Parte 1. Enfoque filosófico cibernético e innovador

Cada revolución tecnológica, como bien apunta Pérez (2004, p.33), se convierte en “una explosión de nuevos productos, industrias e infraestructuras la cual conduce gradualmente al surgimiento de un nuevo paradigma tecnoeconómico, capaz de guiar a los empresarios, gerentes, innovadores, inversionistas y consumidores, tanto en sus decisiones individuales como en su interacción” (…). En función de esto, se deduce que la tecnología no se reduce a técnica, al manejo del artefacto, ya que parte de un conjunto de  conocimientos  articulados a la ciencia, al método, a todo el proceso de transformación y creación de productos naturales y sociales.  Como tal, entra en interrelación con la ciencia, el conocimiento, por lo que trasciende lo simplemente artesanal.

Los filósofos de la ilustración como Diderot y D´ Alembert le dieron mucha importancia a la tecnología  como conocimiento (Bunge, 2006; Drucker, 1996). Se puede decir que “la tecnología se ha ganado el puesto de problema filosófico de primer orden”(Broncano, p.20).

Es en el siglo XVIII, con un capitalismo industrial incipiente, es cuando podemos situar la primera revolución Industrial  porque es en ese siglo que entra el significado de tecnología, diferente al de técnica, que ha estado siempre ligada a un accionar artesanal y en todos los tiempos ha acompañado al ser humano, contrario a la tecnología que es producto de la sociedad moderna.

En los primeros 50 años de ese siglo XVIII, se inventó el término  tecnología, que viene siendo la combinación de techné, es decir, el misterio de una habilidad artesanal, con logos, que significa conocimiento organizado, sistemático, y deliberado.

Esta revolución industrial cambió el proceso de producción, esfumando los talleres artesanales que producían la mercancía. Aparecieron grandes fábricas: invención del motor de vapor, la mecanización de la industria de algodón y la construcción de ferrocarril en Inglaterra, luego en Europa Occidental.

El  punto de inicio de esta revolución se sitúa en 1760, abarcando casi un siglo, cuando inicia su fase de agotamiento en la mitad del siglo XIX, dando paso a la Segunda Revolución Industrial, la cual trajo la electricidad, la industria pesada y la producción en masa de alimentos enlatados, automóviles, aviones y  la telecomunicación analógica.

La Tercera Revolución ha sido totalmente diferente a las anteriores porque se ha estructurado en el conocimiento de la cibernética, en la tecnología de la información y comunicación, que se comenzó a desarrollar en la década de 1960. Esta revolución digital se despliega con la microelectrónica, con el hardware y software incrustado en el computador, lo que da paso al mundo del ciberespacio a través de la red de redes (Internet), en la década de 1990.

Es sobre esta revolución que se ha estado construyendo el cibermundo , el cual está compuesto por  cibersociedades, estructuradas en subsistemas como la cibereconomía , la ciberpolítica, la cibereducacion y la cibercultura,  así como por las diversas redes sociales virtuales y los sujetos cibernéticos (hackers, generación net, los inmigrantes y  nativos digitales).

La  construcción del cibermundo es producto de esa primera explosión cibernética, que se originó en la Tercera Revolución  constituida por las Tecnologías de la Información y la Comunicación, por las redes de conocimiento e información digital, la triada Ciencia – Tecnología – Sociedad (TCS) , el mundo de lo virtual y la innovación permanente.

Sin embargo, es a fínales de la primera década del siglo XXI que comienzan nuevos cambios, nuevas sacudidas tecnológicas en el cibermundo, que de acuerdo al esquema de investigación de Pérez (2000), sobre las revoluciones tecnológicas sería la sexta revolución industrial, para Rifkin (2014)  entramos a la Tercera Revolución y para  Schwab (2016) estamos en el umbral  de una Cuarta Revolución.

Estos autores reconocen las características que tienen estos nuevos cambios que se han estado produciendo en el cibermundo: Fábrica inteligente, Impresora 3D, internet de las cosas, sistema ciberfísico, que consisten en las interconexiones del mundo  físico y el virtual y,  la realidad aumentada, Big Data, Robótica colaborativa, donde hombre y robot  trabajen de manera colaborativa en las industrias.

El concepto revolución 4.0, hay que manejarlo de manera compleja, para no caer un determinismo y en una moda,  no agotándolo, pero sí trabajarlo y estudiarlo desde lo ciberepistemológico , como proceso en construcción de ciertos cambios sintomáticos que se están produciendo en ese cibermundo. De esta forma, no caemos en esquemas rígidos sobre las tecnologías disruptivas que se han estado dando.

  • El presente trabajo (tres entregas) es un resumen de la conferencia en la Academia de Ciencias de la República Checa, Praga , en el encuentro de “La red “ International Research Network  on Cultural Diversity and New Media”(CultMedia ,septiembre 2018 )  fundada en dicha Academia en 2002,