El camino recorrido después de Chicago ha sido arduo y tortuoso para el movimiento obrero. Yen cualquiera de los escenarios presentela propuesta es no pactar con los opresores, ni leguleyos del Estado.No aceptamos el contrato social burgués, ni las parafernaliasde oropel que los poderosos de todos los tiempos han diseñado para desarticular la clase obrera.
Los obreros y obreras dominicanos/as no aceptan el proyecto que pretende la modificación del Código del Trabajo en el que se pretende aumentar la jornada laboral de 44 a 48 horas semanales, reducir el pago de horas extras, limitar la cesantía e incrementar el período de prueba de tres a seis meses entre otros.No se admitiráun retroceso de años ni permitiremos que la conquista de las masas trabajadoras se pierdan bajo la argumentación que nuestro Código Laboral impide el crecimiento del sector formal de la economía.
Tenemos una memoria de resistencia. No hemos desaparecido con la nueva tecnología, los sindicatos amarillos, la postmodernidad y sus asombros, ni estamos sumergidos en los escombros del proyecto neoliberal actual. No somos pocos y los obreros y obreras siempre han empujado los cambios. Hoy 1 de mayo, invoco a los hombres y mujeres que formaron parte de la Primera y Segunda Internacional de los trabajadores y trabajadoras recordando: “Trabajadores del mundo Unidos”, no podrán destrozar el porvenir.
La clase obrera dominicana,no va aceptar la manipulación de la pandilla estatista que se confabula con los burgueses, ni de los encantos pasajeros de la Mesa Intersectorial en el cual se discute la Revisión y Actualización del Nuevo Código de Trabajo. No apoyamos ese nuevo Código del Trabajo por considerarlo abusivo y lesivo a los derechos de los trabajadores y trabajadoras dominicanos.
No vamos a aceptar una reforma que sea lesiva a nuestros derechos como personas trabajadoras. No podemos aceptar que eliminen los derechos adquiridos por las trabajadoras y trabajadores dominicanos desde los años noventa alegando que tienen problemas con la reproducción y acumulación de capital por altos impuestos o planteándonos que somos culpables de sus crisis económicas. No perderemos derechos laborales, ni seguiremos la agenda empresarial.
En los supermercados de la capital están sustituyendo a las trabajadoras que laboran como cajeras por hombres trabajadores. Y están claro los motivos. Para todos es sabido que no quieren pagar prestaciones a las mujeres trabajadoras. No quieren sufragar los meses de puerperio que por derecho las mujeres han conseguido con mucho sudor, dolor y sangre. Quieren voltear la torta y con palabras bonitas y alegando desarrollo sacarnos del mundo laboral y meternos de lleno en los rincones de la casa.
No estamos dispuestas a que sigan quitándonos derechos productivos y reproductivos. Las contradicciones de clases no se han eliminado con el ciber espacio, los trabajos desde la casa, el Facebook y la nueva robótica. La acumulación de capital y las alianzas de la burguesía local y el Gran Capital internacional no son cuentos del pasado. Estamos en todas partes y Chicago nos mostro el camino.