Recientemente recibí la distinción por parte de la Revista Mercado de ser seleccionado entre las 40 personas más notables en el ámbito de los negocios, las ciencias, las artes, los medios de comunicación y el desarrollo social de República Dominicana.
Este reconocimiento me honra, además de que me impulsa a seguir trabajando con ahínco, de modo que cada acción o proyecto que emprenda aporte resultados positivos a la sociedad con la que todos soñamos.
Tengo el privilegio de pertenecer a esta lista desde 2015, la cual comparto con decenas de jóvenes, mujeres y hombres, cuyo mayor propósito consiste en el establecimiento de empresas efectivas, una sociedad enfocada hacia el desarrollo e instituciones fuertes, que garanticen la prosperidad por medio de la creación de alto valor en un marco de orden.
Todos nosotros podemos contar múltiples beneficios, tales como una apertura mayor de la sociedad a colaboradores nuevos que traen soluciones innovadoras, una generación anterior ya establecida que tiene el ánimo de transmitir su experiencia y mayor acceso al conocimiento a escala global a raíz de los avances de las tecnologías de la información y la comunicación.
Por otro lado, reflexionando acerca de los grandes aportes que mis compañeros y compañeras de lista han hecho en beneficio de nuestro país, también se me ocurren los grandes desafíos que los jóvenes empresarios encaran cada día, aquellos que la Revista Mercado ha incluido en su ranking de 40 Under 40 (los cuarenta más destacados con menos de 40) y otros tantos que sirven a su país y sus compañías con un tenaz compromiso. Entre los retos más sobresalientes, destaco los siguientes:
Lo mejor del pasado
En República Dominicana operan empresas y grupos empresariales de larga data que construyeron sectores económicos completos sobre las bases de la disciplina, el trabajo duro, la fina estrategia y la unión familiar. Ante los cambios provocados por los tratados de libre comercio y la disrupción tecnológica algunos concluyen en que esas tradiciones deben ser revisadas.
Sin perder de vista la nueva realidad, con características diferentes a las que componen los entornos de negocios de antaño, los empresarios y las empresarios con menos de 40 años deben mantener y llevar a una nivel más alto los buenos valores que construyeron la economía de mercado de la que disfrutamos hoy.
Saber prepararse
La vocación profesional se expresa, por lo general, en la carrera universitaria que se elige cursar. Lo joven que es un estudiante promedio en República Dominicana a la hora de tomar esa decisión a veces no permite que la elección refleje las pasiones y potencialidades de la o del prospecto de altos estudios.
Además, es bien sabido que las ciencias avanzan de manera tan vertiginosa, que lo que aprende un estudiante en su primer año de universidad a menudo es caduco en su último ciclo académico.
Por esto, es necesario estar abierto constantemente a un conocimiento útil, orientado al incremento de la capacidad de trazar estrategias exitosas dentro del sector de pertenencia. Acumular horas de capacitación no es suficiente, esas experiencias formativas deben corresponder con las necesidades específicas de aumento de las habilidades gerenciales y humanas.
Encontrar el propósito
En algunos casos, se trata de jóvenes que recibieron o están en camino de obtener el relevo por parte de sus padres. También, ejecutivos talentosos se preparan para dar un paso adelante en respuesta al retiro de grandes baluartes gerenciales. En ambos casos, la clave del éxito en el nuevo rol se circunscribe a la identificación de un firme propósito que sea soporte en las circunstancias de duras pruebas.
Aceptar ayuda
Este es un desafío común. El gestor efectivo sabe que no se consigue ningún resultado significativo y duradero sin la ayuda de otras personas. Sin embargo, es necesario ejercer la humildad y la sensatez para reconocer que otras personas tienen más talentos y conocimientos en diversas áreas del saber, las cuales son relevantes para la consecución de los objetivos.
Manejar el tiempo
Sin importar la preparación académica obtenida, la fortaleza financiera o la participación de mercado conquistada, solo hay en el haber 24 horas al día, en la cuenta del recurso más importante que posee la persona: su tiempo.
Por lo tanto, la agenda debe reflejar precisamente las prioridades y valores que sostienen la gestión empresarial, el crecimiento intelectual y la construcción de una buena red de contactos.
Balance familia-trabajo
Hablando de prioridades, esta es la mayor de todas. El balance familia-trabajo es un asunto muy personal para mí, puesto que tengo un matrimonio feliz y una hermosa niña que centran mi vida.
Es un desafío propio de este entorno altamente competitivo preservar en alta prioridad lo más valioso: la familia. Para ellos y ellas trabajamos “de sol a sol”, de modo que debemos evitar sacrificar lo importante en el altar de lo urgente.
La tecnología no resuelve todo
El contacto humano, sentarse frente a frente con los colaboradores, visitar a los clientes en sus sedes no podrá quedar caduco frente a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Es más, voy más lejos. En un mundo donde se expanden los medios de interacción a distancia, el acercamiento y el toque personal se vuelven más valiosos. Cuando un gestor domina la administración de su tiempo para tener ese contacto humano, gana un capital social invaluable.
Renovación de las fuerzas
Son muy útiles los pasatiempos para despejar la mente de las presiones propias de gestionar una empresa rentable. De igual manera, para las buenas y los buenos empresarios puede ser un gran desafío tomar vacaciones, pero ese tiempo de renovación es lo que garantiza que podrán afrontar sus retos con más fuerzas, por muchos años.
Celebro que la Revista Mercado dedique sus páginas cada año al reconocimiento de 40 jóvenes que causan disrupciones positivas en la sociedad dominicana. Me siento honrado de haber sido incluido.