El 2020 fue un año extraordinario generado por la crisis sanitaria sin precedentes del covid-19 que produjo en el mundo y en la República Dominicana una gravísima crisis económica y social. La pandemia ha tenido un elevado costo en vidas, sufrimientos y contagios que ha sacudido la vida y la sociedad. Todo cambió en el mundo en este singular 2020. En nuestro país ha producido un casi colapso de la economía, decrecimiento y déficit de las cuentas externas. Más de 183,282 personas se han contagiado al 11 de enero y los fallecidos se han elevado a 2,427 casos.

Por los efectos de una economía semi-cerrada, el confinamiento y el toque de queda, en el 2020 el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) ha caído de manera notable. Se proyecta que, para el año, el PIB habrá decrecido en 6.5 %, una temporal depresión económica, con graves efectos de desempleo y caída de la producción. El sector más afectado, sin duda, ha sido el turismo, con grandes pérdidas de divisas del orden de 60 %, alto desempleo y cierre de hoteles y restaurantes.

Resultados del 2020

Como señalamos, se proyecta que el PIB decreció en un 6.5 % en el 2020, lo que representa un duro golpe para los sectores productivos y de servicios. Se estima que la inflación terminó en 5 %. La devaluación de la moneda para todo el año se estima en 10 %, con respecto a finales de diciembre de 2019. La Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos concluyó negativa en 1,582 millones, o el -2.5% del PIB, agravada por la caída de los ingresos del turismo de US$ 4,000 millones y de ciertas exportaciones, tanto nacionales como de las zonas francas industriales.

La política fiscal es la que más cambios sufrió durante el 2020, por las fuertes caídas de ingresos tributarios por la crisis y por el aumento de los gastos en salud y los diferentes planes de asistencia social para los trabajadores, como los programas “Quédate en Casa”, “Pa´ Ti, y “Fase I y II”, en adición a los planes que existían, como la tarjeta solidaridad, tarjeta bono gas y de incentivo estudiantil. En efecto, el Presupuesto Nacional original de 2020 ha sido modificado dos veces, una en julio y otra en agosto, realizada por el nuevo gobierno del presidente Luis Abinader. Los cambios en los ingresos y egresos del Presupuesto Nacional han sido muy volátiles y agudos.

En el Presupuesto Nacional original se proyectó unos ingresos totales de RD$748,200 millones y gastos de RD$858,000 millones, lo que producía un déficit de RD$110,300 millones, o el 2.3% del PIB. Esto fue la proyección antes del desastre del covid-19 y obviamente no se cumplió. Para el primer Presupuesto reformulado en julio las estimaciones de impuestos cayeron abruptamente y los ingresos se recalcularon a RD$673,000 millones y los gastos aumentaron a RD$907,000 millones, subiendo el déficit estimado para el año de RD$234,000 millones, o el -4.9 % del PIB.

Este último Presupuesto de la administración de Danilo Medina no incluía gastos en asistencia social de agosto a diciembre, lo que fue una decisión irreal e impráctica, más bien política. Era obvio en julio que, si incluían los gastos de asistencia social, el déficit para el año sería mucho mayor del -4.9%, quizás casi el doble, del reformulado. Fue una salida de cosmético político.

Finalmente, en la segunda reformulación del Presupuesto a finales de agosto realizada por el nuevo Gobierno, se volvieron a reestimar los ingresos y gastos y las aplicaciones financieras de la nueva deuda pública. El presidente Abinader ordenó incluir los gastos de mantener todos los planes de asistencia económica hasta diciembre, lo que naturalmente aumentaba el gasto en salud y seguridad social en más de RD$ 105,000 millones. Una decisión muy responsable, pero aumentaba el déficit fiscal proyectado para el año 2020. Ese era el precio a pagar por la tranquilidad social.

En el Presupuesto reformulado de finales agosto, se proyectaron ingresos totales de RD$610,363 millones, con gastos globales de RD$1,029,000 millones, y el déficit fiscal aumentaría notablemente a RD$ 418,698 millones, o el -9.4 % del PIB. El año se tendría un enorme déficit sin precedente en la historia moderna, producto de la grave crisis económica causada por el virus, la fuerte caída en las recaudaciones y los altos gastos en salud y asistencial social. Sin embargo, gracias a adecuadas políticas públicas, freno a la corrupción y racionalización del gasto, el déficit fiscal terminó el 2020 en RD$ 345,000 millones, o el 7.7 % del PIB. Este fue el déficit real de año.

