“. . .los funcionarios públicos tienen el derecho de RETENER un abogado de defensa con fondos públicos cuando son demandados por las acciones tomadas en su capacidad (sic) oficial.”
No hace falta que se especifique que en esta sección se examinará el empleo del verbo “retener” en una oración como la copiada. Se demostrará que no se compadece con el uso general del español y que el abuso se debe a la influencia del inglés.
Las acepciones del verbo retener en español están muy bien asentadas; cimentadas por el tiempo transcurrido y por el uso constante. No obstante la aseveración recién enunciada se repasarán las principales acepciones para no dejar espacio a la duda.
Retener es guardar una cosa para sí. Es mantener una cosa en la memoria. Es impedir que una persona se vaya de un lugar. Es descontar una cantidad de un pago o cobro. Es dejar de pagar el salario a una persona para solventar deudas. Es imponer prisión preventiva. Es contener un sentimiento, deseo o pasión. Es seguir teniendo el empleo anterior cuando se pasa a otro. Esas son las principales acepciones del verbo.
Después de leer la lista de las acepciones resulta decepcionante tratar de entender el mensaje de la oración copiada al principio de esta sección. Se hace ininteligible el mensaje aunque se trate de entender a la luz de lo relacionado.
Todo el problema es el resultado de un cortocircuito entre el verbo español retener y el inglés to retain. No se discute que los dos verbos coinciden en sus significaciones en algunas situaciones; sin embargo, en una de ellas difiere.
En materia jurídica cuando una persona en angloamericano dice que él retains un abogado, al llevarlo al español del habla mayoritaria eso es: “contratar un abogado para un asunto determinado”. Puede contratarse al abogado también para un conjunto de asuntos. De allí sale que en inglés exista el retainer que es el acto mediante el cual un cliente contrata los servicios de un abogado.
Si en lugar del retener se coloca en la oración el verbo contratar, entonces cobra sentido el mensaje que no trascendió por el error semántico en que incurrió el redactor o el traductor.
OPERATIVO
“Para S., era la solución perfecta. Conseguir OPERATIVOS rusos para comprar los misiles antiaéreos de manos de los terroristas. . .”
Puede parecer obscuro el uso que se hace en la cita del vocablo operativo, pero no es tan raro como parece pues este no es el primer encuentro que se tiene con el vocablo. Ya en otras oportunidades se ha leído el término utilizado con la misma intención con la que se le hace aquí.
Vale la pena despejar las dudas al respecto de este adjetivo que en la oración transcrita aparece empleado con funciones de sustantivo.
Operativo es que obra y hace su efecto. Además significa que tiene la propiedad de operar. Se dice de alguien que está preparado o listo para entrar en acción. No hay que dejarse confundir por las apariencias. El uso de este operativo en el texto no consigue colarse por entre las acepciones conocidas.
En realidad lo que sucedió en este caso como en muchos otros es que se tomó la palabra parecida del inglés operative y se la españolizó poniéndole una letra O al final en lugar de la E del inglés.
Un operative en inglés es un agente secreto o un detective privado. En otras circunstancias esa voz del inglés puede corresponder a “artesano, mecánico”; la última palabra del español tomada en tanto que conductor de un tren, por ejemplo.
ENCONTRONAZO
“. . .no sabía que la consultora política ayudaría a poner su campaña en el punto de mira del FBI o que ella había tenido ENCONTRONAZOS anteriores con la ley. . .”
Este encontronazo de la cita se ha oído muchas veces de boca de hispanoamericanos de países diferentes. El encontronazo de América no cabe en la definición que ofrecen los lexicones españoles.
Es una pena que tampoco se encuentre esta voz en el DAA que fue elaborado con todo el cuidado de una joya fina de lexicografía.
El encontronazo de los diccionarios es una pálida representación de lo que significa para algunos hispanoamericanos. Encontronazo o encontrón es un encuentro sorprendente o inesperado con personas o cosas. Algún diccionario que mantiene el oído atento al uso añade a lo usual que es una riña o enfrentamiento.
El encontronazo que se desea destacar aquí no es inesperado por necesidad. Lo que sí es esencial a la noción es lo desagradable del momento en que se produce la situación a que se alude con el término del título. Con esa palabra se refiere quien la utiliza a lo molesto que es el encuentro, el rasgo incómodo que marca lo ingrato de su carácter.
En República Dominicana se ha oído usar otro vocablo para referirse a estos encuentros engorrosos que a veces depara la vida, se llaman “tropezones”, por aquello de haber cometido alguna acción reñida con las buenas maneras.
CONFRONTACIONAL
“Que nadie se sorprenda si el tono del discurso presidencial es ahora mucho más CONFRONTACIONAL que el que utilizó en su primer período.”
