Puedes seguir leyendo en confianza, pues evidentemente podemos equivocarnos, pero éste no es un espacio pagado, ni es propaganda de campaña, ni responde a payola.

Mientras en la Capital se libra un acalorado duelo entre Rojos y Azules que trasciende la Cámara de Diputados sobre el tema del aborto terapéutico, y en la Suprema Corte de Justicia pasamos vergüenza con los procesos sobre la corrupción y el Tribunal Constitucional nos precipita al vacío con sus revelaciones filológicas, desde la remota Restauración de nuestra frontera nos dan cátedra de civismo al enviarnos las buenas nuevas sobre el avance del año escolar. ¡El grito de alegría de Restauración rivaliza con aquel famoso del vecino Capotillo hace siglo y medio!

Y aunque sabemos que una golondrina no hace verano, también debemos reconocer que las mejoras educativas tienen que hacerse en cada aula y en cada centro educativo, alumno por alumno, y lección por lección. El Estado vía el Ministerio de Educación tiene un importante papel que desempeñar como productor suministrando recursos, estrategias y acompañamiento para crear las oportunidades de aprendizaje que deben ser aprovechadas por  los protagonistas de la película (educadores, estudiantes y sus familias) en las diferentes comunidades que reciben estos recursos e insumos. Como es el caso del Centro Educativo José Antonio Salcedo del Distrito Escolar 13-06 que, desde nuestro informe sobre su expectante situación  hace dos meses*, ha sido dotado de valiosos  elementos que empoderan a esa comprometida comunidad para impulsar su proyecto educativo.

Nuestros amigos de Restauración nos informan con entusiasmo que han recibido los nombramientos de varios de los maestros que faltaban (si bien todavía faltan algunos más). En noviembre también recibieron por primera vez la asignación de fondos para la compra local de los insumos para la alimentación escolar, haciendo posible el inicio de la tanda extendida para los aproximadamente 700 alumnos de esa escuela tanto en sus nuevas como en las remozadas aulas originales. Los maestros nombrados residen en el pueblo, condición que facilita el cumplimiento del horario/calendario lectivo. A la biblioteca escolar acuden diariamente entre 40 y 60 alumnos a leer y (ad)mirar los libros, y ya han hecho uso de este nuevo recurso unos 400 de los 700 estudiantes de primaria. ¡Algunos fiebruses han leído dos y hasta tres novelas desde que tienen acceso a  esta facilidad! Quizás en Restauración al cabo de una generación emerja el relevo de nuestra Julia Álvarez o un Junot Díaz en ciernes, sin tener que emigrar de su patria para destacarse en el mundo de la literatura universal.

Son pequeñas victorias que ilustran el camino hacia una educación revolucionaria o una revolución educativa si las multiplicamos por toda la geografía nacional, y cada comunidad emprende con entusiasmo el compromiso patriótico de aprovechar las oportunidades de aprendizaje que se están abriendo con el aumento de la  inversión en la educación.

Aún faltan muchos elementos para lograr la meta de una educación de calidad para todos, pero estamos despegando del letargo. Lo importante es no desesperarnos y seguir mejorando día a día  la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje en cada una de nuestras aulas, ejercitando la paciencia, la humildad y la auto-crítica constructiva, pues la transformación educativa no es instantánea y todavía tenemos el lastre de varias generaciones de negligencia y abandono del sistema escolar, que debemos superar a base de mucho tesón para llegar a la meta que nos hemos trazado.

¡Nunca es tarde si el empeño es fuerte!

*ver: http://acento.com.do/2014/opinion/8182933-restauracion-en-la-educacion/