Las nuevas tecnologías y tendencias en la era de digital siguen cambiando la naturaleza del trabajo en todos los sectores de la economía, desde los servicios y la industria, en particular, hasta los negocios, de manera general. Mientras este fenómeno ocurre, a la población en edad para trabajar se le requieren nuevas habilidades y una constante formación técnica, al tiempo que se genera un entorno de oportunidades.
No es información nueva: en nuestro país el sector formal no está creando suficientes empleos, para los dominicanos y residentes. Esto se recrudece porque entre la población joven la tasa de desempleo actual en el país es de 29.4%, la más elevada de la región latinoamericana (Centro de Educación y Desarrollo (Ceduca) y Fondo de Población de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El gobierno debe revisar si lo correcto es seguir sustentando el crecimiento económico en el endeudamiento y en créditos al consumo no productivos, al tiempo de poner el ojo en el hecho de que es la economía informal la que está proveyendo la mayoría de los empleos.
La automatización y la inteligencia artificial significan que tanto los empleos no calificados como los calificados están disminuyendo al mismo tiempo que aumenta el número de personas que buscan trabajo. Durante la próxima década la Organización Internacional del Trabajo (OIT) prevé que la economía mundial deberá crear 600 millones de nuevos empleos en la próxima década, para balancear los efectos de las tendencias antes indicadas en los mercados laborales.
Aquellos que comienzan su carrera sin trabajo tienen más probabilidades de tener salarios más bajos y volver a sufrir desempleo más tarde en la vida, parcialmente porque se han perdido la capacitación y la experiencia, pero también porque los trabajadores jóvenes generalmente cambian de empleo y aumentan sus salarios a un ritmo mucho más alto que las generaciones pasadas.
También están los que se ven forzados a realizar trabajos insatisfactorios o los que no pueden encontrar trabajo que, a menudo, terminan en una trayectoria de productividad muy por debajo de lo que esperaban. Solo la participación combinada del Estado y los sectores productivos y de negocios, hará posible el milagro dominicano.