

9. Ausencia absoluta en la coordinación de la provisión de los servicios de abastecimiento de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales.

Ante tantas falencias, tenemos que pensar y vislumbrar la ciudad que queremos, nuestra bella ciudad no es sólo un par de parques las canquiñas, piscinas públicas en semana santa y el parque de las luces en navidad; nuestra ciudad es más que eso, debemos involucrarnos en un nuevo proyecto de ciudad y el cambio no es sólo de gerencia del Municipio sino de mentalidad.

Creemos firmemente que es hora de cambiar y empoderarnos del futuro de nuestra ciudad, de su destino y del uso correcto de sus fondos públicos, para de esta forma tener una Alcaldía con la sensibilidad suficiente para ser la Administración más próxima al ciudadano.