Las reacciones de dos ministros gubernamentales y de numerosos voceros o bocinas  del gobierno ante la  franqueza con que Isidoro Santana y Tony Isa Conde han expresado su desaprobación de otra reforma constitucional para la continuidad del presidente Danilo Medina en la presidencia de la nación, constituye una notable falta de respeto y una desconsideración a estos dos ilustres ciudadanos.

Que Santana e Isa sean dos importantes ministros del gobierno de ninguna forma puede hipotecarle la coherencia y responsabilidad con que han actuado en toda su vida, tanto en los ámbitos públicos como en los privados y es muy probable que su ejercicio de honestidad constituya una gran ayuda al presidente Danilo Medina, a quien debe estar ponderando si definitivamente se lanza a la aventura de hacer lo que nunca se ha hecho que es reformar la constitución dos veces consecutivas siempre para su propio beneficio.

Mal haría el mandatario, un hombre que no suele precipitarse en la toma de decisiones importantes ni se deja dominar por impulsos primitivos, si sólo escucha los cantos de sirenas de los mayores beneficiarios personales de su gestión gubernamental, quienes durante más de un año han mantenido una intensa ofensiva continuista, desconociendo el juramento de Medina, ante Dios y la sociedad, de que su segundo y actual período sería definitivamente el último. Así fue que se comprometió hace 4 años tratando de legitimar la reforma constitucional.

Todos los que conocemos a Isidoro y Tony estamos seguros que su intención ha sido un esfuerzo porque el presidente comprenda los riesgos que para la institucionalidad democrática y la estabilidad social y  económica implica una decisión que cobraría su primera víctima en el propio partido para tropezarse luego con una sociedad que hasta en 70 por ciento dice reiteradas veces en todas las encuestas que rechaza otra reforma constitucional reeleccionista.

Por sus posiciones de ministros de Economía, Planificación y Desarrollo y de Energía y Mina, Isidoro y Tony seguramente han escuchado advertencias sobre las riesgosas implicaciones de la jugada a que estaría abocado el presidente, y han querido contribuir a moderar las pasiones que consume a muchos funcionarios, legisladores y dirigentes del partido gubernamental.

Por encima de cualquier otra consideración, nadie debe ignorar la trayectoria de estos dos ilustres ciudadanos y destacados profesionales por más de medio siglo en las actividades políticas y sociales. Ambos fueron fundadores y coordinadores generales del movimiento Cívico Participación Ciudadana que tantos servicios ha prestado a la sociedad en la promoción y defensa de la institucionalidad democrática, en la lucha por la transparencia y contra la corrupción.

Desde PC ambos encabezaron importantes procesos con inversión de su tiempo, energías y recursos para que florezca la independencia de poderes y el ejercicio libre y justo de los torneos electorales. Cuando no han sido totalmente antireeleccionistas, la han limitado a dos períodos como forma de evitar los abusos antidemocráticos  para perpetuarse en el poder.

Con ambos  he compartido esas y muchas otras jornadas de lucha, incontables seminarios, paneles y debates sobre la necesidad de fortalecer la institucionalidad democrática. Con Isidoro antes de PC, desde la Fundación Siglo 21, cuando entre 1992-93, junto a Eduardo García Michel, Ramón Flores, Rafael Toribio, Manuel Cocco y otros destacados profesionales desarrollamos una amplia concertación político-social para las reformas democráticas que precisaba la nación. Entre ellas preponderantemente el límite a la continuidad en el poder.

Los que los conocemos sabemos que Tony e Isidoro no vendieron sus cabezas al asumir cargos que les fueron ofrecidos. El primero ya expresó reservas sobre la forma en que se realizó la primera reforma constitucional del presidente Medina. Isidoro ha reiterado su convicción de que el país deba abocarse al pacto fiscal que dispone desde el 2012 la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo, aunque el gobierno no la ha acatado.

Ojalá que Danilo Medina interprete correctamente la valentía y responsabilidad de estos dos ministros que han sabido ponderar los aspectos positivos de su obra de gobierno y temen que termine “manchando su nombre frente a la historia”, como expresó Isidoro.

Exijo respeto para Isidoro Santana y Tony Isa Conde, que no son imprudentes, rebeldes ni desleales al presidente ni a su gobierno, como alegan muchos que entienden la función pública como una alienación de las convicciones y compromisos profesionales y sociales.- .

COI