Encontrar la felicidad es un asunto largamente anhelado por los siglos de los siglos. Teniendo en cuenta que nos moriremos, con suerte, sobre los 80 años, aun es un periodo corto que vuela muy rápido.

No tendremos mucho tiempo para encontrarla.

Para ser feliz es menester gozar de entereza, ósea, usted necesitara de un valor que podría alcanzar “cierto” grado de egoísmo.

Para ser feliz, es necesario “forrarnos” de desapegos y distracciones que intenten desviarnos del camino en el que “pensemos” que esta se encuentra.

A veces no es necesario caminar a ninguna parte pues usted decidió quedarse en la mecedora de su casa y morirse ahí, en ese rinconcito en donde deleita su café día por día.

Otras veces pensamos que “debemos” llegar “allá” porque ahí está la felicidad, sin embargo “algo” sucede en el camino que nos forza a desviarnos hacia otra parte y es allí donde la encontramos…

Terminamos haciendo algo totalmente distinto a lo que pensábamos hacer entendiendo de la “relaticidad” de esta.

Existen tantas formas de pensar, tantas mentalidades, tantos deseos, gustos, anhelos que la felicidad no es igual para todos.

Tiene un código extraño, diverso y hasta “místico”.

En ocasiones solemos preguntarnos ¿cómo puede ser feliz con eso? En referencia a algún conocido y sus gustos o hábitos. Solemos meter la cuchara constantemente en la felicidad de “los otros” aun cuando “esa felicidad” no nos afecta ni incumbe en nada.

La relatividad de la felicidad es inclusive un asunto sano para la convivencia de las sociedades. Imagínense que tuviéramos los mismos anhelos y ambiciones, se incrementaría el odio y el desamor.

Hay gente que es feliz haciendo dinero y otros que ni piensan en este. Gente que se levanta feliz y consciente de que tendrá un día más para compartir en el mundo y otros que “serian” felices si amanecieran muertos…

¿Sí! Porque el asunto de la felicidad no es algo que termina con la muerte, de lo contrario como le diríamos a toda esa gente que no hay “paraíso” y si “infierno” …?

Lo bueno de la relaticidad es que usted “puede” escoger como, cuando y donde ser feliz siempre y cuando recuerde que el primer requisito para esto es que usted aprenda a “fluir”.

Comprender este concepto de la “fluisión” (no la busque que tampoco existe) le dará la herramienta más poderosa para alcanzar “su” felicidad.

Cuando usted fluye, usted acepta, permite, está consciente que existen energías y vibraciones “especificas” creadas para usted que lo acompañaran desde antes de su nacimiento y lo soltaran el ultimo día que por aquí ande.

Su relaticidad estará atada a su mente y el modo como esta procese y acepte el proceso de los cambios constantes que nos llegan.

No se trata de que; un día somos empresarios y al otro mendigo en la calle. Sino de que si nos toca ser empresarios y luego mendigos no obviemos cual es la lección a aprender.

La vida es cambio y aprendizaje constante. El darnos cuenta que la felicidad también cambia nos ayudara a diversificar nuestra manera de ser feliz y ser tolerantes ante la felicidad de los otros.

No se puede declarar la felicidad como un decreto, ni “decretarla” como mandato ante el universo. Somos energía y conductores de esta pero también parte de un entramado más complejo al que no podemos alcanzar ni cambiar lo que nos corresponde.

La ecuación es perfecta así no la entendamos. El tiempo será breve. La relaticidad está en todas partes, en todos los momentos, en todos los pensamientos. Solo hay que mirar bien… ¡salud! mínimo caminero