Una de las consecuencias de la crisis económica y fiscal del 2020 fue el notable aumento de la deuda interna y externa que se produjo para financiar el enorme déficit fiscal. En el Presupuesto original del 2020 se aprobó un endeudamiento público de RD$246,300 millones (US$4,210 millones) y en el segundo Presupuesto reformulado de agosto se incrementó el endeudamiento necesario a RD$599,200 millones (US$10,242 millones), más que se duplicó la nueva deuda en este año tan extraordinario. Este aumento de la deuda era impensable en enero, por lo que ha cambiado totalmente el paradigma económico y la manera de pensar.

El notable aumento de la deuda programada de US$ 4,210 millones a la suma de US$ 10,242 millones aprobada en la segunda reformulación del Presupuesto, casi representa la misma cantidad de la caída ingresos de divisas de US$ 4,500 millones y la reducción del 11 % de las exportaciones. En efecto, el costo adicional en nueva deuda para el país es igual a la caída de ingresos en divisas por las exportaciones y turismo. El Gobierno tenía dos opciones draconianas; aceptaba la realidad de aumentar la deuda pública y financiar los planes sociales y la reactivación, o dejaba sin planes de asistencia social y ayudas de agosto a diciembre, como lo dejó planeado el Gobierno anterior.

Originalmente el país y el nuevo Gobierno anhelaban reducir la deuda reduciendo el déficit fiscal cada año, pero esos planes se vieron totalmente cambiados por la pandemia. Por eso en enero 2021 el total de la deuda consolidada alcanzará el 60 % del PIB en el 2020. Para el 2021 solamente para el pago de intereses de la deuda pública se tendrá que dedicar el 28 % de los ingresos tributarios, sin contar con las amortizaciones del principal, lo que aumentaría a 45 % de los ingresos ordinarios. Sin duda, la manera de enfrentar los grandes compromisos financieros de la nueva deuda para financiar los efectos de la pandemia es realizando una profunda reforma del sector eléctrico y del sector fiscal por el lado de los ingresos y gastos.

La política monetaria y crediticia durante la pandemia ha sido la adecuada, de tipo expansiva y anticíclica con el objetivo de inyectarle liquidez al sistema bancario y proveer de liquidez a las empresas privadas, tan afectadas por el confinamiento y el toque de queda. La Junta Monetaria del Banco Central aprobó varias facilidades de liquidez y de reducción del encaje legal por la suma de RD$ 120,000 millones. También aprobó una Facilidad Rápida de Liquidez por RD$ 60,000 millones, para cubrir necesidades de la banca y sus clientes.

La Junta Monetaria bajó dos veces las tasas de interés de la política monetaria de 4.5 %, al 3.5 % hasta llevarla a 3 %. Igual redujo la tasa de los REPOS y facilidades remuneradas. De hecho, como resultado, las tasas de interés activas han bajado en el sistema bancario para el bien de los usuarios y la reactivación. Existe consenso en mantener una política monetaria expansiva durante el 2021.

Asimismo, la Junta Monetaria flexibilizó las regulaciones y normas prudenciales para la banca permitir a las empresas y personas refinanciar sus deudas y postergar pagos de principal. Por su lado, la política cambiaria del Banco Central tuvo el objetivo de estabilizar la tasa de cambio, a través de fuertes inyecciones de dólares de las reservas, para aumentar la oferta de divisas. En el año se inyectó más de US$6,500 millones al mercado para estabilizar la tasa de cambio cerca de RD$ 57.50. Las reservas monetarias internacionales concluyeron con US$10,300 millones.

Proyecciones Económicas del 2021

Se espera que el 2021 será de reactivación económica, en particular a partir del primer trimestre del año. Naturalmente, la plena recuperación dependerá del avance en el control del coronavirus y del descubrimiento de una vacuna al covid-19.  El Banco Central y el Ministerio de Economía proyectan un crecimiento del PIB de 5-6 % para el 2021, con recuperación de sectores claves, tales como la minería, construcción, industria, agropecuaria, exportaciones nacionales y de zona franca y gradualmente el turismo y hotelería nacional.

Las proyecciones de los principales indicadores de la economía para el 2021, son los siguientes: crecimiento 5 %, inflación un 4%, tasa de cambio promedio RD$62.30 por dólar, precio del petróleo WTI a US$45.5 por barril, el oro a US$1,590 la onza, y el PIB nominal en RD$4,902,249 millones. La tasa de política monetaria del Banco Central se mantendrá en 3.0 %, la tasa de depósitos remunerados (overnight) al 2.5 % y los REPOS de un día a 3.5 %. Se considera que la política monetaria y de tasas de interés se mantendrán bajas y proactivas.

