En el denominado mes de la patria (que comienza el 26 de enero día del natalicio de Juan Pablo Duarte, hasta el 27 de febrero día de nuestra Independencia), he visto con preocupación y me ha hecho reflexionar el escaso uso de nuestra bandera frente a las residencias y edificaciones como muestra de orgullo de ser dominicano.

En realidad no es que esto nos muestre el verdadero valor o significado que debe tener nuestra bandera, pero si es una forma de las tantas de mostrar nuestro orgullo de ser dominicanos, de valorar la historia recordando a aquellos que hicieron posible la República Dominicana y que nos llamemos dominicanos.

La bandera es el símbolo que nos representa como nación, como país y que nos diferencia a la vez de las demás naciones.

También me preocupa el hecho de que muchas instituciones presentan una bandera deteriorada, descuidada, que muestra por un lado el desinterés y el escaso sentimiento patriótico, por otro lado, la falta de conocimiento de nuestra historia, del sacrificio y la perdida de tantas vidas humanas que hicieron posible el que hoy seamos una nación libre e independiente. Aunque en estos momentos este entre dicho nuestra soberanía.

Al parecer los esfuerzos hechos por las autoridades políticas de hoy no son suficientes, las tantas instituciones que hoy debemos velar por el resguardo de los símbolos patrios no estamos teniendo éxito, dejando difuso el legado histórico de nuestros patricios, a nuestras generaciones venideras, por parte de los actores que hoy tenemos la responsabilidad de enseñarles a los mas jóvenes y revivirles recordándoles la historia con sentimiento y la nuestra principal marca de identidad, nuestra bandera.

Luchar por cambiar esta situación y prevenir que olvidemos nuestra historia y a los fundadores del país, es responsabilidad de todos; en primer lugar del Estado y sus autoridades, así como los educadores, a quines la ley y sus funciones se lo obligan, en segundo lugar de las personas que fueron testigos de la historia, en tercer lugar de los padres y tutores y en cuarto lugar de los medios de comunicación que ahora más que nunca son el cuarto poder como bien definiera en la época de la revolución francesa Edmund Burke por su gran influencia desde ese entonces.

Cada minuto, cada hora, cada día, es necesario para reverenciar y rendir honor a nuestros patricios, a nuestros héroes, a todos y cada uno de los que sacrificaron su vida para que nuestra sociedad este congregada en un país, República Dominicana. Además para mantener viva la historia, nuestros orígenes, es responsabilidad de todos trabajar por revivir el valor, el patriotismo, el sacrificio, la esperanza y la fe de nuestros héroes patrióticos. Es por ello que entendemos que no debemos ondear ni exhibir en nuestros hogares y oficinas, nuestra bandera tricolor en un día determinado, sino todos los días, los 365 días del año.

El uso de las banderas en el mundo data desde las primeras civilizaciones, habiéndose conocido como muestra de ello cerámicas muy antiguas encontradas, las mismas simbolizaban el dominio de las tierras, la representación de las naciones, símbolos de conquistas, de herencias, de imperios, de culturas que se transmitían de una civilización a otra. Hoy día esto no es diferente. En todos los grandes eventos y en todos los encuentros nacionales e internacionales de trascendencia, sobresalen las representaciones de las banderas como distintivos y símbolos de cada país.

También las instituciones se representan por banderas y escudos al igual que los países. En todos los rincones de la tierra las banderas son símbolos de orgullo, de distinción, de soberanía, la bandera es como la marca de cada país. Por todo lo dicho y muchas otras cosas no menos importante debemos honrar y destacar nuestra dominicanidad y los símbolos patrios que nos representan.