Las religiones siguen siendo un método de manipulación de las masas muy poderoso, muchos códigos implantados en nuestro ADN nos hacen comportarnos pasivamente ante la siniestra influencia de quienes dominan a partir de ellos, pero en la sociedad universal encontramos las almas inquietas buscadoras del despertar de sus conciencias, capaces de romper con la programación y conectarse al hilo conductor de sus seres, es por eso que para cada nivel de conciencia del individuo existe una religión, creencia, filosofía o conocimiento superior, que exprese el leguaje de programación correspondiente, dirigido a contener cualquier posibilidad de despertar verdadero en las almas buscadoras de la verdad.

La hora estelar que vivimos más que dirigir nuestras energías a la acción, es dejar de hacer, en vez de luchar, rendirnos, para así  romper con el círculo vicioso que nos mantiene atrapados en la dinámica social que nos han inculcado. Se darán cuenta que la vida espontánea y asumida de manera natural nos irá llevando por los caminos invisibles de nuestras conciencias hacia el descubrimiento de la poderosa energía vital que nos rodea. Nuestra lucha consiste en no alimentar ni de un modo ni de otro lo que existe los métodos de manipulación al que nos tienen sometidos las perversas elites que dominan el mundo desde milenios.

Observarlo todo, arrojar fuera de nosotros mismos todo el conocimiento que ha sido el producto más de la implantación que de la concientización, la sabiduría es una elección de vida que nos distancia del sistema, nunca a través del sistema lograremos transformar la realidad en la que nos encontramos.  El poder es uno y reside en uno, y en nadie más, cuando alcanzamos ese poder con mucha facilidad lo podemos transferir a nuestros congéneres. Estamos viviendo la época exacta para el cambio perfecto, se están cayendo los símbolos controladores de las sociedades, la humanidad ya no es tan ingenua como antes.

La autoridad ya no proviene de la forma en que nos han vendido un hecho cualquiera, exactamente como en los guiones de películas, así son las figuras públicas del mundo, viven un personaje que nada tiene que ver con los que ellos en verdad son. Los más auténticos son los que poseen inclinaciones parecidas al personaje, pero por supuesto para nada son como los venden. Se dejaron vencer por la vanidad, o los programaron en base a traumas y sufrimientos para que siempre respondan cuales autómatas a la orden de su programador, y sirvan a los intereses del sistema.

Inteligencias superiores a la nuestra han desarrollado esta cárcel en la que se ha convertido la humanidad, las fortalezas que se han levantado es para nuestras propias conciencias, la tienen secuestrada en el hastío de la rutina y la sobrevivencia, de la vanidad  y los placeres. Pero la conciencia no puede ser retenida, solo contenida por un breve tiempo, una cárcel de conciencia lo que hace es crear más conciencia de libertad.

La conciencia no obedece a espacios ni tiempos, más la inteligencia que ha creado esta cárcel, sabe que descubriendo el interés de la conciencia por la experimentación logra la suficiente descarga de energía como para sostener todo el sistema holográfico en el que nos encontramos simulando una vida que no es, esa es la característica medular de esta cárcel. Mientras más conciencias mayor descarga de energía aportamos al sistema una vez nos decidimos a jugar en su mundo holográfico atraído por alguna necesidad de expansión de la conciencia en algunas áreas de su interés o desconocimiento. Los programadores manipulan estos intereses que subyacen en nuestras conciencias.