JERSEY CITY, NJ. Correspondiendo a invitaciones de nuestras  familias, Dilcia mi esposa y yo recorremos varios zonas de Estados Unidos, lo que me da oportunidad de aquilatar  -no comparar, claro- distancias y contrastes que se verifican en aspectos esenciales de las vidas cotidianas de la gente en nuestro país y de esta nación.

Este viaje renueva mi fe, así como la tuvo Martin Luther King en su “sueño americano”, en que más temprano que tarde, los criollos veremos materializar también un sueño dominicano, de tener un pueblo viviendo en un nivel de progreso que le ha sido negado por nuestras clases dirigentes.

Llevamos desde principios de los 80 viniendo a Estados Unidos, viendo  que sin importar que gobiernen los demócratas o los republicanos, en general se muestran indicadores de que  millones de norteamericanos sobreviven en situación de pobreza, resultando que desde el año 2000 no se han producido cambios significativos.

De hecho, ha sido establecido que Estados Unidos se encuentra entre los países de mayor pobreza relativa, entre las naciones de alto desarrollo industrial.

Pero siempre nos llama la atención que en el ciudadano común, incluyendo a los hispanos con un más bajo estandard de vida que el norteamericano promedio, prevalece la ilusión de mejorar la calidad de vida, y el sueño de tener un mejor proyecto existencial.

En Repúlica Dominicana hay cada vez más pesimismo y la ilusión de vivir mejor escasea en la mayoría de personas, lo cual revela el gran fracaso de los gobernantes que hemos tenido de encender una luz al final del túnel, y construir un umbral de esperanza para el criollo.

La desesperanza del dominicano ha sido medida en múltiples investigaciones nacionales y encuestas internacionales que nos han ranqueado -ay, vaya record-  entre los pueblos más infelices del mundo.

Personalmente tuve una experiencia a dos o tres semanas de que la Junta Central Electoral dictaminara que el presidente Danilo Medina había ganado la reelección con casi un 62% de apoyo electoral.

Fui con mi esposa e hija a renovar los respectivos pasaportes encontrándonos con un lleno total de las instalaciones de las oficinas centrales de Pasaportes en el Centro de los Héroes, lleno que se mantenía en todas las oficinas del país, según comentaba un suboficial que ayudaba en la organización de las largas filas.

Aproveché la cercanía en que coloca a uno con la gente el hacer filas durante horas para indagar sobre el motivo para que tanta gente estuviera poniendo al día su principal documento de viaje, siendo la respues casi común que se aprestaban a viajar a Estados Unidos o a Europa.

Para mi era una sorpresa que habiéndiose reelegido un gobierno con tal nivel de apoyo popular, tantos compatriotas se aprestaban a irse del país, lo que necesariamente conducía a la conclusion de que no confiaban en que el viejo nuevo gobierno fuera a mejorar sus vidas,  despertándoles la ilusión de vivir en su querido país.

La desesperanza no es sólo debido a los gobiernos del presidente Medina. De hecho, desde el siglo antepasado Duarte proclamaba que sus afanes y luchas tendrían su mayor recompense en ver a nuestro pueblo feliz y tranquilo, en lo cual renuevo mi sueño.