Cualquier sociedad o grupo organizado, se rige por disposiciones acordadas entre sus miembros (leyes, reglamentos, estatutos, ordenanzas, acuerdos, etc.). El cumplimiento de estas disposiciones de carácter colectivo, son las que mantienen, sostienen y perpetuán la vigencia de esos grupos organizados. Conforme a la dinámica de cambio, crecimiento, extensión, oportunidades, amenazas, esquemas de sostenibilidad y permanencia, se adaptan para mantener la cohesión social o grupal por generaciones.
Basados en esos criterios, los grupos sociales, crean y desarrollan su propia identidad, la cual le confiere CREDIBILIDAD. La credibilidad, es como un imán, para atraer o conquistar adherencias, apoyo para la fortaleza y sumatoria social. Esta credibilidad, da paso al respeto, a la tranquilidad, así como al reconocimiento colectivo, esta modela gran parte de la conducta humana. Es decir vivir en un "Estado de Derecho".
En una sociedad que vive dentro de un Estado de Derecho, como al que aspiramos los que creemos en el país, prevalecen las instituciones y no el culto a la personalidad y a la centralización del poder; prevalecen los criterios en base al conocimiento, lo profesional, la razón, los consensos derivados del debate y las buenas prácticas, en las cuales se deben basar los procesos de tomar decisiones. Se elimina el clientelismo, favoritismo, el nepotismo y el tráfico de influencias, y todo lo que conlleve al soborno, extorsión y chantaje.
Desafortunadamente, al país se le ha erosionado en los últimos años, la credibilidad en sus leyes y otras disposiciones que sostienen la cohesión ciudadana. Se ha debilitado la credibilidad del liderazgo social y económico. La falta de credibilidad, conduce a la desconfianza. La desconfianza, no genera adecuada colaboración ciudadana y debilita el sentimiento colectivo. Sin sentimiento colectivo, se pierde nuestra identidad, si disminuimos nuestra identidad, se reduce nuestra cohesión patriótica, entonces nos asomaríamos a la disolución!!! Esto no puede pasar.
El país, requiere que rescatemos la credibilidad perdida, QUE NO PERDAMOS NUESTRA IDENTIDAD. Hipólito Mejía, representa la esperanza, para que tal cosa no suceda o se torne irreversible. Por eso, ofrece un programa de trabajo, con visión de futuro: EL PLAN DE NACIÓN en el sector de medio ambiente y recursos naturales, donde se formulan las tareas de corto, mediano y largo plazo, para garantizar la equidad social, sostenibilidad y calidad ambiental, resguardando el derecho legítimo y responsabilidad ética, para las generaciones venideras. Debemos revertir la falta de confianza y de credibilidad al tiempo de rescatar nuestra dignidad, hoy muy disminuida, mediante el respeto a las leyes vigentes, adherencia a los convenios y tratados internacionales, que delimitan, fortalecen y garantizan la seguridad jurídica, disminuida por los que hoy no respetan ni sus propios juramentos constitucionales.