La Organización de las Naciones Unidas, debatió durante más de dos años la puesta en marcha del Pacto Mundial sobre Migración. Las discusiones, se efectuaban sin contratiempos, lo común era llegar a consenso en los puntos a incluir en el documento base. El despelote, vino en el momento de la aprobación del Pacto.
En efecto, el 13 de septiembre de 2016 La Asamblea General de la ONU aprobó la “Declaración de Nueva York para los Refugiados”. Entonces, nada se dijo sobre los peligros que pendían sobre las políticas migratorias de los países miembros de la ONU.
Después de la Declaración de Nueva York, el 30 de julio de 2018 se presenta el documento final del “Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular”. Más adelante, los días 10 y 11 de diciembre de 2018, reunidos en Marruecos se reafirma la Declaración de Nueva York. Es en la Asamblea de Marruecos, donde 14 países se negaron a firmar el acuerdo. Aunque, antes siempre dieron el visto bueno.
La introducción del documento aprobado dice así: “Los Jefes de Estado y de Gobierno y Altos Representantes, reunidos en Marruecos los días 10 y 11 de diciembre de 2018, reafirmando la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes y decididos a contribuir de manera importante a la mejora de la cooperación sobre la migración internacional en todas sus dimensiones, hemos aprobado el siguiente Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular:”.
Entre los países que se negaron a firmar el pacto están: Australia, Estados Unidos, Italia y Austria. También, fue rechazado por Hungría, Polonia, Estonia, Bulgaria, República Checa e Israel. En Latinoamérica, Chile y República Dominicana. Otras naciones quedaron pendientes de que sus congresos revisaran los contenidos del pacto para valorar las consecuencias de ser signatarios del mismo. A su pesar, 164 de los 193 países miembros de la ONU se hicieron compromisarios del pacto.
Si el mismo documento establece en el preámbulo, numeral 1 que “El presente Pacto Mundial se basa en los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Cabe entonces preguntarse:
¿Cuáles son las posibles razones de los 14 países, esgrimidas a última hora para no firmar el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular?
En cuanto al común de los países negados, que nadie se llame a inocencias, la mayoría tienen gobiernos conservadores, de fuerza o con tendencia al totalitarismo. Lo de Israel, es harto sabido que no iban a afilar cuchillo para su propia garganta.
Que los Estados Unidos de Norte América sean renuentes a firmar el pacto migratorio, es más que entendible. El gobierno estadounidense es de corte imperialista, situación que le impide ser uno más en el montón. En consecuencia, creen que a ellos les toca el control del mundo. A esto se suma, que el actual Presidente Donald Trump actúa por emociones, nunca por razonamiento político.
En el caso dominicano, una de las razones puede ser el temor a enfrentar los grupos ultranacionalistas que le salieron al frente a la firma del pacto. Otra se estima, en que la migración irregular de Haití a República Dominicana origina contrabando de todo tipo a todo lo amplio de la franja fronteriza. El contrabando a su vez, genera pingues beneficios a la minoría anti haitiana.
Además, la negativa del gobierno dominicano a la firma del pacto puede ser vendida como una muestra de valor patrio en defensa de la nacionalidad por parte del Presidente. Si el mandatario logra ser visto como protector y benefactor de la patria, podría ganar más confianza de los conservadores en el país. La familiaridad con los ultra, daría pie a concitar apoyo para el proyecto reeleccionista de Danilo Medina.