REMOVEDOR

Este sustantivo del título en otras ocasiones ha desempeñado, en tanto nombre para designar un objeto, una función que ha sido olvidada en la literatura diccionarista dominicana. Las aseveraciones contenidas en la oración anterior serán explicadas más abajo.

El Diccionario del español dominicano, DED, (2013) con certeza recoge que un removedor es una ‘sustancia química para quitar pintura o esmalte’. Este removedor líquido lleva en su composición la acetona que es un disolvente.

En el Diccionario de americanismos, DAA, de la Asociación de Academias aparece mencionada esta sustancia líquida, el removedor, como de uso en Colombia para quitar el esmalte de las uñas. En Chile Cuba y Uruguay se usa para ‘quitar pintura o esmalte, o para diluirlos cuando están muy espesos’.

Todo lo que consta en los dos párrafos anteriores más próximos a este es exacto. El DED subsanó el olvido del DAA que olvidó incluir a la República Dominicana en esa lista de países. Aquí hay que introducir una noción que no hacía falta en los diccionarios.

En República Dominicana para quitar las manchas de pinturas y para diluirlas se utiliza otra sustancia que se conoce por el nombre en inglés, thinner (tiner) que es un líquido volátil cuyo componente principal es la “turpentina”, conocida en español con los nombres, aguarrás o trementina.

¿Dónde está el papel del removedor olvidado en los diccionarios dominicanos? Figura en el DAA solo para Cuba. Este removedor los diccionaristas se empeñan en definirlo fabricado de plástico; he aquí la definición: ‘Varilla de plástico que se usa para remover bebidas’. Es de conocimiento general que se fabrica también con madera.

Este “palito” que se usa para mezclar las bebidas se conoce o se conoció en República Dominicana con ese nombre, removedor, como muy bien lo recuerda el redactor de estas notas acerca del idioma dominicano. Como consecuencia de lo asegurado aquí, este objeto debería figurar en los diccionarios del español dominicano con una acepción “sin plástico” y con el verbo “mezclar” como se sugirió más arriba.

Este instrumento también se ha conocido con el nombre de “agitador”, pues se utiliza para mover repetidas veces las bebidas y conseguir con ello que se acelere el proceso de mezcla o disolución que se mentó antes. Este agitador no aparece “ni en los centros espiritistas”. A este igualmente hay que procurarle un espacio en los diccionarios del español dominicano.

RALLY

“El ministro presbiteriano R. M., mientras participaba en un RALLY en Los Ángeles por los menores que cruzan la frontera. . .”

A  primera vista el vocablo que encabeza esta sección parece estrictamente una voz extranjera. Además, no se presenta como una palabra que se preste a conjeturas y confusiones. Nada de lo anterior está más lejos de la verdad. Se examinará la voz del título con sus “bemoles” para limpiarla de malos entendidos.

La autoridad madrileña de la lengua caracteriza brevemente lo que la voz inglesa significa en lengua española. La tipifica como competición deportiva de resistencia de automóviles y motocicletas que se lleva a cabo fuera de pista y que generalmente se celebra por etapas. Esto se refiere en la mayoría de los casos a terrenos dificultosos, carreteras abiertas y otros caminos, condiciones que ponen a prueba la habilidad de los conductores también.

Otros diccionarios meten en este rally todo tipo de competición deportiva automovilística en relación con la velocidad o el menor tiempo en lograr un recorrido. En deportes se llega hasta a utilizar la voz del inglés para cualquier tipo de carreras.

En español se ha llegado a hispanizar la voz y se la representa “rali” imitando así la pronunciación que tiene en la lengua de origen. Todavía en 1992 no se recogía esta voz en el diccionario oficial de la lengua española.

Hasta aquí todo “anda sobre ruedas”, pues se refiere en principio a automóviles. Ahora bien, si se lee con detenimiento la cita y se añade a la lectura que esta se tomó de una reseña de una reunión en apoyo de los menores que cruzan la frontera entre Estados Unidos y México se verá que el asunto se complica. Aquí el problema se presenta desde las orillas del francés, con una acepción aceptada en inglés.

Este rally se ha combatido en español desde el año 1929, cuando D. Atalo Castañs propuso contra el galicismo ralliement los equivalentes siguientes, “congregación, reunión, asamblea, llamada, convocación”. Se nota de inmediato que la idea que permea todas estas palabras es la de juntarse un grupo de personas. En el caso específico de la cita, pudo escribirse “concentración” (de personas) en apoyo o defensa de los menores que cruzan la frontera.

El rally del inglés cubre con esa palabra los dos significados que se han estudiado en esta sección. El único rally adoptado en español es el deportivo.

POSAR

“Desafortunadamente, algunas organizaciones POSAN como obras benéficas para engañar a las personas generosas, pero dan poco o no dan nada. . .”

Este verbo, como casi todos los vocablos de la lengua ha evolucionado con esta. Esa evolución es un fenómeno normal en la lengua. Las palabras adquieren nuevos significados; pierden otros. El uso, como decía William Safire para la lengua inglesa, es norma loquendi. El uso del pueblo que habla la lengua es el que la rige. En español hay más rigidez que en otras lenguas y, sin embargo, cada vez tiene el uso del hablante mayor influencia sobre las normas, sobre todo en lo concerniente a la semántica.

En su principio el verbo posar servía para significar hospedarse, alojarse, relacionado con las palabras posada, posadera y otras. También era descansar, reposar. Significó, asimismo, morar habitar. Otros significados han permanecido intactos tal las aves, y por extensión algunas aeronaves, asentarse después del vuelo. Entre las significaciones que posee el verbo algunas han perdido vigencia y se utilizan cada vez menos; por ejemplo, hacer una pausa en el trabajo, soltar la carga que se trae a cuestas, aun cuando en algunos países se use todavía.

En la actualidad el verbo posar se emplea para expresar con este la acción suave de “poner”. Este valor ha alcanzado la acción de los ojos con un reforzamiento de la intensidad abstracta de observar o mirar, de donde que se defina esa acción haciéndola “con atención”. Las partículas sólidas que se encontraban suspensas en un líquido si permanecen en el fondo, posan en este y hacen un poso (con ese). Por extensión de este, el polvo que cae con suavidad se posa sobre las cosas o superficies.

Después de ese repaso impuesto por la claridad en la exposición, se llega al punto en que puede centrarse la atención en el tipo de uso que del verbo posar se hace en la cita, pero antes hay que referirse al posar de  permanecer en una postura para que lo retraten, lo pinten o, simplemente para servir de modelo de una pintura o escultura.

El terreno de la idea del verbo está suficientemente abonado para que se introduzca el  último movimiento del verbo posar que corresponde en el uso moderno a ‘adoptar actitudes estudiadas y afectadas’. Esta acepción la registra el Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos. Ya hace un tiempo que este concepto para el verbo se había asentado en lengua francesa, expresado así, “presentarse como, en tanto que”. Una acepción que se observa también en el uso del portugués de Brasil, así como en inglés. Hasta en el criollo haitiano dice poze con el esfuerzo sobre la /e/ no solo para todo lo anterior, sino también para pedir u ordenar en el sentido de ¡tranquilízate!, del dominicano “cógelo con calma/suave”.

Este nuevo uso y, en consecuencia, nueva definición, se corresponde con la “actitud afectada” de la organización para presentarse a guisa de obra benéfica en el texto reproducido. Es parte de una “postura” para “hacer creer”; es parte de una “simulación” para “aparentar falsamente” que se reúnen condiciones que en realidad no se poseen. Es un vil engaño.