Celebramos la iniciativa de la Presidencia de la República Dominicana del proyecto República Digital, lanzado el pasado miércoles 25 de octubre, la cual la convierte en una fecha referente para el desarrollo futuro del gobierno electrónico.
Aunque un poco tarde, ya era hora de que el Estado Dominicano diera los primeros pasos en lo que puede considerarse una revolución que ha de impactar a la sociedad dominicana y los servicios que recibe de las instituciones públicas, tal como ha sucedido en otros países. Aunque, una de las ventajas de empezar tarde, es que tenemos la oportunidad de aprender de otros que ya han pasado por el mismo proceso y evitar errores en el proceso de implantación.
Sin embargo, si deseamos que República Digital no sea sólo una moda del momento, es necesario que el gobierno impulse la aprobación de leyes que garanticen, no sólo su uso, sino su desarrollo y sostenibilidad. Se debe dotar a la OPTIC (Oficina Presidencial de Tecnologías de la Información y Comunicación), o cualquier otra instancia que sea requerida, del marco legal adecuado para que se pueda llevar a cabo esa titánica labor, sin el temor de que con un cambio de gobierno o de ministro se puedan venir abajo los logros alcanzados y las inversiones realizadas.
En el pasado se ha intentado establecer un marco regulatorio adecuado, pero todavía nuestro congreso no aprueba las leyes que deben regir esta temática, como existen desde hace años en muchos otros países, como España o Corea del Sur. No basta con tener leyes, aunque importantes, aisladas o que tratan temas satélites dentro del gobierno electrónico, como es el caso de la ley 126-02 sobre Comercio Electrónico, Documento y Firma Digital.
Ciertamente hay instituciones que han dado pasos firmes en este renglón y pueden exhibir logros importantes, como el caso de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) o la Procuraduría General de la República (PGR), por mencionar un par de casos, pero debe existir una política de estado con una visión holística, para un tema tan vital para la eficiencia y transparencia en la gestión de la cosa pública.
En tal sentido, históricamente el hombre se ha organizado en torno a diferentes esquemas de administración de sus variados entornos: sociales, culturales, políticos, económicos, religiosos, etc., y por lo tanto ha requerido el uso de estrategias que permitan cada vez una mejor y efectiva administración [CHIAVENATO 06]. De igual manera, el progreso de la humanidad ha estado unido, desde siempre, al desarrollo de los conocimientos y a la capacidad humana no sólo de generarlos, sino también de su almacenamiento y distribución, de manera que permita el incremento del conocimiento [ALONSO 03].
Desde hace décadas, las administraciones públicas en todo el mundo han experimentado grandes transformaciones debido al desarrollo e impacto que las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) han tenido, y más aún, tienen en la sociedad. Estos avances permiten ofrecer un sinfín de posibilidades para provecho de los ciudadanos y ciudadanas de los países, transformando, mejorando y facilitando la forma tradicional de los gobiernos ofrecerles sus servicios.
Todos estos avances han llevado a conceptos impensables siglos atrás, como son el de Aldea Global [MCLUHAN 62], dicho concepto procura establecer las consecuencias socioculturales a nivel mundial de la información que es posible transmitir a través de los medios electrónicos de comunicación. De igual manera, el concepto de Sociedad Red [VAN DIJK 91] [CASTELL 97] y Cibersociedad (JOYANES 97), por mencionar algunos, la cual nace como fruto de la revolución tecnológica basada en la información y el conocimiento.
Estos avances no llegaron de la noche a la mañana, sino que han sido, y son, parte de un proceso que se ha venido gestando como un área importante dentro del mismo desarrollo de las TIC y matizados por una serie de logros y fracasos a lo largo de los años. Desde las primeras aplicaciones desarrolladas, por ejemplo, para fines estadísticos y de control, por parte de los gobiernos, hasta nuestros días, son enormes los avances. Lo que estamos viviendo en la denominada Web 3.0, la llegada de Internet de las cosas, el desarrollo vertiginoso de la Inteligencia Artificial, la Robótica, la nueva generación de comunicación denominada 5G, sólo por mencionar algunos casos, podemos afirmar, sin lugar a dudas, que los avances han sido sorprendentes.
