La extensa bibliografía sobre la obra de Pedro Henríquez Ureña ha sido dominada en su mayor parte por dos tendencias enfrentadas. Una de ellas se ha decantado por el plano hagiográfico y ha hecho de la celebración acrítica del legado de Henríquez Ureña un verdadero culto. La otra se ha enfocado en textos y estadios particulares de su producción para elaborar lecturas no menos obtusas y limitadas.
El libro del académico dominicano Juan R. Valdez En busca de la identidad: la obra de Pedro Henríquez Ureña (2015) tiene entre sus muchas virtudes el pasar revista a esa historia crítica reductora del alcance de la obra de Henríquez Ureña al tiempo que se propone dimensionar el sentido de la obra del maestro de cara a las indagaciones sobre la nacionalidad dominicana.
El estudio de Valdez es la edición española de Tracing Dominican Identity The Writings of Pedro Henríquez Ureña (2011), publicado por la prestigiosa editorial estadounidense Palgrave-McMillan. Al tratarse de un estudio académico, los capítulos iniciales exhiben el rigor teórico propio del campo de la lingüística, el área de especialización de su autor. Con todo, los planteos que Valdez hilvana en torno a los estudios lingüísticos de Henríquez Ureña y la manera en que estos se ubican en el espectro más amplio de los debates raciales y culturales del Santo Domingo de su época son francamente iluminadores.
Valdez se concentra en el empeño rayano en obsesión de Henríquez Ureña por demostrar la conexión pretendidamente exclusiva del español dominicano con el español de la zona central de la Península Ibérica, conocido como "variedad septentrional", y que comprende la zona en que efectivamente se afincó el español (castellano antiguo) como lengua dominante a partir de las últimas décadas del siglo XI.
En El español en Santo Domingo (1941), el texto al que Valdez le dedica mayor atención, Henríquez Ureña se afana por demostrar la hipótesis del carácter "arcaico" del español dominicano, un rasgo que no solo lo conecta a la vertiente más conservadora del idioma, sino a los orígenes del mismo en la meseta castellana.
Pero lo más sorprendente de la hipótesis de Henríquez Ureña es la total renuencia por parte del maestro a aceptar la influencia africana en el desarrollo del español dominicano, planteamiento que aparece en un texto tan anterior como "La lengua en Santo Domingo: rectificación a Meyer-Lüdke" (1919).
Valdez presenta numerosas pruebas textuales del escamoteo efectuado por Henríquez Ureña en su descripción del español dominicano. Entre las estrategias de "ocultamiento" que describe Valdez resaltan los malabarismos en los que incurre Henríquez Ureña para negar las interferencias de las lenguas africanas en el español de la isla, un gesto que lo colocaba en franca confrontación con el trabajo pionero de Fernando Ortiz en Cuba y de Carlos Larrazábal Blanco en República Dominicana.
Es gracias al examen minucioso de los estudios lingüísticos de Henríquez Ureña, una de las facetas menos estudiadas de su producción intelectual, que Valdez identifica en su pensamiento cierto afán nacionalista que resalta sobre el cientificismo de sus investigaciones:
"En los estudios de Henríquez Ureña acerca del español en Santo Domingo, las formas lingüísticas quedaron icónicamente vinculadas a categorías sociales, raciales y culturales, y de este vínculo nace una imagen de la nación, una ideología lingüística que refleja la identidad hispánica blanca que ha dominado la construcción discursiva de la República Dominicana".
Valdez culmina su brillante alegato subrayando la presencia en otros textos de Henríquez Ureña, como por ejemplo Las corrientes literarias en la América hispánica, (1949), de "señales de su evolución ideológica" en cuanto al carácter ineludible del contacto cultural a la hora de teorizar sobre la realidad de su tiempo y sus manifestaciones artísticas.
La edición española del libro de Juan R. Valdez aparece en un momento en que la vida y obra de Pedro Henríquez Ureña reciben una renovada atención en nuestro país. Cabe destacar en ese sentido la reciente publicación, podría decirse que por obra de encantamiento, de una parte significativa de su epistolario que estuvo perdida por varias décadas, así como la publicación de la más "completa" de las Obras completas que se hayan editado hasta ahora del maestro dominicano.