“Si hay una verdad sobre los dominicanos es que somos bulliciosos. Y gústele o no al Gobierno, haremos que nuestra voz sea escuchada.” – María Caamaño*
Comprobamos a ciencia cierta que los dominicanos despiertan y abrazan la democracia cuando el viernes 6 de marzo fuimos a actualizar nuestros conocimientos sobre el papel de los funcionarios de colegios electorales en las próximas elecciones municipales del 15 de marzo. Habíamos leído y escuchado las protestas, incluso algunas propuestas, pero ese día pudimos apreciar la voluntad y disposición de los jóvenes para contribuir a celebrar unas elecciones libres y confiables, sin dejar esa responsabilidad a otros.
La respuesta a la convocatoria de la Junta del Distrito para participar en los talleres de capacitación ha sido masiva: al menos así explicó la instructora el hecho de no tener materiales didácticos de apoyo suficientes para nuestro grupo de unos 30 voluntarios. “Se han agotado los materiales debido a la participación masiva en los talleres”, fue la respuesta de la entusiasta instructora, haciendo de tripas corazón con un juego de documentos que había conservado para esos fines y que manoseamos todos durante la sesión en el calor y el hambre del mediodía. Ya habíamos experimentado en carne viva las consecuencias de esa asistencia inesperada de ciudadanos en busca de servir como funcionarios de los colegios electorales el próximo domingo.
De hecho, habíamos esperado más de una hora y media en fila antes de tener cupo en una de las aulas asignadas para los talleres de capacitación, cerca de la Junta del Distrito en la Feria, por la asistencia multitudinaria al día siguiente de ser convocados por teléfono. Hicimos una larga fila, con más mujeres que hombres y muchos más jóvenes (definidos en este caso como de 35 años o menos, a ojo de buen cubero) que maduros, y en general ni popis ni wawawas, sino ciudadanos de a pie manifestando su inquietud de poder llegar a tiempo a sus compromisos de la tarde por el retraso de la larga espera. Y es que en hora y media serpenteando en fila se conversa mucho y se aprende más. No desperdiciamos ni un minuto en ese ejercicio de ciudadanía.
En el taller se evidenció el interés de los participantes en desempeñar bien sus funciones, sin dejar de responder al incentivo de la dieta que la Junta paga a los funcionarios de los colegios electorales, haciendo el compromiso del madrugón y la jornada de mas de 12 horas que nos espera el domingo. La instructora sugiere llegar a las 5 AM, aunque la convocatoria a funcionarios, delegados y observadores acreditados es a las 6 AM, para asegurar la adecuación del espacio y los muebles antes de recibir la valija con los materiales. El grupo en general (y sobre todo los jóvenes) hizo preguntas para asegurarse de poder proveer la oportunidad a los electores de expresar su intención de voto libremente y en secreto, sin dejarse presionar por los delegados políticos, reconociendo el papel de ellos a favor de sus candidatos, pero manteniendo la ecuanimidad y transparencia durante todo el proceso, y en particular en la fase del escrutinio de las boletas. Son buenos augurios para el desenvolvimiento de los comicios, al menos en base a lo anecdótico, pues no tenemos cómo saber si la nuestra fue una muestra representativa del universo de los funcionarios de colegios electorales en el Distrito Nacional, y mucho menos a nivel de otros municipios. La confianza en la capacidad de los funcionarios de los colegios electorales se fortalece, y de eso depende en gran medida la confiabilidad de los resultados y la credibilidad de la democracia dominicana, no solo de la honorabilidad de los magistrados titulares.
En respuesta a la decepción del 16F, los jóvenes dominicanos están haciendo gala de su creatividad y voluntad para apoyar la celebración de unas elecciones ejemplares, a pesar del reto del corto tiempo disponible para la preparación y la necesidad de fortalecer los controles para evitar otro golpe grave a la democracia como el 16F. Nos encanta y energiza el que los jóvenes hagan sentir su voz y su participación en defensa del sufragio, a ritmo tropical, con mucho ruido y sin violencia, porque ese accionar fortalece la democracia. No es solo protestar y exigir, sino también participar y contribuir a celebrar unos comicios transparentes y eficientes.
*El pasaje atribuido a la joven estudiante universitaria, María Caamaño, es una traducción libre de la conclusión de su reciente artículo, https://www.northbynorthwestern.com/what-we-can-learn-from-whats-happening-in-the-dominican-republic/, que literalmente reza: “If there’s one thing that’s for certain about Dominicans it’s this: We’re loud. And whether the government likes it or not, we’ll make our voices heard”. Su mensaje se escucha con fuerza y claridad a pesar de la distancia.