De manera particular, los gobiernos han logrado enormes avances en la prestación de servicios a sus ciudadanos y ciudadanas a través de una política de implantación de las TIC en todas las esferas del estado, dando lugar al desarrollo de lo que hoy se conoce como Administración Electrónica o Gobierno Electrónico (E-Government en inglés).
Lamentablemente esos avances en la Administración o Gobierno Electrónico no se han desarrollado de manera equilibrada en los diferentes países, por ello es necesario seguir fomentando y fortaleciendo el uso de las TIC a todos los niveles dentro de los estados. Es indispensable, además, el desarrollo de un marco regulatorio adecuado, de políticas estatales, mayor inversión económica, personal mejor capacitado, un cambio de cultura, entre otros.
Ahora bien, las nuevas tecnologías avanzan tan inconteniblemente que quienes gobiernan los estados deben ocuparse imperiosamente de las infraestructuras necesarias, del desarrollo y apoyo de las industrias asociadas a ellas, especialmente en lo referente a la comunicación, la información y el desarrollo de software, ya que constituyen en la actualidad los pilares básicos en los cuales se asienta la economía y el desarrollo global. Uno de esos avances, es lo que conocemos como Open Government o Gobierno Abierto, el cual procura un mayor nivel de transparencia y cercanía de los gobiernos con los ciudadanos y viceversa.
Cabe destacar en este punto lo dicho por Erkki Liikanen, a la sazón Comisario europeo para la empresa y la sociedad de la información: “Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden ayudar a los gobiernos a enfrentarse a los numerosos retos que se le presentan. Sin embargo, no hay que centrarse en las TIC, sino en la utilización de estas tecnologías junto con un cambio organizativo y con nuevos métodos para mejorar los servicios públicos, los procesos democráticos y las políticas públicas” [LIIKANEN 03].
Respecto al caso de España, Mahou dice: “Las Administraciones Públicas, como sistemas abiertos y adaptados a su contexto, no permanecen al margen de la influencia de las TIC y sitúan la promoción de estas tecnologías en la columna vertebral de las estrategias de la reforma administrativas implementadas en los últimos años” [MAHOU 08].
Con la llegada de la “e” de electrónica, se desarrollaron nuevos conceptos, tales como: e-Gobierno, e-Comercio, e-Justicia, e-Learning, etc., luego vino la moda de la “m” de móvil (mobile), para dar a entender el concepto de movilidad, como: m-Gobierno, m-Learning, etc., finalmente llegó la “u” de ubicuidad, como el caso de u-Learning o de u-Government (Ubiquitus Government) o u-Gobierno (Gobierno Ubicuo), el cual procura la omnipresencia de los servicios públicos a los ciudadanos, no importando lugar, no importa el día o la hora o el medio electrónico que éstos utilicen. Se trata de un gobierno “más inteligente”, que vaya al ciudadano y no al revés. Ya en muchos países, como Corea del Sur, Japón, etc., han transformado el concepto de e-Government a U-Goverment. De igual manera, desde hace años ya se habla de ciudades ubicuas.
Como hemos visto en los enunciados anteriores, las TIC tienen el potencial de lograr transformaciones sociales como ningún otro medio, es por ello que, tomando en cuenta los avances mencionados, he planteado el modelo MGEU (Modelo de Gobierno Electrónico Ubicuo) con la finalidad de proveer un referente tecnológico de vanguardia, pero con un claro objetivo social: facilitar los servicios, desde el gobierno, al ciudadano, el cual debe estar en el centro de todo lo se diseñe y realice. El modelo plantea una visión integral y ubicua del tema de Gobierno Electrónico, poniendo como centro al ciudadano.
Tradicionalmente, el desarrollo del gobierno electrónico se ha hecho en base a cinco fases, a saber:
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- Presencia: Fase en la que los gobiernos ponen en línea información básica sobre leyes, reglamentos, documentos y estructuras organizacionales, sin mayor relación con los ciudadanos.
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- Interacción: En esta fase se generan las primeras interacciones entre ciudadanos y empresas con el gobierno. Les involucra en los procesos gubernamentales, abriendo ciertos canales de comunicación para estos.