Algunas voces ajenas al español cobran vigencia mediante el uso continuo que de ellas hacen algunos hablantes. Peor aun, estos términos extraños a la lengua española encuentran espacio en las publicaciones periódicas. Como consecuencia de lo último reciben el espaldarazo de la lengua escrita que le otorga indirectamente una sanción favorable. Precisamente por lo expuesto en la última oración es que se levanta la voz para criticar, o más bien evaluar, el uso de “confrontacional” en la lengua española.
Ya antes de ha tratado este asunto acerca de este uso persistente. En esta oportunidad se hará de una manera más acorde con la sociolingüística para beneficio de los lectores.
En el español de la Academia no aparece registrada la palabra confrontacional, así como tampoco se asienta la voz confrontativo.
Si ninguna de las dos palabras anteriores consta en los diccionarios de la lengua española es posible que ello se deba a una débil presión de los hablantes así como de los escribientes.
En español además del verbo confrontar y su familiar confrontarse, y el sustantivo confrontación, el hablante, y a mejor título el escribiente, entienden que la lengua está en necesidad de una adjetivo que indique la situación o características de algo que reviste las características de lo que se entiende que reúne las condiciones para ser adjetivo calificativo de confrontación.
Cuando el hispanohablante más culto que ignorante no encuentra satisfacción en el seno de su lengua en una sola palabra para expresar algo que quiere comunicar, en el registro culto, lo que hace es que recurre a lo que subyace en su memoria. Generalmente en este estrato de la sociedad estas personas tienen acceso a lecturas en otras lenguas.
Este segmento de la población de castellanohablantes son quienes cargan con la responsabilidad de introducir en el español escrito las voces que no han logrado aun la carta de legitimación que las autoridades otorgan a las palabras que el uso ha impuesto.
En el caso de la voz “confrontacional” todo parece indicar que se está en presencia de un fenómeno como el que se acaba de describir. Una insatisfacción de los “hispano escribientes” con respecto de los recursos tradicionales de la lengua común. Como consecuencia de lo ya descrito, estos profesionales de la pluma (y el teclado) recurren al inglés que es la lengua de mayor prestigio en la actualidad. Allí encuentran la voz confrontational que les parece adecuada para desempeñar en español las funciones que esta tiene en inglés.
De modo desapasionado hay que admitir que quizá un día no muy lejano, cuestión de años, se incorpore este “confrontacional” a la lengua, con todos sus méritos reconocidos. Mientras lo que se acepta como una eventualidad no suceda, lo más sano es que los hablantes, así como los escribientes de español se mantengan alejados de este “confrontacional” hasta tanto este logre su reconocimiento oficial.
CUATRIMOTO
“Las cuestiones más destacada incluyeron al departamento de policía, puesto en entredicho por un agente que condujo en estado de ebriedad una CATRIMOTO por la playa el fin de semana…”
En muchas ocasiones los traductores tratan de ser creativos e inventan voces en español que no tienen precedentes. Esta voz “cuatrimotor” tiene pocas menciones fuera de conversaciones informales en las que los hablantes ¿hispanos? intentan transmitir un mensaje inmediato acerca de algo que se verá más adelante y que en la conversación es identificable por la inmediatez.
No hay que dudar de que la creatividad de los traductores corresponda a una realidad. Lo de auto tiene una relación inmediata con cuatro, como lo indica su nombre; y motor tiene que ver con una aventura acerca de lo que debe o puede indicar su nombre en otra lengua.
En el español de antes se hablaba de automotores de dos ejes. Se entendía por ello que los dos ejes podía ser de tracción, de donde las cuatro ruedas o como se las llame propulsaban al unísono el vehículo.
Mucho se ha perdido de estos conceptos y en su lugar el énfasis escritural se coloca sobre las llantas o ruedas que ejercen tracción. De allí es de donde sale ahora el asunto de los cuatrimotores.
Con toda propiedad, si es una “cuatrimoto”, eso que de ese modo se denomina debe tener cuatro motores, como lo indica el compuesto cuatri-moto. En la realidad de los hechos no es así. Todo corresponde a una traducción defectuosa de un concepto moderno.
Lo que es nuevo es el nombre, pero en realidad el sistema de tracción es viejo es el de doble eje de tracción. Tanto el eje trasero como el delantero ejercen tracción combinada para vencer obstáculos.
En esta ocasión como en muchas anteriores de lo que se trata no es de hacer gala de gran imaginación sino de recordar a tiempo los conocimientos adquiridos con anterioridad. Antes se llamaban vehículos “de doble eje” porque se sobreentendía por eje que los dos eran de tracción.
En el caso de la famosa “cuatrimoto” corresponde en realidad a un vehículo deportivo todoterreno para conducirlo en terrenos accidentados.
Como casi siempre se hace en estos comentarios se termina esta sección con una oración dirigida a los manes de la lengua para que iluminen a los traductores o adaptadores de palabras a la lengua española para que los iluminen en la dura tarea de traducir conceptos nuevos.