Mucho que ayuda para el propio avance social tener una interpretación objetiva del verdadero ritmo de los cambios. No pocos nos impacientamos al observar el relativo retraso de áreas fundamentales del desarrollo humano.
Más cuando miramos al conjunto de países del mundo y de manera especial los de América Latina y el Caribe es posible que nos reporte alguna tranquilidad relativa ya que no hay notorias diferencias.
Y sucede que todos los países tienen una historia de lucha a favor del progreso, no siempre victoriosa, pero constante, permanente ¿Qué se puede decir de Chile, México, Colombia, Nicaragua, Haití? ¿Qué tanto se ha luchado en esos países para lograr mayores y mejores avances? ¿Y de la República Dominicana? Sólo mirar períodos como la Independencia, la Restauración, las intervenciones de los Estados Unidos, la dictadura de Trujillo ¡cuánto se ha luchado! ¡Cuántos sacrificios de todo tipo! Aun así se ha probado cada vez que más que el gran salto, cuanto se logra al final son pequeños pasos de avance social.
Más allá de esas tan válidas preocupaciones generales sobre el ritmo de los cambios sociales, detengámonos en la Economía como una de sus principales condicionantes.
Lo que por muchos años se entendió que era la esencia de la Revolución estaba asociado a profundas transformaciones en la Economía. Pero si bien han ocurrido transformaciones en la Economía se han expresado en el largo plazo tales como lo que aconteció con la Revolución Industrial o la Revolución de la Productividad que en ambos casos se puede estimar en más de 100 años y sucede que aún la mayoría de los países del mundo no han logrado alcanzar al menos los niveles de impactos aceptables que ambas revoluciones han significado.
Sucede además que se ha probado que la Economía es una materia muy compleja y que tanto desde su gestión de conjunto que es la Macroeconomía enfocada en temas como el crecimiento, la inflación, o el desempleo, no es algo sobre lo cual se puedan hacer cambios radicales para ver los resultados en el corto plazo, al contrario es tan compleja como que las crisis económicas sorprenden hasta a los verdaderos expertos en la materia. Y si se trata del funcionamiento específico de los distintos mercados o Microeconomía, es aún más difícil proyectar el surgimiento de nuevos productos y servicios o su desaparición.
Los últimos cien años mucho que han enseñado y la Rusia de 1917 donde se conquistó el poder político para un proclamado progreso, qué tanto le ha costado no haber trillado el camino de la Evolución en la Economía.