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- Transacción: Permite completar trámites y el pago de impuestos mediante la implementación de iniciativas equivalentes al comercio electrónico, mejorando la productividad y la participación de los ciudadanos.
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- Transformación: En esta fase cambian las relaciones entre el gobernante y los gobernados. Se realizan cambios a la forma de operar del gobierno y los beneficios originados son recibidos y utilizados, en gran medida por los ciudadanos y empresas usuarias de estas iniciativas.
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- Presencia Integrada o Conectada: En esta etapa el portal ofrece un servicio de ventanilla única de trámite. (Transparente a los demás pasos a ejecutar en otras instituciones). Permite interactuar con otros servicios y/o instituciones relacionadas con el servicio que presta. Realiza y publica encuestas sobre la atención al ciudadano. Permite acoger y publicar opiniones del ciudadano. Fomenta las políticas democráticas y públicas.
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Por otro lado, el modelo de madurez diseñado por Richard Nolan, para proyectos de TI, el cual se ha usado como un referente, nos permite ir creciendo de manera integral y sostenida. Dicho modelo presenta seis etapas [NOLAN 1979], las cuales son:
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- Inicio: Parte fundamental y básica para el desarrollo de proyectos de TI. Incluye equipamientos, aplicaciones, bases de datos, telecomunicaciones.
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- Contagio o expansión: Luego de tener la base se debe empezar un proceso de expansión para alcanzar otras áreas y objetivos.
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- Control: Luego del contagio se deben establecer mecanismos de control que garanticen un uso y una gestión adecuada de los recursos de TI, de tal manera que se evite un desorden automatizado. Es clave la documentación.
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- Integración: El proceso continúa con la necesaria integración con otras aplicaciones y actores dentro del crecimiento que supone el uso de las TIC.
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- Uso estratégico: Se enfoca en utilizar de manera estratégica los sistemas y tecnologías disponibles para hacer alianzas y lograr seguir avanzando en el proceso de madurez.
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- Madurez: En esta última etapa, según Nolan, se deben de poseer las herramientas necesarias para manejarse de manera planificada y con una visión clara hacia donde se desea continuar avanzando.
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Es necesario destacar que estas fases se desarrollan en un marco general de tiempo y costo, donde para lograr avanzar hacia la madurez, es necesario invertir cada vez más recursos, hasta lograr un nivel de equilibrio.
Nuestra propuesta de modelo integra y simplifica los modelos tradicionales. Toma como centro al ciudadano, y desde ahí se propone un proceso de madurez que permita avanzar de manera integral en cada fase, tomando las mejoras prácticas y a la vez los elementos de acceso, transparencia, democracia y participación desde cualquier lugar, por cualquier medio y en cualquier momento.
El modelo MGEU lo resumimos de la manera siguiente:
Figura 1: Fases del modelo MGEU
Fuente: Elaboración propia
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- Fase 1: Electrónica: esta fase abarca todos los elementos básicos que debe tener un gobierno, como son: equipos informáticos, telecomunicaciones y las aplicaciones fundamentales que permita al ciudadano recibir y mandar información a la administración.
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- Fase 2: Móvil: esta fase va más allá e incorpora los elementos móviles de conectividad que existen actualmente. Esta fase hace uso de las tecnologías web 2.0 y 3.0, entre otras, para lograr mejores servicios.
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- Fase 3: Ubicua: esta fase provee y garantiza los servicios a los ciudadanos 24 horas, 7 días a la semana, por cualquier medio y desde cualquier lugar. Provee un servicio proactivo e inteligente. Hablamos de hacer omnipresente los servicios ofrecidos por el estado en la vida de cada ciudadano o ciudadana.
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Deseo, y espero, que República Digital sea sólo el primer paso de un proceso que nunca se detenga en nuestro país. Que ya no sea el ciudadano que vaya al gobierno a buscar los servicios que necesita, si no el gobierno que llegue a él para brindarle los servicios que requiere, de manera oportuna, proactiva y transparente, pero para eso debe ver más allá de comprar equipos y dotar de infraestructura, lo cual es fundamental, pero insuficiente. Debe hacerse un plan que nos garantice pasar de lo digital a lo ubicuo.