Respecto a la política fiscal, el Gobierno presentó el 1 de octubre ante la Cámara de Diputados, el anteproyecto de Presupuesto Nacional de 2021, por un monto global de RD$ 1 billón 37,842 millones. Debido a que no se contemplaron gastos extraordinarios en los programas de asistencia social-salarial, el proyecto incluye una reducción de gastos de RD$172,045 millones, respecto al cierre del 2020. Se estima que el déficit fiscal bajará de 9.4% a finales del año, a 3.0% al cierre del 2021, si se cumplen las proyecciones de ingresos de capital del sector eléctrico de RD$ 87,000 millones. La fuerte reducción en un año del déficit fiscal se presta a preocupación, ya que podría afectar el crecimiento de la economía. Por tanto, el desempeño fiscal seguirá muy delicado.

El proyecto de Presupuesto 2021 contempla una estimación de ingresos totales de RD$746,313 millones, que representa el 15.2% del PIB y un aumento de 22.3 % sobre el total de ingresos esperados en 2020. Por otro lado, la proyección del gasto total asciende a RD$891,378 millones, lo que resultaría en un déficit fiscal de RD$145,064 millones, el 3.0 % del PIB. Será una reducción muy significativa del déficit de 9.4 % con respecto al 2020, que dependerá mucho que se realicen los ingresos y gastos proyectados. Las fuentes financieras brutas necesarias para financiar el déficit y cubrir el servicio de la deuda ascenderá a RD$291,528 millones, o US$4,983 millones.

Sobre el anteproyecto de Presupuesto de 2021 surgió una fuerte reacción y controversia en el país en rechazo de siete diferentes impuestos indirectos sobre el consumo de la clase media, que estaban incluidos como fuentes de ingresos tributarios nuevos, que recaudarían solo RD$ 21,500 millones. Este paquete de impuestos resultó irritante y socialmente desproporcionado, pues gravaba a la clase media, media baja y trabajadores, y no a los grupos más ricos, con impuestos sobre el patrimonio, la propiedad, de ganancia de capital, el consumo de lujo o los altos ingresos.

El rechazo fue general. A la semana, el 8 de octubre, el propio presidente Abinader, acudió a la nación en un discurso en el cual anunció un cambio total de la filosofía y medidas del Presupuesto.

A cambio de sacar del anteproyecto los siete impuestos propuestos, el presidente prefirió financiar el déficit fiscal y gastos con avances de impuestos de la minera Barrick Gold y del sector bancario y financiero. Se realizaron negociaciones para llegar a un acuerdo de pagos de avances de impuestos.  La Barrick avanzará US$ 95 millones, o RD$ 5,557 millones. El sector bancario acordó aportar RD$ 20,000 millones, mediante pagos trimestrales de RD$ 5,000 millones. Por tanto, los ingresos adicionales entre ambos aportes suman RD$ 25,557 millones para el Presupuesto 2021.

En el Presupuesto 2021 también se contemplan ingresos extraordinarios por la supuesta venta de activos del sector eléctrico y participaciones en otras empresas del Estado por RD$ 97,094 millones. Desglosado, por transferencias de capital de la venta de activos de la Central Termoeléctrica de Punta Catalina se estiman RD$ 87,316 millones y RD$ 9,778 millones de otros activos de la CDEEE. Se considera, pero no se ha decidido, que se venderán las acciones en las empresas mixtas Generadora Itabo y Generadora Haina, o si solo se venderán parte de los flujos de caja para generar ingresos actuales.

Igualmente, se especula que también se podría vender el total o parte de la Central Termoeléctrica Punta Catalina de 752 MW, pero parece que el Gobierno no desea esta salida. Los enredos jurídicos y financieros y el elevadísimo costo de US$ 3,000 millones de Punta Catalina no permiten una venta sin que el Estado absorba la mitad de las pérdidas de la onerosa inversión. Por eso, todo indica que no se venderá, sino que se licitará un contrato de administración de operación y mantenimiento (O&M) solamente y que los ingresos se generarán por la venta de flujos de caja futuros de Punta Catalina, en una operación de tesorería.

Finalmente, las bases económicas, fiscales y monetarias para relanzar el país en el 2021 están ya sentadas. Pero hay que mantener alta la inversión pública y privada para estimular la economía y la creación de empleos. Se espera un año de recuperación del crecimiento de 5-6 % y de mayor bienestar general, en el cual se dinamicen y crezcan los sectores productivos y de servicios. Naturalmente, toda recuperación dependerá del éxito de vacunar rápidamente a la población.