Lo conocí siendo abogado en ejercicio, trabajaba en una de las oficinas más prestigiosas de nuestro país, bajo el crisol inmaculado del Dr. Juan Manuel Pellerano Gómez, maestro de maestros, fino abogado, y caballero a carta cabal, persona de un fino trato, distinguido por demás, a quien conocí de la mano de quien siempre he considerado mi padre, el Lic. Fabio Fiallo Cáceres.

Luego, se desapareció, no supe de él, hasta que lo vi como viceministro Administrativo de la Presidencia, y me alegré por él en la distancia, yo, que el cargo que más alto he tenido es el de Alguacil Ordinario del Tribunal Especial de Tránsito, Grupo II, cuando este se encontraba en el séptimo piso del Huacalito, sin ascensor, y ver que alguien a quien alguna vez vi e intercambié por lo menos saludos, llegaba tan alto, me hacía y me hace pensar, que yo, quizás, si me mantengo calladito y me afilio a algún partido llegue a ser, por lo menos, regidor, aunque sea de ¨Vengan a Ver¨. (Municipio que queda frente al Lago Enriquillo, entre Jimani y Duverge).

Posteriormente siguió escalando, supongo que por sus méritos, y acrisolada sabiduría, como director de prestigiosas instituciones, y a más de ello, en el Indotel, donde, según tengo entendido, se cobra en dólares y muy bien. Me seguí alegrando, por lo mismo que dije anteriormente.

Luego lo vi concursando ante el Consejo Nacional de la Magistratura, para Juez de la Suprema Corte de Justicia, y me sorprendí, ya que, había sido jefe de campaña, públicamente reconocido, del Partido de la Liberación Dominicana en la región Sur, y entendía que esa posición le impedía de una u otra manera, por lo menos éticamente, participar por la obtención de un puesto, donde lo que más aprecia es la independencia de criterio, y la objetividad. Posteriormente renunció al PLD y ahí empecé a preocuparme.

Como todos sabemos, fue electo, nada más y nada menos que, presidente de la Suprema Corte de Justicia y entendí que algo andaba mal ya que substituía al profesor Mariano German Mejía quien, aunque con vinculaciones partidistas a través de familiares, era y es un catedrático, profesor de profesores, doctrinario y, sobre todo, batallador en estas lides judiciales, quien como el que más, participó en todo tipo de procesos, sudando la toga a borbotones, y eso es de todos conocido.

La intensidad, sabiduría, preparación y prestigio de Mariano fueron menguados por el puesto de presidente de la Suprema Corte de Justicia, no al revés, él (Mariano) llevó su prestigio de más de cuarenta años de ejercicio a un puesto que lo desvinculó de su persona, de su familia,  y de lo que había sido toda su vida, abogado, quien a su vez había substituido al Dr. Jorge Subero Isa, de un curriculum similar, y una seriedad indiscutible.

Ya en el puesto, ha ido como el tango Cuesta abajo en su rodada, ha destruido la esencia de la justicia, que es su gratuidad, accesibilidad e inmediatez, haciendo que los abogados, a través de plataformas virtuales, se comuniquen con una justicia innominada e irresponsable, donde los trámites que antes se hacían en minutos, tomen varios dias y cuidado si semanas, donde han sido eliminadas secretarias completas de tribunales, en violación a la ley de Organización Judicial, ha eliminado tribunales completos, y ha hecho de la supuesta virtualidad su norte y espacio, a despecho de la ley, y del acceso de todos a una justicia igualitaria y gratuita, equitativa y solidaria.

En el dia de ayer, como abogado, como padre, como dominicano, asistí a la ingrata confirmación, de todo cuanto, habían denunciado mil veces abogados que, como yo, hemos padecido, esta sin razón, este sin sentido, esta absurdidad inmensa de entenderse por encima de la ley, por encima del bien y por encima del mal.

El país, es más grande que todos nosotros, los dominicanos, merecemos servidores que sirvan, no que se sirvan de los puestos que manejan, y al ver la claque asustadiza que acompaña a Luis en sus traslados del poder, no me queda otra cosa que decir que algo huele mal y algo anda mal. Sino, porque rodearse de correveidiles, sopla potes, sin criterio, que amanecen pensando en que hacer para hacer sentir bien al jefe.

Con la juventud y experiencia de Estado que ya tiene el actual presidente de la Suprema Corte de Justicia, y el vacío de poder que existe en su partido, del cual supuestamente renunció, y su personalidad acrisolada por el paso del poder, sin mácula, entiendo que puede ser un buen candidato a algo, no sé a qué, pero, ciertamente a algo.

Por eso, haznos a todos un favor, háztelo tú mismo y RENUNCIA, no sigas empecinado como Sísifo, en acabarnos como clase, en exterminarnos como plaga, no han podido hasta ahora y tú no podrás.