Llegué a las 10:30 pm del lunes 7 de noviembre al lugar de los hechos: liceo República de Argentina, en la Calle Las Mercedes de la Zona Colonial, a los fines de investigar sobre la ocupación de los Libertarixs. Ya para esa hora había cesado y no pude saludar a grandes amigos ni levantar información en tiempo real. Como no vi movimiento alguno, ni de civiles 'ni policías' (una expresión que repetimos y que disfraza al policía de enemigo de la ciudadanía) entro al diario digital acento.com.do y comprobé que había una noticia de las 8pm que confirmaba que los ocupantes se habían retirado del lugar porque sus reclamos habían sido escuchados y el plantel educativo recibiría la reparación que hacía años esperaba (este reclamo no era el fin que los convocó). El otro reclamo, el principal del manifiesto, consistía en el cumplimiento de la ley 66-97, en lo relativo a la inversión del 4% del PIB para el sector educación.

¿Cómo entraron?

Los Libertarixs consiguieron entrar pretendiendo que harían un documental sobre la escuela y así consiguieron el acceso. No había un plan estructurado, el grupo está compuesto por cabezas independientes pero sobre todo con diversidad de pensamiento.

Reacciones

Muchos han llamado el accionar de este grupo como uno violento, irracional y sobre todo ilegal. Otros han aupado la iniciativa como una manifestación de que estamos despertando y de que la población no dará su brazo a torcer. Primero: es bueno aclarar que este grupo no actúo de manera violenta; segundo, la irracionalidad es sinónimo de absurdo, ilógico, y la verdad no creo que esta acción tenga ni un cc de ilógica ya que es su derecho pedir lo que les corresponde; y por último, ellos no invadieron propiedad privada como algunos alegan, ya que el liceo República de Argentina es un centro educativo público.  La ilegalidad de sus actos empezó en el momento que entraron y pusieron candados sin dejar pasar a nadie, pernoctar en las instalaciones y alterar el horario de clases regular del liceo.

Asimismo, algunos alegaron "ilegalidad vs. ilegalidad no es la solución al problema de la educación", a esas personas los invito a reflexionar con este dato histórico: Rosa Parks, mujer negra de 42 años que decidió tatuar un precedente en Montgomery, Alabama, violando la ordenanza de segregación racial de los autobuses, se sentó en un asiento que le correspondía y decidió no moverse cuando el chofer le pidió que lo hiciera porque habían entrado más pasajeros blancos al bus. Esa simple desobediencia civil impulsó la ola de reivindicación de los derechos civiles y políticos para los seres humanos, sin importar su color, en todo los Estados Unidos. Si Parks hubiese sido una ciudadana sumisa el tiempo para la igualdad hubiese tardado más en llegar. Ella actúo, en esa ciudad, en ese Estado de manera ilegal y los resultados fueron más sustanciales que el daño ocasionado por violar una ley desigual.

Los Libertarixs tienen como estatuto de lucha la ley de educación, y ellos decidieron despertar bajo otro techo esa noche del día de la Constitución dominicana: su ilegalidad fue la materialización de su creatividad y de su deseo por no dejar morir la lucha por una educación digna en la RD. Si eso se llama desobediencia civil, cómo denominamos la desobediencia de la administración pública cuando no cumple con la ley: ¿desobediencia funcional?

Reflexión

¿Podemos llamar a esto una conquista o una testarudez? ¿Podemos llamar a esta situación una cura o el remedio para la sordera de la administración pública respecto al tema de calidad en la educación pública? ¿Es posible que la desobediencia civil sea el motor de buena gobernanza en RD? ¿Puede ser que la ilegalidad sea el arma de fuego que obligue a nuestras autoridades a despertar del fango?

Cuenta tío José Antinoe en uno de los artículos de Sara Peña, que en 1969 el funcionario Nelson Rockefeller no fue bienvenido cuando visitó el país. El Movimiento Ecuménico de Cristianos Comprometidos decidió ocupar la Catedral Primada de América y comenzó a tocar las campanas (papá era el campanero) cuando el adinerado funcionario pasaba por la Arzobispo Meriño y atravesó la calle El Conde. Ella cita textualmente a tío cuando dijo: "El toque de campana daba un sentido de protesta a un funcionario norteamericano que se suponía no debía estar buscando nada aquí. Lo invitaron  a hablar de la situación nacional y como se le consideraba  responsable de la intervención militar de 1965 y todas sus consecuencias, había que protestar. El toque de campanas fue una característica muy particular que probablemente no había aparecido con anterioridad" (ver artículo "En 1960 corrió sangre por la calle El Conde", periódico Hoy). Ellos tampoco tenían un plan estructurado y aún así a campanazos le gritaron a Santo Domingo que la presencia norteamericana no era de su agrado. Al final, los curas estaban totalmente de acuerdo con ellos, sin embargo admitieron ser parte de una institución jerarquizada que no podía desobedecer y los muchachos se marcharon a sus hogares. Esos campanazos tuvieron mucho sentido para ellos como movimiento y sobre todo para la generación.

Estos son otros tiempo, la palabra desobediencia está mandada a guardar cuando se vive en un Estado donde su administración, la gran mayoría, no se somete al imperio de la ley: no predica con el ejemplo. Entonces, me pregunto: ¿cómo decirle al liderazgo emergente que no actúe de manera ilegal? ¿Con qué calidad pueden los voceros de la administración exigir que se cumplan las leyes?

Lo ideal es no tener que ocupar de manera 'ilegal' ningún espacio porque podríamos anarquizar nuestro Estado y las leyes pasarían a ser un verdadero pedazo de papel. Pero sí es necesario que quede claro que frente a la inactividad de las autoridades el pueblo puede reaccionar de manera creativa, positiva o negativa. Una acción genera una reacción; y una inacción puede provocar una rebelión: leyes de vida.